La Casa Oliva “Azul” perteneció a la familia Oliva, dueña de las tierras que hablan del “origen” de La Colonia (departamento de Junín) a orillas de la estación Ferrocarril General San Martín, dando comienza la historia de un pueblo, hoy ciudad, que se resiste a olvidar su Identidad.
La familia Oliva, llega al distrito de Ingeniero Gianni (Dpto. de Junín) luego se traslada la familia a La Colonia (1900) allí se construye la casa “Azul” (1900-1930) inmersa entre viñedos que conforman los “paisajes culturales”. Aniello Oliva (1957-1958) crea la Villa Oliva en el loteo (18ha) que proyecta en parcelas que colindan con la casa (Oeste), el F.F.C.C. (Norte), el carril San Martín (Este) y el loteo Citón (Sur) iniciando así el primer poblado.
Sin “Identidad” de que sirve la libertad. Hoy una vez más, van por la solidez de la segunda casa originaria La Casa Oliva “Azul”, bien patrimonial e histórico. Esta casa, empieza a transitar el mismo destino de “Derrumbe silencioso” (2020- 2025), método aplicado hace unos años en el “Derrumbe” de La Casa Citón (2014-2017).
La Casa nos refleja un panorama amplio que parte del foco emisor inglés, pero señala las peculiaridades regionales que ayudan a ubicar la relevante producción nacional en un escenario comparativo. Así surge la “arquitectura ferroviaria argentina” que se extiende desde (1837-1930) dejando vestigios del patrimonio ferroviario local y la importancia de su preservación.
El bien patrimonial es hoy un testigo de la identidad de un pueblo que expresa sus rasgos arquitectónicos. Los que deben ser valorados como “patrimonio industrial ferroviario”. Se habla de modernización, progreso he aquí un vestigio de ello que debe ser defendido por la Ley 6034 de Patrimonio Cultural.
Si pensamos que la impronta del ferrocarril transformó el territorio siendo un agente urbanizador de primer orden impulsado por Sarmiento y Alberdi, la casa “Azul” es un ejemplo típico de arquitectura inglesa ferroviaria construida a fines del siglo XIX.
La Ong. Cultura y Patrimonios (1996-2025) trabaja con intensidad para conservar los bienes patrimoniales de la Región Este y así mantener la herencia cultural, cuenta el arquitecto Osmán Caylá Moreno.
El “silencio de la sociedad” también autoriza. No debemos permitir que por la indiferencia de muchos se pierda la casa “Azul”.
Nos dicen “es patrimonio” y si no hacemos nada por conservarlo se convierte en solo una expresión de deseo. Vale recordar que “La Casa de Tucumán” también lo fue y la demolieron (1903-1904), ¿qué paradoja, no? Para luego tener que reconstruirla.
* La autora es docente y escritora.