Diana Mondino: “Si no cambia nada, se va a duplicar la cantidad de pesos en Argentina”

La economista mostró preocupación por la tasa que paga el Banco Central por las Leliqs y sus inevitables consecuencias. Aseguró que los precios no desacelerarán, al menos de forma significativa.

Después de que, en dos paneles, funcionarios del gobierno provincial, representantes de distintos sectores productivos y economistas abordaran la historia, presente y potencial futuro de la matriz productiva de Mendoza, Diana Mondino tuvo a su cargo el cierre del segundo encuentro del Ciclo Pilares para un Desarrollo Sustentable de la Región, organizado por Los Andes. Y le tocó la tarea de analizar “Política y economía en la Argentina 2023. Cómo crecer en un año complejo”.

La economista y docente de Ucema planteó que en 2023 va a haber una situación muy particular, ya que habrá sectores, y empresas dentro de ellos, que van a tener muy buen desempeño, mientras otros van a resultar bastante castigados. Por eso, anticipó que habrá crecimiento, pero será asimétrico, producto de restricciones muy serias en la economía, que afectan en forma despareja a distintos sectores.

Una de las principales restricciones, indicó, se debe a que no hay dólares en Argentina y que se parte del concepto de que los exportadores, en lugar de poder venderlos al precio que quieran a quien puedan, deben entregarlos al Estado, que después decide quién los puede tener.

Quien exporta, añadió, no sólo está obligado a traer al país las divisas por sus ventas en el exterior, sino que debe dárselas al Banco Central, al precio que la entidad fija y se le aplican impuestos importantes (retenciones), que en algunos casos dificultan las operaciones. Mondino acotó que incluso en aquellos sectores que tienen reintegros a la exportación, por el tipo de cambio oficial, se les hace difícil exportar.

Esos dólares, continuó, el Estado los utiliza con distintos fines, pero sobre todo para asignarlos a los importadores. El problema es que no hay suficientes para todos, porque, así como el precio que se le paga al exportador es muy bajo, también lo es para el importador, que intenta traer la mayor cantidad de mercaderías. Y de ahí la necesidad de implementar restricciones muy fuertes.

La economista sumó que, en el presupuesto 2023, hay proyecciones de crecimiento, de inflación y de devaluación, y el Gobierno ha planteado que espera que el tipo de cambio oficial alcance los $270 a fin de año. Esto, en su opinión, va a generar una dificultad aún mayor, ya que el exportador que hoy debe liquidar a un precio de alrededor de $160 intentará, si sus finanzas lo permiten y la mercadería no es perecedera, esperar para cobrar más. Y el importador preferirá importar ya, con un precio menor.

Entonces, en lugar de que las exportaciones tengan un empujón para poder crecer lo más rápido posible, están limitadas. Mondino señaló que el factor que puede controlar este proceso es la inflación, porque tal vez cobrar $270 dentro de un año no compense la inflación, además de los costos de demorar las operaciones.

Las consecuencias

Esta situación, planteó, va a generar que algunos sectores, o más bien empresas dentro de esos sectores, resulten beneficiados y puedan acceder a divisas, que les permitirán seguir produciendo. Y quienes no, tal vez se beneficien porque puedan cobrar un precio más alto ante este panorama. De ahí que el crecimiento vaya a ser asimétrico.

La economista Diana Mondino en el ciclo Pilares sobre matriz productiva (Ignacio Blanco / Los Andes)
La economista Diana Mondino en el ciclo Pilares sobre matriz productiva (Ignacio Blanco / Los Andes)

Por lo tanto, consideró que no van a crecer necesariamente las empresas más creativas e innovadoras, por la capacidad que tengan, sino aquellas que se vean favorecidas por este contexto de restricciones para controlar el tipo de cambio. Y estas podrán llegar a tener muy buena rentabilidad, acotó.

El problema inflacionario

Otro tema, analizó, que hace a esta asimetría es que, cada vez que un exportador entrega sus dólares al Banco Central, éste se ve obligado a emitir más pesos; lo que también sucede para financiar el déficit del Estado. De esta manera, hay más dinero y, por la alta inflación, las empresas y las personas tratan de deshacerse de ese dinero lo antes posible. Y si bien hay familias que están en una situación precaria y deben destinar todos los pesos a las necesidades básicas, las que están en una situación financiera más holgada, como también las empresas, pueden ahorrar y comprar bienes durables; lo que también es asimétrico.

Con respecto a la inflación, Mondino comentó que se atreve a asegurar que no va a desacelerar y que, en caso de que hubiera un descenso, será muy leve. Esto, porque no existe ninguna política que apunte a las causas que son la mayor emisión sin producción, por lo que los pesos se destinan a comprar bienes a precios más altos.

Pero, además, advirtió que, en Argentina, hay un déficit cuasi fiscal, que está conformado por la deuda del Banco Central en Leliq o letras de liquidez, que la entidad entrega para sacar de circulación los pesos y evitar que los precios suban ante una mayor demanda de bienes sin suficiente producción. Sin embargo, debe pagar intereses y hoy la tasa está por encima del 100%.

Esto implica que, si todo sigue igual, por cada peso que absorba con este instrumento deberá devolver dos. Es decir que, si no cambia nada, se va a duplicar la cantidad de pesos. Esto, cuando las Leliq equivalen a dos veces la base monetaria (la cantidad de dinero en la Argentina). De ahí que la tasa de interés promedio para la totalidad del dinero en la economía sea, con un cálculo laxo, del 66%. “Por lo tanto, ya sabemos que va a haber ese nivel de emisión y probablemente por eso, se prevé que la inflación en el presupuesto sea del orden del 60%. Es devastadora para la sociedad una inflación del 60%”, lanzó.

Para cerrar con un aporte positivo, la economista indicó que los panelistas lo brindaron al mencionar las expectativas que tienen cada uno de los sectores. Y, en este sentido, consideró fundamental liberar las fuerzas productivas para que puedan producir más. Esto, más allá de que puedan o no cambiar las variables macroeconómicas, reduciendo las dificultades para iniciar el proceso, las autorizaciones, el marco regulatorio. “Tenemos la obligación de explicar que solamente trabajando se puede crecer”, concluyó.

Pero también, respondiendo a una pregunta del público, detalló que, con el dólar soja, se anticiparon ventas por U$S 8 mil millones y que, por lo tanto, se adelantaron retenciones del 33%, es decir, por unos U$S 2.500 millones. Y en lugar de dedicarlos a las obras que se suspendieron hace un mes, se destinó una parte a entregar un bono a quienes no trabajan. Si esas van a ser las medidas en un año eleccionario, reconoció, se hace más difícil creer en todo lo planteado en los paneles.

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