PBG: El Sur y el Gran Mendoza traccionaron la economía

Entre 2009 y 2019 los municipios de ambas regiones empujaron el crecimiento de Mendoza. Qué pasó las zonas que cayeron.

PBG: El Sur y el Gran Mendoza traccionaron la economía
Entre 2009 y 2019 los municipios de ambas regiones empujaron el crecimiento de Mendoza. Qué pasó las zonas que cayeron.

Decir que “Mendoza” crece a un ritmo muy bajo no es una novedad. De hecho, ya hay decenas de propuestas económicas que apuntan a una reconversión de la matriz productiva o al ajuste de algunas variables que permitan a la provincia retomar un ritmo de expansión aceptable.

Lo interesante es analizar cuáles son los “puntos flacos” y qué zonas específicas son las que peor la están pasando. Una lectura detenida de las estadísticas del Producto Bruto Geográfico (PBG) de Mendoza, estudio que mide el tamaño de la economía provincial, permite sacar varias conclusiones determinantes.

Ya hay decenas de propuestas económicas que apuntan a una reconversión de la matriz productiva o al ajuste de algunas variables que permitan a la provincia retomar un ritmo de expansión aceptable.
Ya hay decenas de propuestas económicas que apuntan a una reconversión de la matriz productiva o al ajuste de algunas variables que permitan a la provincia retomar un ritmo de expansión aceptable.

A nivel general, la provincia crece, pero muy poco. Según un informe publicado por la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE), entre 2009 y 2019 el PBG de Mendoza se expandió un 5%, es decir un 0,5% promedio anual.

La cuenta cambia cuando se incorpora 2020, el primer año de pandemia. La crisis económica sin precedentes que se dio como consecuencia del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), provocó una caída de la economía del 7,1% ese año, lo que llevaría el balance de la década a un factor negativo.

Sin embargo, todo indica que en 2021 la tendencia se revirtió. La DEIE aún no publica los resultados del PBG del año pasado, pero hay diferentes variables económicas que confirman que hubo un repunte de la actividad económica local.

En este caso, para respetar en análisis de largo plazo y quitar el “ruido” de lo acontecido a nivel epidemiológico, sirve analizar las estadísticas de lo que ocurría en la provincia hasta antes del inicio de la pandemia. Los referentes de cada zona, explican qué pasó de la llegada del Covid en adelante.

El Gran Mendoza

El Producto Bruto Geográfico representa la suma del valor agregado de todo lo producido en la provincia, pero lo cierto es que no todas las regiones y municipios se comportan igual.

En la última década, el Gran Mendoza tuvo un ritmo de crecimiento mayor al promedio general. De acuerdo con las estadísticas de la DEIE, la zona más poblada tuvo una mejora de su PBG del 7% (0,7% promedio anual). No es un dato menor, teniendo en cuenta que esa región representa el 63% del PBG, pero el 7% en diez años no deja de ser un ritmo de expansión bajo, que no alcanza para cubrir el crecimiento vegetativo de la población.

De acuerdo con el economista Raúl Mercau, la población de Mendoza crece a un ritmo del 1,1% anual. Por tanto, si el PBG evoluciona a un ritmo menor, no se puede hablar del crecimiento real de la economía

Dentro del Gran Mendoza, se encuentran disparidades muy grandes. Guaymallén lideró el repunte, con una mejora de su PBG del 21% en el período analizado. Le siguieron Capital (17%), Las Heras (14%) y Godoy Cruz (2%). Por el contrario, Maipú y Luján de Cuyo vieron achicarse su economía en los diez años analizados, 8% y 4% respectivamente.

¿Qué sectores hicieron las diferencias? Tanto en Guaymallén como en Capital fue clave el rubro “transporte”, que en ambos casos alanzó mejoras superiores al 80%. En el primer municipio mencionado fue esencial también la industria manufacturera, con un crecimiento de punta a punta del 66%.

Pero si analizamos la región del Gran Mendoza en general, las bajas fueron impulsadas por el achicamiento del sector agropecuario y la industria manufacturera, que sufrieron retracciones superiores al 20%.

Adrián Alín, titular de la Cámara Empresaria de Comercio, Industria, Turismo y Servicios de Ciudad (Cecitys), explicó que la pandemia provocó la pérdida de gran parte del “terreno” que se había ganado en los diez años anteriores.

“Perdimos varios puntos de crecimiento y la recuperación económica es lenta, en algunos rubros más que en otros. El sector que más logró mantenerse -por la cantidad de locales abiertos- fue el de la indumentaria. En el otro extremo se encuentran las joyerías y las perfumerías, que sufrieron bajas considerables”, comentó.

De todas formas, el representante de Cecitys recordó que el turismo se está recuperando y está impulsando la reactivación económica de la región. “De acuerdo con lo que indican nuestros consultores, los números están mejorando. Son alentadores los estudios realizados por el observatorio de desarrollo comercial”, comentó Alín.

