La Homilía del arzobispo de la ciudad de Buenos Aires Monseñor García Cuerva fue un discurso que poco se escucha en estos tiempos mediocres. Cuando personas que fueron a la Universidad tienen dificultades para expresarse salvo en latiguillos reiterativos donde el digamos, o sea, si y no, son la mayor parte de lo que se dice (ante periodistas que han renunciado a la pregunta y la repregunta, que posibilita cumplir con el derecho a la información de los asuntos públicos que tiene la ciudadanía), escuchar un discurso bien dicho con un contenido profundo alejado de lugares comunes es un bálsamo en tiempos difíciles para las instituciones de la república.
Un discurso que interpela a los gobernantes, responsables del clima de hostilidad y fomento del odio que emana desde el titular del poder ejecutivo y donde algunos de sus ministros, compiten en adulación actuando como empleados públicos que cuidan el cargo y no como ministros que auxilian a un poder de la república que juraron defender al asumir.
Interpela a una oposición en la que un sector tampoco le interesa la calidad institucional como lo demostrara cuando ejerció el gobierno y que está al servicio de la impunidad y otra que ayuda a la gobernabilidad, pero no ejerce los frenos que debe tener este o cualquier gobierno. No haber promovido la reforma de la ley que reglamentó los DNU lo muestra y es una abdicación vergonzosa del poder del Congreso que debería ya ponerse a preparar el presupuesto que hace tres años no ha sido enviado para su tratamiento por la presidencia.
Interpela a los ciudadanos que ahora toleran a este presidente lo que reclamaban, con razón, cuando gobernaban otros. Los que hacían banderazos republicanos cuando desde el poder se pretendía avasallar la libertad de prensa o a la justicia, ahora justifican las mismas actitudes.
El silencio del señor Manuel Adorni ante las amenazas recibidas por el periodista Hugo Alconada Mon por haber publicado el proyecto del gobierno para controlar la oposición desde la SIDE, como de otros funcionarios, escandaliza. También de ciudadanos comunes que en las redes justifican lo que ayer, con razón criticaban. El gobierno pretende desviar la atención hacia quienes filtraron la información. Así sucedió con lo “Papeles del Pentágono”, en los setenta en los Estados Unidos. Por eso los Trump, Los Milei, los Bolsonaro, y la caterva de neofascistas resucitados en Europa lo que más odian es la libertad de prensa. Pero el silencio de una parte significativa de los colegas de Alconada Mon como de todos los agraviados, insultados, difamados por el presidente es más grave.
Ya son muchos los que perciben el parecido entre el kirchnerismo y el gobierno. El que escribe lo observó desde cuando era candidato y participante de paneles, en un canal cuyos propietarios no se han caracterizado por defender las instituciones. Observando cómo fue conformando la estructura electoral y el elenco que lo rodeaba, quienes eran los que aportaban, los antecedentes de quienes están en los cuadros gobernantes con la presencia gravitante de quienes participaron de los gobiernos, no se podía esperar otra cosa que el intento de colocar a las instituciones al servicio del poder.
No hay uno solo que pueda decir que hizo algo para frenar los avances sobre las instituciones de los gobiernos del matrimonio santacruceño, empezando por el propio presidente Milei.
Posiblemente si hubiera que definir cuál ha sido el mayor problema de nuestro país en los últimos cien años podría decirse que lo afectó el mal del “hegemonismo” que está vinculado a los personalismos. Incluso la decadencia y caída de esos personalismos se debe a las características de esos gobiernos en donde nadie se atreve a decirle al líder que el camino elegido los lleva al desastre. Nadie quiere hacer el papel de “amigo del presidente” que es el personaje que le dice: cuidado vamos mal.
Cuando un general romano iba en el carro durante la procesión del triunfo, detrás iba Servus un personaje cuya función era susúrrale al oído: “Respice poste te! Hominen te ese mememto", cuyo significado es: “Mira detrás de ti, Recuerda que eres mortal". Así se le advertía al general vencedor de que no se sintiera todopoderoso evitando que llegue a la hybris, el orgullo excesivo.
El mejor gobierno de la historia, el mejor presidente, el mayor ajuste mundial, todos los días se dice esto potenciado por los bots y los que difunden tonterías en las redes... son señales preocupantes de hybris. Del mismo modo que la intolerancia a las críticas y en particular a la de los liberales de toda la vida y con acreditados pergaminos, denota inseguridad.
Haber bajado la inflación, que aún persiste y anunciado reformas que no pasan de anuncios, y tonterías como disolver institutos históricos, mientras persisten enormes privilegios, parece que es suficiente para algunos que antes se preocupaban de defender formas y modales y ahora hasta justifican su desprecio.
Una lamentable doble vara.
* El autor es presidente de la Academia Argentina de la Historia.