12 de mayo de 2025 - 18:31

Celulares más delgados y pequeños: ¿necesidad real o tendencia inventada?

El avance tecnológico permite reducir componentes y aumentar potencia, pero ¿es una demanda de los usuarios tener smartphones más pequeños?

El furor por la delgadez se instaló hace tiempo en la electrónica y no podemos estar más agradecidos por los beneficios de ya no tener armatostes enchufados que una vez instalados en un espacio del hogar, rara vez volvíamos a moverlos.

Televisores y computadoras más finas y pequeñas revolucionaron la forma de trabajar, estudiar y entretenerse. Cómo olvidar cuando en 2008 el fundador de Apple, Steve Jobs, salió al escenario de uno de sus eventos con un sobre papel madera y de adentro sacó la primera MacBook Air convirtiendo su estética ultrafina en una tendencia.

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Pero a diferencia de otros productos, los smartphones aumentaron su tamaño y no fue casual, porque su mayor capacidad y potencia los hizo “engordar”. Sin embargo, con la innovación actual la tendencia de la delgadez vuelve al ruedo, y también la pregunta ¿es realmente necesaria?

Algo de esto ya la vivimos a principios de este siglo. Antes de la llegada de los smartphones, los celulares iniciaron un ridículo camino a la miniaturización y su innecesaria pequeñez fue objeto de burla en la película Zoolander donde el protagonista tenía un teléfono plegable del tamaño de un dedo meñique.

Aunque es verdad que creció el tamaño de los teléfonos con la llegada de los smartphones y su explosión de consumo en el mercado hace casi dos décadas, cada año muestran que no se engrosan significativamente ni pierden potencia, por lo que es inevitable preguntarse cuánto hay de necesidad real en esta tendencia que buscan imponer los fabricantes.

Si ya en los primeros años del 2000 vimos que no necesitábamos un teléfono diminuto, el concepto quedó firmemente demostrado con la llegada de los smartphones, que por naturaleza debían ser más "gordos" que los teléfonos móviles sin funciones smart ni conexión a internet.

Ahora es tiempo de aprender de los compromisos realizados en el pasado y rezar para que los fabricantes eviten repetir los mismos errores para centrarse en ofrecer un mejor equilibrio entre diseño y funcionalidad.

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