Javier Ozollo y su libro sobre el cine en Mendoza: "Los empresarios que hicieron Film Andes fueron muy audaces"
Film Andes fue una rareza en la historia cultural mendocina: un estudio cinematográfico que, entre 1946 y 1956, produjo 16 películas impulsadas por empresarios vitivinícolas. Ahora, el sociólogo rescata esa experiencia pionera en su libro Film Andes, la Hollywood argentina, publicado por la Ediunc. Se presenta este martes en el hall de diario Los Andes.
Javier Ozollo, el sociólogo autor del libro Film Andes, la Hollywood argentina. Una historia del cine en Mendoza (1899-1960), de Ediunc.
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Portada del libro Film Andes, la Hollywood argentina. Una historia del cine en Mendoza (1899-1960), de Javier Ozollo (Ediunc).
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Javier Ozollo. Autor de un libro sobre cine en Mendoza.
Si hay un capítulo especial, un momento a la vez extraño y brillante en la historia cultural de Mendoza, ese momento es el que corresponde a la fundación en nuestra provincia de un estudio cinematográfico. Que, para subrayar aun más las comparaciones que hablan de que la nuestra es la California del Sur, haya existido aquí la empresa (en todo el sentido de esa polisémica palabra) como Film Andes resulta una verdadera anomalía. Rareza tal, que, sin embargo, produjo —entre 1947 y 1957— 17 películas, muchas de ellas rodadas en nuestro territorio, y entre esas, en gran medida, con la utilización de los decorados y la tecnología de punta, disponible en el lugar de funcionamiento de ese estudio: las inmediaciones del Puente Olive.
Pero lo que suena tan increíble como la existencia de ese “Hollywood mendocino” es la falta de literatura que refleje su paso, que relate las particularidades que llevaron a que en esta provincia —lejana a la metrópoli cinematográfica del país (Buenos Aires)— un grupo de empresarios bodegueros apostara por el séptimo arte.
Y es que, fuera de la gran atención que le prestó el periodismo de su época, especialmente Los Andes, los estudios de Film Andes no han sido objeto de investigaciones ni libros resonantes. Para saldar esa deuda de escasez bibliográfica, que involucra también a la historia del cine en Mendoza en general, llega ahora el libroFilm Andes, la Hollywood argentina, escrito por Javier Ozollo y publicado por la Colección Artes y partes de la Ediunc (editorial de la UNCuyo).
El libro, ya de consulta imprescindible, será presentado este martes 4 de noviembre, a las 18, en el hall del diario Los Andes (San Martín 1049, Ciudad), como parte del ciclo Los Andes Casa Histórica. Allí, junto al propio autor del libro, estarán Marcelo Ortega (presidente del clúster Filmandes) y Sergio Sánchez (director del Museo Interactivo Audiovisual). La presentación será acompañada por los vinos de Lamadrid Estate Wines. La entrada es gratuita, aunque los cupos son limitados.
Antes de esa presentación, Javier Ozollo (sociólogo y doctor en Ciencias Sociales; docente e investigador) cuenta en esta charla cómo se gestó, largamente, el libro. Cuenta, además, la importancia que tuvo el archivo de Los Andes para su investigación y reveló todo lo que llevó a la creación, al desarrollo de Film Andes.
Javier Ozollo y Film Andes
Portada del libro Film Andes, la Hollywood argentina. Una historia del cine en Mendoza (1899-1960), de Javier Ozollo (Ediunc).
—Me gustaría empezar preguntándote por qué hay tan pocos libros sobre Film Andes, teniendo en cuenta la increíble particularidad de su existencia.
—Es una buena pregunta. Quizá tenga que ver con que los mendocinos que participaron de Film Andes la tomaron como una empresa económica y no tanto como una empresa cinematográfica. Como si alguien se pusiera una empresa de lavarropas. Se invirtió en cine porque en ese momento era lo que daba plata. Los mendocinos que estuvieron en la parte artística del tema fueron muy poquitos. El único que llegó alto fue Papi Stocco, que fue ayudante de dirección. La historia de Film Andes siempre estuvo más en la oralidad. Tampoco hay un libro de historia del cine mendocino. Film Andes fue el único estudio importante de cine que hubo fuera de Buenos Aires. Pero esa historia se perdió. Hubo muchas notas periodísticas, pero no un estudio sobre la historia de nuestro cine.
—¿Qué te impulsó a encarar esta tarea?
—Yo trabajaba en la universidad con Mario Franco y hacíamos una investigación sobre los modelos de acumulación en la Argentina. Estábamos investigando sobre la economía, y ahí me interesó Film Andes, porque era una forma de mostrar que la burguesía vitivinícola de Mendoza, a diferencia de los terratenientes pampeanos, invertía en tecnología de punta. Me interesó por ese lado sociológico. Yo solía charlar con Papi Stocco y cuando una vez le pregunté quién había puesto la plata para Film Andes me dijo: "Los bodegueros". Y ahí dije: "Esto es muy importante".
