Inteligentes periodistas que apoyan al presidente Javier Milei lo critican por sus modales, insultos, tendencias totalitarias y falta de política en su gestión. Concuerdo con algunas de esas críticas. No soy sicólogo, ni sicoterapeuta, ni siquiatra, solo especialista en Derecho. Pero intentaré dar mi visión de Milei en su rol de presidente argentino.
No cambiará su personalidad, de modo que más o menos atemperado, seguiremos viéndolo con su carga de insultos a los que lo atacan o le hacen críticas fuertes que no admite. “Econochantas”, políticos de “casta” o “zurdos de m…” como los denomina. Se considera no político, carece de interés en continuar con esta tarea, que desarrolla solo para devolverle a los argentinos el país grande que fue a fines del siglo XIX y principios del XX. Durante toda su vida se desempeñó en la actividad privada y quiere retornar a ella terminada su actual gestión. Todas estas verdades son incompatibles con una dictadura. Que tenga tendencia totalitaria o de dictadura de derecha, no la comparto y fundamentaré mi posición. Nunca ignoró que su tarea en la Casa Rosada sería muy difícil e intensa, llena de obstáculos y con la “casta”, kirchnerismo, peronismo duro e izquierda tratando permanentemente y por todos los medios legales o no, de excluirlo de la Presidencia, como lo están intentando. Su discurso más fuerte contra el Congreso por cadena nacional fue el del 8/8/25.
Entonces Javier trata de incorporar a LLA la mayor cantidad de gente que sea posible para afrontar y vencer a sus despiadados opositores.
Fuera de esto no hay señales ciertas de dictadura ni totalitarismo. No conozco a sus asesores directos ni de mayor confianza como Karina Milei y Santiago Caputo, aunque ninguno sea de mi agrado, pero si lo hubieren aconsejado en constituirse en dictador, no han tenido éxito en su intento.
Es verdad que Milei querría que todo el país fuera mileísta y que no hubieran opositores. ¿Cómo se explica esta utopía irrealizable, pensada por un hombre inteligente que sabe que lo es? No es político ni le interesa la política. Es un brillante economista con una gran misión auto impuesta: terminar con cien años de decadencia y devolver a Argentina al lugar de privilegio internacional que perdió al comienzo del siglo XX. No estando en juego el poder, la adhesión multitudinaria a su gestión permitiría una rápida obtención de su meta y su misión cumplida.
Las conductas destructivas de la oposición no solo no le permiten la ejecución rápida y exitosa de sus medidas económicas, sino una resistencia salvaje a dichas medidas y a su Presidencia. Allí nacen sus insultos, descalificaciones y hasta furia incontenida. Pero fuera de esto no se advierte la implementación de medidas dictatoriales.
No hay una convocatoria a reforma constitucional para asegurar la hegemonía del Órgano Ejecutivo, ni la sumisión del Congreso al presidente. No hay una injerencia directa del Ejecutivo sobre el Órgano Judicial. Tampoco una prórroga indefinida del tiempo de mandato presidencial. Todas estas políticas dictatoriales no caracterizan a la gestión de Milei. Hasta ahora ha gobernado respetando el Orden Jurídico y las instituciones fundamentales de la democracia.
Pero quienes temen una dictadura han visto señales como las que describí en la utopía mileísta. Y con razón las han expresado así en sus escritos. Cuando a un pillo se lo sorprende en una pillería o trapisonda responde de inmediato “no es lo que parece”, pero sí lo es. En este caso la dictadura de Milei “no es lo que parece” y no lo es en la realidad.
Milei no solamente carece de aptitudes políticas, también carece de astucia política bien entendida. Para lograr rápidamente sus objetivos macro tendría que escuchar con mayor atención a los que lo apoyan, pero lo critican para que mejore su gestión. No voy a expedirme contra Santiago Caputo ni su hermana Karina a quienes como dije no conozco. Pero con seguridad hay otros muy bien calificados como Francos a quienes podría y debería recurrir para orientar con excelencia su gestión en los aspectos políticos que es donde presenta mayores fallas y desconocimientos.
Las elecciones de octubre próximo serán un test muy importante para medir el grado de aceptación de Milei. Si son afirmativas podrá continuar con seguridad su Presidencia. Si no lo son se presentaría un futuro cercano y lejano muy complejos. Es posible que vuelva el kirchnerismo populista. Entonces debemos decidir si entendemos que en un año y medio la recuperación total del país es imposible y tenemos que esperar como mínimo ocho años con los insultos e imposturas de Milei o retornamos al déficit fiscal, a la emisión monetaria descontrolada, a los préstamos para monetizar los déficits, al agrandamiento perjudicial del Estado, a la corrupción generalizada y a las defraudaciones al erario público.
Los que piensan en la honestidad, la decencia, la democracia, la república y la Patria de San Martín no quieren ésto y rechazan ese retorno que sería vergonzoso y nefasto.
* El autor es Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales.