Como otros sectores productivos de la Argentina, la vitivinicultura ha sufrido diversos golpes y el primer semestre del año pasado el consumo interno cayó de manera estrepitosa, pero al final logró salvar la ropa. Sin embargo, en lo que va de 2025 se ha registrado un aumento que ilusiona al sector con expectativas moderadas, en parte porque el costo de vida todavía está alto y el vino suele ser un gusto que muchos dejan de lado. Por otra parte, debido a que los sectores productivos han advertido de las dificultades de costos y la imposibilidad de trasladarlos a precios por la demanda caída.
En este marco, el 2024 cerró con una mejora de un punto en el consumo interno del vino, lo que podría marcar una tendencia para casi el 80% de la industria que comercializa sus productos dentro de Argentina. El último informe mensual que publicó el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) marcó una mejora interanual de los despachos internos del vino de 1,9% entre el tercer mes de este año y el mismo periodo del pasado. En tanto, el acumulado de enero a marzo mostró una mejora de 5,9%, dato importante ya que muestra de manera más amplia la película de este rubro. Además, también hubo un crecimiento intermensual y de febrero a marzo las ventas aumentaron 6,3%.
Tanto en la medición interanual como en la acumulada fue el vino color el que traccionó la demanda en contraposición con la baja del vino blanco. Así, en el lapso del año el primero subió 15,4% y el segundo cayó más de 25%. Entre enero y marzo el tinto se vendió 13,2% más y sin color 10,2% menos. Con relación al tipo de vino que más se adquirió, el informe del INV mostró que los varietales se llevaron la mayor porción del mercado con un crecimiento mayor en todos los lapsos (anual, mensual y acumulado) que los “sin mención varietal”. En línea fue la botella tradicional la que mayor ventaja obtuvo, incluso en detrimento del envase económico como es el tetra brik. Aquí aparece un dato llamativo que es el crecimiento de la damajuana, formato que venía a la baja y que tuvo un repunte de 22,2% interanual y de 8,7% acumulado.
Los motivos de la suba
Sergio Villanueva, gerente del Fondo Vitivinícola Argentino, sumó que en los supermercados -que es por donde se comercializa el 86% del vino dentro de Argentina- el promedio de lo que se vende está por debajo de los $5.000 o $6.000 el litro. Es decir que las botellas de 750 cm3 tienen costos cercanos a los $4.000. Esta situación se replica en los canales a través de almacenes o minimarkets que, sumados a los súper, mueven el 90% del mercado interno. En este marco, Villanueva expresó que el despacho de vino local ha mejorado por diversas circunstancias, pero que el principal tiene que ver con las “prestaciones” que hoy ofrece este producto.
Es decir que es preciso compararlo con sus bebidas competidoras como son la cerveza y las gaseosas. En 2024, el vino se posicionó un poco por encima de estos productos ya que si bien casi no creció en medio de una fuerte baja del poder adquisitivo, tampoco cayó como lo hizo la cerveza. “En los segmentos de mayor volumen, la gente evalúa el rendimiento de lo que compra”, puntualizó el también gerente de la Unión Vitivinícola Argentina. Esto es que mira cuánto le dura una u otra bebida y por el momento el vino ha logrado destacarse. En especial porque hay muchos que lo combinan con soda y así es más rendidor.
Por otro lado, la situación de la economía argentina y el cambio en su estructura socioeconómica obliga a las marcas a pensar productos para todos los segmentos. Aquí el vino tiene una ventaja debido a que cuenta con una diversidad tradicional en precios y calidades. “Todos encuentran una marca para su segmento y hoy tenés un tetra en $1.500 o un vino de $4.000 o $5.000 con muy buenas características”, explicó Villanueva.
Agregó que la bebida nacional hoy está en una buen punto de equilibrio con relación al gusto, el rendimiento, el precio y la diversidad lo que favorece las ventas. El especialista aclaró que habrá que esperar para ver si esta tendencia se mantiene a lo largo del semestre, pero que el vino tiene altas posibilidades de mejorar sus ventas. “Hay un optimismo moderado, pero buenas expectativas de que sea un buen año en este sentido”, precisó Villanueva.