Enrique Fernández, presidente de la Cámara de Maipú, describió un escenario diferente para su departamento. “La realidad que se ve en la economía diaria de Maipú es un desplazamiento de la zona productiva. Se han eliminado cientos de hectáreas productivas para la construcción de barrios privados. En la zona contigua de Maipú con Luján está pasando mucho y eso ha condicionado la caída de la actividad en general”, declaró.

“Además, la crisis de los sectores vitivinícola y frutícola, debido al estancamiento de la economía a partir de 2010, generó una situación de escasez de inversiones por parte de los pequeños productores”, se agregó.

En contraparte, Fernández destacó que ha crecido mucho el comercio del departamento maipucino. “Si uno mira la parte estrictamente comercial, se encuentra que Maipú ha crecido, pero lamentablemente las zonas rurales no han logrado sumarse a ese crecimiento”, sostuvo.

Por último, comentó que la pandemia afectó mucho a la economía departamental y reconoció que la recuperación es lenta. “Las actividades que estuvieron cerradas sufrieron un gran deterioro. Muchos comercios tuvieron que cerrar definitivamente y otros se endeudaron mucho para sobrepasar la crisis”, observó.

El sur provincial

La segunda región en importancia para la economía provincial es el Sur, que hoy aporta casi $ 19 de cada $ 100 que genera Mendoza. Se trata de la zona que, en conjunto, logró mejores resultados entre 2009 y 2019 (14% de crecimiento).

La mayor parte de la mejora se dio en San Rafael, que experimentó un crecimiento de su Producto Bruto Geográfico del 24% en la década analizada. Su repunte se concentró principalmente en la industria manufacturera, que tuvo una fuerte expansión del 133%.

Fue menor el crecimiento registrado en General Alvear (13%) y mucho más bajo el de Malargüe, pero en todos los casos el resultado fue positivo.

No obstante, Jorge Noguerol, presidente de la Cámara de General Alvear, comentó que la realidad del Sur ha cambiado para mejor en algunos aspectos. En su departamento, por ejemplo, sostuvo que “la ganadería ha tenido un crecimiento importante, aunque otras actividades, como la agricultura o el comercio, se fueron estancando o decreciendo.

“En 2009 veníamos de tres años importantes de crecimiento de la mano de la ciruela y la pera. Hoy, los montes de peras casi se han erradicado y se han remplazado por otros cultivos que tienen mejor precio”, detalló.

Respecto del impacto de la pandemia en la actividad económica de la región, destacó la situación particular del comercio, que no se vio particularmente afectado por las restricciones en ese departamento. Eso, aseguró, permitió una reactivación relativamente rápida.

Noguerol explicó además que el turismo, en los últimos tres años, ha tenido un importante desarrollo en General Alvear. “Antes recibíamos turistas de paso y ahora ha crecido la oferta del turismo de evento, como el que llega por la Fiesta de la Ganadería. Cada vez hay más servicios y propuestas para atender a los visitantes”, puntualizó.

También compartió su mirada Nicolás Martínez, presidente de la Cámara de San Rafael, quien destacó que el crecimiento del PBG en el Sur y principalmente en su departamento, fue impulsado por el turismo y la ganadería.

“También tuvimos cierta reconversión agropecuaria. El aumento de la superficie destinada a los forrajes o los cultivos no tradicionales han otorgado a la actividad un cierto dinamismo”, sostuvo.

Martínez agregó que la construcción y otros servicios relacionados al turismo también han tenido un crecimiento, pero reconoció que la industria no ha crecido y el comercio está bastante estancado.

En relación a la pandemia y sus consecuencias, el presidente de la Cámara sanrafaelina señaló que el aislamiento pegó duro en muchos sectores y advirtió que incluso en la actualidad hay actividades que recién han comenzado a tener su recuperación. “No estamos ajenos a la media de todo el país y la macroeconomía sigue complicando el desarrollo de la mayoría de las actividades. Hasta que no tengamos una macro favorable, vamos a estar atados a los mismos problemas de la provincia y el país”, puntualizó Martínez.

La zona Este

Dos de los tres departamentos del este mendocino explican por qué el PBG de Mendoza crece a un ritmo tan lento. Se trata de Rivadavia y Junín, que sufrieron caídas internas del 24% y 30% respectivamente. En ambos casos la retracción fue impulsada por el sector agropecuario -cayó un 28% promedio entre ambos departamentos- y la industria manufacturera, que se contrajo un 79% en esa zona.

La región en su totalidad sufrió una dura caída del 10% en la década analizada (el peor resultado de la provincia). La excepción de la zona Este fue San Martín, que logró una expansión económica del 7% entre 2009 y 2019.

Graciela Funes, vicepresidente de la Cámara Comercial, Industrial y Agrícola de San Martín, contó que la industria -con la vitivinicultura a la cabeza- ha tenido un rol preponderante en los últimos diez años para sostener el balance positivo de ese departamento. “En otros sectores, como el comercio, no hubo una explosión entre 2009 y 2020″, reconoció.

