Carlos Oliva Funes, ex dueño del frigorífico Swift y protagonista central del escándalo de corrupción conocido como Swiftgate, murió el pasado 15 de mayo en Nueva York a los 82 años. Su fallecimiento fue confirmado por su entorno y generó una fuerte repercusión en el sector agroindustrial argentino, donde dejó una huella profunda como empresario y denunciante de prácticas irregulares durante la década del 90.
Nacido en Córdoba el 24 de enero de 1943, Oliva Funes se graduó como licenciado en Administración de Empresas en la Universidad Católica de esa provincia. Desde joven se radicó en Buenos Aires, donde inició su carrera en el rubro frigorífico junto a su cuñado y socio Rodolfo Costantini.
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Figura clave de la industria cárnica, denunció un escándalo del menemismo y reveló datos inéditos en un libro sobre empresarios y funcionarios.
La Nación
De Swift al escándalo
Su momento de mayor notoriedad llegó en 1977, cuando integró el grupo que ganó la licitación de Swift-Armour. Poco después, la empresa fue adquirida por la multinacional estadounidense Campbell Soup, que lo designó como CEO en Argentina. Desde ese cargo, lideró una modernización integral de las plantas y posicionó al frigorífico como un actor clave en el comercio exterior de carne.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín, gestionó una millonaria inversión en la planta de Rosario a través de bonos de deuda pública. El proyecto, de 80 millones de dólares, fue aprobado. Sin embargo, un último paso técnico quedó trabado con el cambio de administración: la importación exenta de impuestos de una máquina carton freeze, valuada en 700 mil dólares, necesaria para exportar carne a Estados Unidos.
En su libro Un disparo en la oscuridad. Pecados de la carne en la Argentina —publicado en 2025 por editorial Galerna—, Oliva Funes detalló cómo ese trámite derivó en presiones indebidas de funcionarios del entonces presidente Carlos Menem. “Nunca pedimos un peso al Estado para ampliar la planta”, escribió.
El empresario relató que el secretario Legal y Técnico, Raúl Granillo Ocampo, lo citó apenas asumió Menem. Luego lo reunieron directamente con el propio presidente, su cuñado Emir Yoma y el secretario privado Ramón Hernández. “Nos sugirieron que resolviéramos el tema ‘con una colaboración’”, insinuó el empresario. La embajada de Estados Unidos, enterada de la situación, presentó una queja formal por lo que consideró una “solicitud de aportes económicos”.
Ese episodio derivó en el escándalo conocido como Swiftgate, que provocó la renuncia de Emir Yoma y del ministro de Economía Antonio Erman González. La crisis política que se generó fue uno de los factores que aceleró la llegada de Domingo Cavallo al gabinete y el anuncio de la convertibilidad, el 1° de marzo de 1991.
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Durante el gobierno de Raúl Alfonsín, gestionó una millonaria inversión en la planta de Rosario a través de bonos de deuda pública. En su libro, Oliva Funes detalló cómo ese trámite derivó en presiones indebidas de funcionarios del entonces presidente Carlos Menem.
“Guillermo Moreno fue uno de los disparadores para irme”
En su libro, Oliva Funes también denunció prácticas de discrecionalidad en la asignación de la cuota Hilton, destinada a exportar carne premium a Europa. “Era un kiosco”, describió con crudeza, aunque sin abundar en detalles.
En 2006, durante el gobierno de Néstor Kirchner, volvió a recibir señales de intervención estatal. “Me llamó Julio De Vido para decirme que Guillermo Moreno me iba a contactar por la política de la carne”, contó en sus memorias. Fue un punto de inflexión. “Hubo muchos disparadores para irme de la Argentina. Guillermo Moreno fue uno”, escribió sin rodeos.
Una vida marcada por tragedias y negocios
Oliva Funes también compartió en su obra pasajes íntimos. Relató el asesinato de su primera esposa durante la dictadura militar en 1976 y cómo logró salvar a su hija mayor en aquella tragedia. “Ese hecho marcó mi vida para siempre”, expresó.
En 2005 vendió todas sus plantas frigoríficas al grupo brasileño Friboi, hoy JBS. Siguió vinculado un tiempo a la firma y ocupó un cargo en su directorio. También fundó el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC), que presidió durante años y que unificó a las principales cámaras del sector.
Más tarde, volvió a asociarse con Rodolfo Costantini en el Frigorífico Rioplatense, desde donde se mantuvo activo aunque alejado del protagonismo público. Se instaló en Casa de Campo, República Dominicana, donde compartía momentos con figuras como Bill Clinton, Mike Bloomberg y Mauricio Macri.
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En 2006, durante el gobierno de Néstor Kirchner, volvió a recibir señales de intervención estatal.
Despedidas y legado
El Frigorífico Rioplatense emitió un comunicado oficial:“El directorio de Frigorífico Rioplatense lamenta la pérdida de su exdirector, acompaña a toda su familia con mucho cariño, rogando una oración en su memoria”.
Su amigo y socio Rodolfo Costantini también lo recordó:“Despido a mi entrañable amigo de toda la vida Carlos con mucho pesar y, junto a Verónica Zuberbühler e hijos, acompañamos a toda su familia con mucho cariño”.
A su vez, sus hermanos expresaron su despedida:“Tus hermanos Doris, Adriana y Julio, Gustavo e Inés y tu hermano socio Rodolfo, junto con todos tus sobrinos, te despedimos con mucho cariño, recordando todos los lindos momentos compartidos”.
Carlos Oliva Funes deja un legado marcado por el coraje de denunciar irregularidades desde el corazón del poder económico, la innovación en la industria frigorífica y una vida atravesada por tragedias personales y decisiones empresariales determinantes.