El curioso y divertido toc de Majo Perez Comalini en el estudio de Cada Día

La conductora de Cada Día tiene un ritual que practica todos los días al terminar el programa y antes de salir del estudio.

Majo Pérez Comalini
Majo Pérez Comalini

Majo Pérez Comalini se ha consolidado como una de las figuras más importantes de la televisión local. Su paso por Cada Día viene dejando huella. Dueña de una personalidad fresca, fuerte y sumamente agradable, verla todas las mañanas en Cada Día, por Canal 9 Televida, es realmente un placer.

Majo  Pérez Comalini en Cada Día
Majo Pérez Comalini en Cada Día

Pero detrás de cada estrella hay algunos secretitos y Majo los tiene. Así, espléndida como la vemos, suele ser bastante desbaratada. Según pudimos saber, la conductora llega al estudio casi corriendo y cargada de bártulos. Se cambia, sale al aire y hace lo que mejor sabe hacer. Entretiene, divierte e informa. Su guión es casi una obra de arte, llena de garabatos, con información que busca sobre las notas del día. No deja nada librado al azar.

Su energía sube y baja de acuerdo al tema que se toca. De una sonrisa inmensa es capaz de pasar a una seriedad absoluta en cuestión de segundos. Tiene la capacidad de llamar la atención de los televidentes con un pequeño salto en el volumen de su voz. Rompe climas y atrae.

Deja todo en el programa. La dupla Coco Gras - Majo Pérez Comalini copan la pantalla de Mendoza y son el magazine de la mañana más visto de la televisión local. Hay trabajo, complicidad y profesionalismo.

Majo Pérez Comalini en Cada Día
Majo Pérez Comalini en Cada Día

Pero como dijimos, toda estrella tiene un secretito y el de Majo es un curioso y gracioso toc que tiene al salir del estudio. ¿Qué hace? Una vez que termina el programa y cargada con sus bartulos, los mismo con los que llegó, hace una recorrida por la escenografía repitiendo “piki piki piki” asegurándose que no se olvida de nada. Todos los días, religiosamente.

Majo Pérez Comalini en Cada Día
Majo Pérez Comalini en Cada Día

El “piki piki” viene acompañado con un dedo señalando el lugar hacia donde se dirige y ya está institucionalizado. Si no se hace el “piki piki”, alguien del equipo se lo recuerda. Casi como un rito o una cábala, Majo siempre saca una sonrisa con su piki piki.

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