Las mujeres de Domingo Faustino Sarmiento

El amor y las pasiones de Sarmiento, un hombre de contradicciones, marcaron su vida y su legado. Las mujeres que cruzaron su camino y lo definieron.

Domingo Faustino Sarmiento, una de las figuras más complejas de la historia argentina, no solo luchó por la educación y la modernización del país, sino que su vida estuvo profundamente influenciada por las mujeres que cruzaron su camino. Desde su juventud en Chile hasta sus últimos años, Sarmiento vivió rodeado de pasiones, contradicciones y desafíos sentimentales.

Las mujeres en su vida no solo fueron sus amores, sino también sus aliadas y, en algunos casos, sus mayores dificultades. A través de las relaciones que sostuvo, podemos ver a un hombre que, a pesar de ser admirado como prócer, fue también un hombre profundamente humano, marcado por el amor, el desamor y la responsabilidad.

María Jesús del Canto: la paternidad inesperada para Domingo Faustino Sarmiento

En Chile, cuando Sarmiento tenía alrededor de 19 años, vivió uno de sus primeros romances con María Jesús del Canto, una de sus alumnas de 17 años. De esta relación nació Faustina, a quien Sarmiento reconoció como su hija, aunque las circunstancias fueron complicadas desde el principio. La familia de María Jesús, de origen más acomodado, rechazó a Sarmiento, lo que lo obligó a asumir la paternidad en solitario, evitando que la niña terminara en un orfanato. Decidió hacerse cargo de la pequeña, enviándola a vivir con su abuela en San Juan. Faustina, a pesar de esta primera separación, fue criada por Sarmiento con la responsabilidad y amor. Este hecho marca a Sarmiento como uno de los pocos hombres de su época que asumió de manera plena y solitaria la paternidad de una hija fuera del matrimonio.

Benita Martínez Pastoriza: El amor complicado y los celos

Años más tarde, durante su segundo exilio en Chile, Sarmiento conoció a Benita Martínez Pastoriza, una mujer de gran belleza e inteligencia, que estaba casada con un hombre mucho mayor que ella. Cuando enviudó en 1848, Benita y Sarmiento se casaron. Se cree que el pequeño Dominguito fue hijo natural de Sarmiento, aunque nació durante el primer matrimonio de Benita. Se trataba de una mujer profundamente celosa, que se convirtió en otra de las figuras importantes en la vida de Sarmiento, pero también en una de las más conflictivas. El sanjuanino, a pesar de su amor por ella, no evitó las infidelidades, lo que alimentó los celos de Benita, quien vivió su relación con una mezcla de amor y sufrimiento. En 1861, el matrimonio se rompió definitivamente después de que Benita encontrara que Sarmiento había tenido otra amante. La separación fue dolorosa y marcó un final para una relación que, a pesar de la pasión, estuvo marcada por la falta de confianza y la deslealtad.

Aurelia Vélez: El amor definitivo y la pasión madura

La causa del fin de la relación con Benita tenía nombre: Aurelia Vélez Sarsfield. Hija del autor del Código Civil. Sarmiento vivió una intensa relación con ella, siendo la mujer que capturó su corazón de manera definitiva. Se conocieron cuando ella era una niña, pero fue en su juventud cuando ambos se reencontraron y su amor nació. Aurelia era fuerte, independiente y decidida, cualidades que conquistaron profundamente a Sarmiento. La relación entre ambos fue apasionada, pero también marcada por los altibajos. Ambos compartían una intensa conexión intelectual y emocional que se reflejó en sus cartas. En sus últimos años, Sarmiento le escribió a Aurelia: “Mi vida futura está basada exclusivamente sobre tu solemne promesa de amarme y pertenecerme”. La pasión entre ellos fue tan poderosa que, a pesar de las dificultades, siempre se volvieron a encontrar. Fue la única mujer que logró desvelar el alma de Sarmiento, tal como él mismo reconoció en sus cartas, y fue por ella por quien clamó en sus últimos momentos.

La mujer que construyó su destino

A lo largo de su vida, Sarmiento estuvo rodeado de mujeres poderosas, inteligentes y desafiantes. Aunque su figura ha sido a menudo inmortalizada como la de un hombre que luchó solo por su país, lo cierto es que su vida estuvo intrínsecamente ligada a la presencia femenina. Sarmiento siempre creyó que “el grado de civilización de un pueblo puede juzgarse por la posición social de las mujeres”, una declaración que, aunque parezca evidente, refleja su profundo respeto por el rol que éstas jugaron en su vida. No solo sus amantes y esposas, sino también su madre, sus hermanas y su hija Faustina, tuvieron un impacto significativo en la construcción de su destino.

Sarmiento no solo luchó por la educación de su país, sino que en su vida personal, asumió el reto de ser un padre soltero ante la sociedad, lo que lo convertía en una figura singular para su época. La influencia de estas mujeres, especialmente la de Aurelia Vélez, quien lo entendió y lo apoyó en sus momentos más difíciles, fue fundamental para su evolución tanto como hombre como líder. La vida de Sarmiento, marcada por sus relaciones sentimentales, muestra la complejidad de su ser: un hombre de pasiones desbordadas, pero también de convicciones profundas sobre la educación y la igualdad.

LAS MAS LEIDAS