9 de mayo de 2025 - 00:05

Un misterio de novela policial: ¿Quién fue el asesino de Ficha Limpia?

En las ficciones de la serie negra, son los detectives, los policías y los jueces honestos los que desenmascaran a los criminales. En cambio, en la Argentina actual, el responsable final del asesinato de la Ficha Limpia sólo podrá ser descubierto por los políticos y por los periodistas decentes que siguen luchando contra la corrupción.

El asesinato el miércoles en el Senado de la Nación tiene todas las características de una novela policial de Agatha Christie, Raymond Chandler, Dashiell Hammett o Patricia Highsmith. Bastará para explicarnos, con simplemente relatar los hechos tal como ocurrieron.

Está claro que en el Senado de la Nación estuvieron los dos "killers" misioneros que dispararon los tiros que impactaron de lleno en el corazón de Ficha Limpia y le dieron muerte. Pero ellos sólo cumplieron órdenes de su jefe mafioso, el señor feudal y amo político desde hace décadas de la provincia de Misiones, el ex gobernador Carlos Rovira, quien no pudo reelegirse indefinidamente como su par formoseño, Gildo Insfrán, porque en el año 2006 el obispo local Joaquín Piña, cuyo jefe religioso era el entonces obispo nacional Jorge Bergoglio, unieron sus fuerzas para ponerle un límite a la eternización de Rovira, quien no obstante se las arregló hasta ahora para seguir siendo el jefe único de Misiones poniendo lacayos suyos como gobernadores. Hoy, el primer mandatario misionero, Hugo Passalaqua es pariente político del amo y señor de la provincia (esposo de la prima hermana de Rovira). Sin embargo, aunque sea indiscutible que los dos pigmeos senatoriales que dispararon el arma que asesinó a Ficha Limpia (sin haber explicado jamás su postura en las 7 horas de sesión y huyendo después de votar como dos ratas por las cloacas) lo hicieron por órdenes de Rovira, éste tampoco es el responsable último del crimen. Es apenas un sicario al que alguien de mucho, muchísimo más arriba de él, le ofreció, como los Corleone en el Padrino, "una oferta que no podía rechazar".

Más hechos : salvo los dos misioneros asesinos por encargo (a los que le deben haber comunicado su misión pocos minutos antes de votar), nadie en el Senado fue el responsable -y probablemente ni siquiera sabía- del crimen que se iba a cometer en su presencia. Claro que todos los kirchneristas querían destrozar a Ficha Limpia para salvar a la jefa sucia, pero carecían de poder de fuego suficiente para ello. O sea que, por sí solos, no podían hacer nada. Y esta vez no tenían aliado alguno para cometer el delito. Por eso, apenas salieron los resultados de la votación todos se sorprendieron sinceramente: los que esperaban perder porque ganaron, y los esperaban ganar porque perdieron, incluyendo a la vicepresidenta de la Nación. El verdadero cerebro del asesinato estaba en otro lado. Pero aún nadie sabe a ciencia cierta quien fue, existen presunciones, no hechos. Y nosotros, en esta nota estamos hablando de hechos.

Resumamos, lo cierto, la indubitable es que ni el mafioso Rovira ni sus killers senatoriales tienen entidad suficiente para ordenar un delito de semejante magnitud, solo poseían capacidad de ejecutarlo. Son políticamente insignificantes para, por sí solos, como se insinúa desde el gobierno nacional, haber encarado tan elevado crimen de Estado. Les queda por demás grande.

Por ende, acá se acabaron los hechos y sólo queda inspirarnos en los grandes autores de novelas policíacas donde recién en la última página de cada libro se descubre quien es el verdadero asesino. Que en este caso debe ser un participante de la más alta política nacional, porque sólo a ese nivel interesaba que muriera Ficha Limpia. Pero las razones pueden ser tan diversas que es imposible, hasta que se escriba toda la novela, descubrir la verdad. Puede ser que dentro de la principal oposición al gobierno de Milei esté el asesino, quien encontró la forma de doblegar la voluntad de un caudillo local que venía votando todo con los libertarios. O también puede ser que dentro del propio gobierno nacional se oculte el que ordenó disparar las balas asesinas a un inescrupuloso aliado provincial, convencido de que al oficialismo le convenía más confrontar electoralmente a nivel nacional con Cristina Fernández aunque para ello debieran voltear una ley que, al menos de la boca para afuera (pero nunca con ahínco desmesurado) el mileismo defendía. Incluso podría ser que la conspiración haya sido urdida por un arreglo entre mileistas y kirchneristas. No lo sabemos, pero sí sabemos que el homicida de Ficha Limpia, sin duda reside en las cúpulas superiores del poder. Aunque, como en las novelas de referencia, siempre es muy difícil descubrir al auténtico culpable, y más en este país donde la impunidad es récord.

En fin, en las ficciones de la serie negra, son los detectives, los policías y los jueces honestos (quiénes son pocos, por supuesto) los que combaten la corrupción y desenmascaran a los criminales. En cambio, en la Argentina actual, el responsable final del asesinato de la Ficha Limpia sólo podrá ser descubierto por los políticos y por los periodistas decentes (quiénes también son pocos, por supuesto) que siguen luchando contra la corrupción. Es hora, entonces, de que, a partir de los hechos narrados, se empiece a investigar a fin de escribir la novela de la verdad acerca de quién ordenó matar a Ficha Limpia, para terminar el libro mostrándole a todos sus lectores, el nombre y apellido del criminal o de los criminales. Tarea tan difícil como peligrosa, por cierto, ya que, aunque parezca una novela, de lo que estamos hablando no es de una novela. Sino de la más cruda realidad. De aquéllos inescrupulosos que no sólo frenaron una ley contra la corrupción, sino que además le dieron un golpe brutal a la credibilidad popular acerca de que algo puede estar cambiando en serio en la Argentina.

* El autor es sociólogo y periodista. [email protected]

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