—Tu libro cuenta los albores del cine en Mendoza, y llama la atención que esa novedad llegó muy temprano aquí. ¿Por qué?
—Por el ferrocarril. Mendoza estaba económica y culturalmente más relacionada con Chile que con el resto de Argentina hasta que llega el ferrocarril, y allí se incorpora a la economía nacional. Pero con el ferrocarril pasamos a ser argentinos fuertes y eso hace que a Mendoza llegue el cine como una novedad. Además de las particularidades de la propia Mendoza, que tiene una ambición cultural excesiva para su tamaño, y pasa a ser importante.
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Film Andes, la Hollywood mendocina, de Javier Ozollo, se presenta en diario Los Andes.
—Que Film Andes sea propiciado por empresarios vitivinícolas sonaría raro hoy en día. Más allá del bienestar económico que pudieran estar atravesando, ¿por qué la apuesta fue hacia el cine?
—Había un ambiente cultural cinéfilo, pero hay otras cosas que coinciden con la emergencia de Film Andes. Mendoza tiene condiciones para el cine de esa época. Tiene muchos días de sol e iluminación. Para un cine que filmaba mucho en exteriores, era fundamental. Además, en los 40, Mendoza era una ciudad importante, pero no tan grande como para ser inmanejable. Y después hubo algo aleatorio, pero fue uno de los principales motores de Film Andes. El empresario Arturo Santoni era un italiano amigo de Aldo Fabrizzi, que era un actor de Cinecittá. Él estuvo en Mendoza con Santoni y le dijo que Mendoza tenía todo para hacer cine. Santoni se quedó con la idea se las vendió a los bodegueros. Después fue presidente de Film Andes y motor de la empresa. Era un empresario, se podía dedicar al cine como a la Coca Cola.
—El cine atrae por sus posibilidades económicas, pero era también lo más avanzado en la época…
—La industria del vino, por muchas razones, era próspera. Y hubo un bodeguero que conocía a Arturo Santoni, don Isaac Flichman, que propuso invertir en cine porque era el desarrollo de punta de la época. Es como si ahora invirtieran en hacer autos eléctricos. Film Andes era un modelo de productora como la Metro Goldwyn Mayer: tenía estudios fijos, talleres de carpintería, edificios, casitas, un lago. Una construcción pensada para producir cine en la época. Hoy nadie hace cosas como esas. Los tipos fueron pioneros en el interior. Ellos lo hicieron en la periferia. Fueron audaces, muy audaces.
—Film Andes produjo 16 películas. ¿Se ve algo en ese cine que muestra la "marca" de haber sido hecho en Mendoza?
—Esa es una buena pregunta, es el tema central de la cuestión identitaria de Film Andes. Pero no hay en él algo que pueda llamarse "cine mendocino": sigue siendo un cine de Buenos Aires hecho en Mendoza. La primera película hecha en Mendoza sí tiene una búsqueda, inconsciente, de temáticas propias. Rescate de sangre, que transcurre en 1810 en Mendoza, está muy pensada para la época en términos históricos. Aparece el tema del agua, de la esclavitud en Mendoza, del comercio con Chile. Hay datos que pueden mostrar una búsqueda identitaria. Y después, una de las últimas, Álamos talados, que se hace sobre un libro de un autor mendocino, que transcurre en San Rafael. Esos son los dos hitos, pero no vive lo suficiente como para solidificar un estilo propio.
Javier Ozollo
Javier Ozollo. Autor de un libro sobre cine en Mendoza.
La importancia del archivo de diario Los Andes
Javier Ozollo no se cansa de resaltar, incluso en la introducción de su libro (que cuenta, además, con prólogo de Marcelo Ortega) la importancia que tuvo el archivo del diario Los Andes para su tarea. "Toda mi investigación se basa en las secciones culturales desde 1895 hasta 1960. La vieja hemeroteca del diario era impecable. Nunca encontré una colección tan completa como esa. Era impresionante", asegura.
La tarea de Ozollo fue larga. "La investigación la inicié en 1993 y los diarios me los leía como curiosidad al principio, y después fue de una manera obsesiva hasta 1996, cuando iba todos los días".
Entre las curiosidades que halló aparece que Mendoza no sólo fue precoz para recibir el cine, sino también para criticarlo. Ozollo detectó artículos de un crítico, cuya identidad se desconoce, pero que firmaba con el seudónimo "Amateur". "Él hablaba del impacto del cine o de la discusión 'Lumiére vs Edison'. Muy interesante", dice el autor.