Es inevitable esta vez. La política de todo el país está mirando ya con atención el escenario electoral porteño. Lo que suceda en la Capital Federal (CABA) el domingo 18 de mayo puede ser como una guía que ayude a orientar voluntades hacia las nacionales de octubre.
Hubo una previa interesante no en cuanto a la cantidad de votantes sino en perspectivas para los partidos: las recientes elecciones santafesinas para convencionales constituyentes y cargos municipales, o comunales. El resultado a favor del gobernador Pullaro alentó a los ex integrantes de Juntos por el Cambio distribuidos por las provincias a no olvidar aquel no muy lejano y exitoso armado electoral, que quedó relegado por la avalancha libertaria necesitada de respaldo en el Congreso mayormente consensuado, justamente, con los gobernadores de aquel espacio, con Cornejo incluido.
Si se confirma la tendencia que marcan muchas encuestas, la cercana elección porteña puede reacomodar el tablero político nacional y obligar a replanteos en cuanto a posibles alianzas. Tema no menor para el oficialismo mendocino, que está a punto de “deshojar la margarita” para definir si conviene competir en alianza con el gobierno nacional o en soledad apostando a la evaluación que hagan los mendocinos de la gestión local hasta ahora.
Volviendo a la previa a las elecciones porteñas, hay quienes sostienen que el favoritismo expresado en muchos sondeos por Leandro Santoro puede estar representando un claro llamado de atención para macristas y mileístas, enfrascados en una disputa por el liderazgo de una metrópoli que puede comenzar a decirle adiós a ese eje conservador. ¿Causas? Probablemente la falta de equilibrio entre dos sectores similares que pelean por la posesión política del reducto fundacional de ambos, aunque en distintas épocas.
Es una elección de mitad de mandato, sí, pero con una posible pulseada de mucha relevancia. Si pierde, el macrismo porteño quedará bastante condicionado en la gestión. ¿Pasará por el medio de dicha grieta el espacio de Santoro? Es una posibilidad. Si lo logra, se verá como una reivindicación para el peronismo porteño, relegado desde hace años por el voto popular capitalino, y en especial para el kirchnerismo, que no vería con desagrado la consolidación de una figura relativamente nueva. No sólo Kicillof y el humor de CFK, que, dicho sea de paso, ya parecen haber advertido una mejora en los pronósticos y terminarían uniendo voluntades con tal de defender a capa y espada el valiosísimo reducto bonaerense. Allí también habrá una interesante contienda con las elecciones provinciales desdobladas, el 7 de setiembre. Serán casi cuatro meses, entre CABA y PBA, que servirán para reacomodar fichas y buscar nuevos acercamientos según lo que resulte de las urnas porteñas.
Esa expectativa del peronismo/kirchnerismo se traslada a la mayoría de las provincias y de algún modo ayuda a movilizar a dirigentes alicaídos, golpeados por años de malos resultados en las urnas, como los del PJ mendocino, donde ya hay más movimiento. El titular del partido, Emir Félix, salió en los últimos días a opinar sobre la posibilidad de suspensión de las primarias abiertas provinciales, una decisión que deberá promover el Gobernador si lo que decide es simplificar la relación con el mileísmo nacional.
Félix se pronunció por una posible interna abierta para dirimir diferencias con respecto a las candidaturas, pero seguramente todo puede quedar supeditado a la tendencia que indique el PJ en el orden nacional, influido por lo que se decida en la provincia de Buenos Aires. No debe olvidarse que el sector camporista local expresó ya su rebeldía.
Tiene razón el dirigente sanrafaelino cuando sostiene que las primaras abiertas “son las que ordenan” las contiendas internas. Ese siempre fue el propósito de aquella reforma electoral sancioanada por el Congreso en diciembre de 2009 y pocos años después en Mendoza, donde todas las fuerzas partidarias festejaron casi al unísono la aprobación en la Legislatura.
Sin embargo, muy pocas veces se cumplió con ese propósito ordenador. Y así, las PASO nacieron mal; en aquella primera experiencia de 2011 no hubo internas en casi ningún espacio. CFK arrasó en las PASO y en las generales presidenciales y la oposición, con Hermes Binner y Ricardo Alfonsín como principales estandartes, tuvo pobrísimo desempeño en primarias y votación general. Faltó ensayar una interna entre ambos, pese a que los vientos reeleccionistas K eran muy fuertes.
Volviendo al escenario actual, ya se ha dicho, y vale reiterarlo, que el peronismo mendocino tiene como objetivo lograr este año un resultado que lo reacomode pensando en las generales de 2027, cuando se renueve la Gobernación. Mientras tanto, todo suma luego del bajísimo rendimiento en las últimas elecciones locales.
En cuanto al Pro y otros espacios, quedarán inevitablemente supeditados a lo que resuelva el gobierno local. El macrismo tendería a conformar un espacio similar a La Unión Mendocina creada por De Marchi para las elecciones de 2023. Y de acuerdo con lo que resulte de esa posible amalgama se podrían definir candidaturas. En ese detalle fue claro el presidente partidario, Gabriel Pradines, que en la edición de ayer de Los Andes explicó que la elección de los candidatos de su partido dependerá de las alianzas que conforme el espacio que conduce.
Además, el espacio que lidera la vicegobernadora Hebe Casado, enfrentada con el sector de Pradines, presiona por su lado. Y en virtud de su cercanía con la élite libertaria nacional y también con la ministra Patricia Bullrich puede servirle al cornejismo como carta de recomendación para sellar una eventual unidad con LLA en octubre. Como se observa, un panorama complejo en la mayoría de los principales espacios a la espera de la resolución que adopte el gobierno de Cornejo sobre las primarias locales.
Como reflexión fina l habría que reparar en la mirada de la gente sobre la política y sus responsables. La reciente elección santafesina confirmó una tendencia que se viene reflejando elección tras elección en gran parte de la Argentina: menor cantidad de ciudadanos a la hora de votar. Otro llamado de atención que la dirigencia no debería ignorar mientras navega en su propia incertidumbre.
* El autor es periodista. [email protected]