“El área industrial y el sector vitivinícola en particular son los principales impulsores del crecimiento. Existen otras ramas de la agroindustria, como frutos secos y secaderos, pero no tienen el mismo peso económico”, insistió. Por otro lado, apuntó que durante la actual gestión municipal se ha dado mayor preponderancia al turismo.

Valle de Uco

La cuarta región en importancia para el PBG provincial es el Valle de Uco. El resultado de la década también fue negativo (5% de retracción), pero mirando hacia el interior se encuentra que la caída se concentró exclusivamente en San Carlos.

El PBG del territorio sancarlino se redujo 29%. El departamento sufrió bajas en el agro (-49%), en minas y canteras (-49%), en el rubro de “electricidad, gas y agua” (-38%) y construcción (-19%).

Fue muy diferente el caso de Tunuyán y Tupungato, que lograron un crecimiento económico del 11%y 13% respectivamente.

Sin embargo, los tres departamentos de la región tienen como punto común que en todos se contrajo el sector agropecuario (-32% promedio en la región).

Diego Stortini, presidente de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán, explicó que tanto el departamento que representa como Tupungato fueron claramente impactados de manera directa por el desarrollo vitivinícola desde un principio. “Luego se sumaron el turístico y las inversiones nacionales y extranjeras en materia de agroindustria”, recordó.

De acuerdo con su análisis, el crecimiento fue dado mayormente por la actividad vitivinícola, seguida por algunos nichos, como frutos secos, nueces, almendros y cerezas.

“San Carlos, en cambio, tardó más en recibir el derrame del crecimiento económico y, cuando lo hizo, se encontró con condiciones más complejas que resolver, que derivan de la amplitud de su territorio y una retrasada tasa de inversión en infraestructura para acceso a tierras productivas, con agua, caminos y energía eléctrica”, comentó Stortini.

“Tunuyán y Tupungato, mantienen altos déficit de infraestructura, pero aún así se encuentran en una situación más competitiva que San Carlos”, insistió.

Así mismo, Diego Stortini analizó el desarrollo de Mendoza en su totalidad y celebró el desempeño del sector vitivinícola en particular que, de acuerdo con su lectura, ha marcado un horizonte de cómo se debe trazar la estrategia de desarrollo para una economía regional. Sin embargo, advirtió que no ha existido una planificación de economías regionales para Mendoza en otros sectores, como la fruticultura, la horticultura, la apicultura y la ganadería, entre otros.

“Los consecutivos gobiernos han propuesto pequeños estímulos pero, para que una economía regional se desarrolle, se requiere un proyecto mucho más profundo. Se necesita un compendio de normas y leyes, y una visión política que marque un sendero de mediano y largo plazo para las actividades que se definan como estratégicas”, remarcó.

En relación a la pandemia, alertó que el denominado “efecto rebote” de la economía no se ha terminado de consolidar en la economía formal, con empleos registrados y negocios que se piensen en el mediano y largo plazo. “La pandemia dejó el reflejo de que vivimos en un mundo con mayor incertidumbre. Esto se agrava por las negativas señales que da la política al sector privado, manteniendo altas restricciones y costos laborales elevados, con una fuerte carga tributaria y tasas de inflación descomunales”, lamentó.

El Noreste

También el Noreste de Mendoza, la quinta región en importancia para el PBG, tuvo comportamientos dispares. Mientras La Paz (+4%) y Lavalle (+13%) crecieron, el departamento de Santa Rosa sufrió una retracción del 13%.

El punto más alto de la región fue la industria manufacturera lavallina, que logró una expansión del 160% entre 2009 y 2019. Como dato negativo, se destaca una vez más la baja del sector agropecuario (se contrajo 22% en la región) y la caída en construcción (-68%).

Luis Zoppis, presidente de la Cámara de Santa Rosa, explicó que la caída del PBG en este departamento es a consecuencia de las condiciones climáticas y de la sequía, siendo la vitivinicultura y la fruticultura las actividades más afectadas.

“De 2009 a 2019, Santa Rosa tuvo una decadencia muy grande del cultivo de durazno, y actualmente el monte tiende desaparecer. Ha caído mucho la producción de la zona”, subrayó Zoppis.

La ganadería se desarrolla a campo abierto, razón por la cual no existe un patrón para hacer una medición precisa, pero Zoppis aseguró que toda la zona está afectada por la falta de agua de riego y la falta de lluvias”.

“Las cuestiones climáticas han incidido a lo largo y a lo ancho del departamento. Las heladas tardías tienen usualmente mucha incidencia, afectando a los productores agrícolas y el volumen de su trabajo”, comentó.

Haciendo referencia a las demás actividades, Zoppis explicó que el comercio en la región evoluciona favorablemente. “No tiene un evolución brillante, pero sí este progreso paulatino y sostenido”, afirmó.

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