Boca Juniors cayó 2-1 ante Atlético Tucumán y quedó eliminado de la Copa Argentina. Russo y Riquelme enfrentan una nueva tormenta.
Boca y Atlético Tucumán disputaron un partido de "vuelo bajo", sin ideas y con pocas situaciones.
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Gentileza Inexplicable lo de Russo, inentendible lo de Boca. Fue otra noche para el olvido, de esas que, en muchos casos, sacan técnicos. Porque la derrota xeneize, 2-1, vs. Atlético Tucumán, no tuvo un solo detalle positivo para rescatar. Ni la presencia de Leandro Paredes y Edinson Cavani entre los titulares. Todo fue caos. Y adiós Copa Argentina.
El encuentro inició con lo previsible: Boca siendo dueño de la posesión a partir del sentido de circulación que le da Leandro Paredes. El "5" le dio buenas intenciones al movimiento ofensivo del equipo en su debut ante Unión y anoche no fue la excepción. Todo giró en torno a lo que él puede ofrecer. Mientras, Atlético Tucumán eligió replegar sus lineas, defender más cerca de Mansilla y buscar la velocidad de sus puntas para sorprender.
A tal punto llegó el pésimo rendimiento (colectivo e individual) de Boca, que apenas Atlético Tucumán se animó, generó incertidumbre en las inmediaciones de Marchesín. Las discusiones entre los propios jugadores xeneizes expusieron el flojo trabajo sobre el campo de juego. Mientras, Paredes sintió el rigor del fútbol argentino.
El encuentro no tuvo grandes emociones en la primera mitad. Todo fue disputa. Los tucumanos defendieron con mucho orden y compromiso, mientras que Boca apeló a mover el balón de lado a lado, aunque sin profundidad ni ideas para romper el cerco defensivo viral. El juego fue aburrido y sin ocasiones de riesgo sobre las vallas. La desidia de uno y la falta de ideas del otro hicieron prever una noche para el olvido.
Sobre el cierre de la etapa, Boca generó algunas chances: en la primera, Merentiel probó de lejos, Mansilla no pudo controlar y Cavani perdió en el rebote con el arquero tucumano; y en la última, Braida quedó de cara al arco y remató por encima del travesaño.
Para el complemento, algo cambió en los vestuarios. El que salió decidido fue Atlético Tucumán y Boca perdió el balón. En menos de cinco minutos, el Decano le puso los pelos de punta a los hinchas xeneizes en un puñado de ocasiones.
Con el correr de los minutos, el Xeneize recuperó la tenencia, pero de ningún modo se tradujo en alguna ocasión que pudiera levantar a los hinchas de su asiento. A esa altura, las preguntas sobre la presencia de Fabra en cancha, las bajísimas respuestas que ofrecía Cavani y el bajo nivel colectivo incendiaban las redes sociales.
Y si el empate indignaba los corazones azul y oro, la apertura del marcador en favor del Decano provocó un cisma. Un córner al área no pudo ser despejado por la defensa xeneize y Ferreyra empujó a la red.
Sin embargo, había más: un perfecto contragolpe tucumano le permitió a Bajamich aumentar la cuenta en favor del Decano y dejar la historia prácticamente sentenciada. A 15' del final, Boca Juniors no mostraba respuestas ni reacción. Ni siquiera un centro atrás de Aguirre pudo ser bien finalizado por Cavani. Todo a pedir del Decano.
Los minutos finales se consumieron con un Boca chocando una y otra vez contra su impericia para torcer el destino. Cavani llegó para descontar en el segundo final, pero Atlético Tucumán ya había hecho los deberes y eliminó al Xeneize de la competencia, dejándolo sin respuestas y con un nuevo frente de tormenta por delante.