En un contexto signado por la incertidumbre salarial y la precarización laboral, Claudia Iturbe, titular de Ampros —el gremio que representa a los profesionales de la salud en Mendoza— no esquiva el diagnóstico. En diálogo con Aconcagua Radio, denuncia que el gobierno provincial ofreció aumentos que ni siquiera alcanzan el nivel inflacionario. A la vez, señala que persiste una preocupante falta de personal médico y que, ante la falta de incentivos, cada vez más profesionales migran a otras provincias o al extranjero. “Hay turnos que ya directamente no existen, y servicios que se están volviendo inaccesibles para la población”, afirma.
Según Iturbe, los dos ofrecimientos salariales presentados por el gobierno fueron rechazados por insuficientes: “Llegaron al 1,5%, cuando la inflación de este mes fue del 1,7%. Y para que se entienda, ese 1,5% representa 15.000 pesos para un salario de un millón, que ni siquiera llega a ser un millón. Es un kilo de carne blanda”, ejemplifica.
Además de no alcanzar a cubrir el índice de precios, Iturbe cuestiona la falta de un criterio claro en las negociaciones. “Ni siquiera se sigue la inflación. ¿Cuál es el criterio entonces? No lo sabemos”, dice. La próxima instancia paritaria fue fijada para el 3 de julio, aunque no está claro si el Ejecutivo presentará una nueva propuesta.
Precarización laboral y concursos congelados
Más allá de lo estrictamente salarial, desde Ampros exigen medidas complementarias que permitan mejorar las condiciones de trabajo. “Si el aumento viniera acompañado de otras cosas, podríamos pensarlo de otra forma. Pero seguimos teniendo 2.000 personas trabajando en negro. No hay concursos. No hay siquiera información clara”, denuncia.
La dirigente gremial sostiene que la falta de pase a planta permanente es una deuda histórica. Y agrega: “Lo más grave es la ausencia de diálogo. Los médicos están muy enojados. Les han creado un nuevo régimen, pero ni siquiera se ha abierto la paritaria correspondiente. Lo único que comunican son amenazas de descuentos si no atienden a los 120 pacientes por semana”.
Falta de personal y servicios críticos desbordados
Uno de los puntos más sensibles del sistema es la creciente escasez de personal. “No hay médicos, no hay fonoaudiólogos, no hay psicólogos, no hay kinesiólogos, y todo eso va a ser para ricos. Que te hagan un tratamiento por un ACV en el Lencinas es casi imposible. Turnos no hay. Pediatría, psiquiatría, neurología infantil, gastro infantil... están todos colapsados”, enumera con preocupación.
En especial, subraya el deterioro de las guardias en zonas alejadas del Gran Mendoza: “Malargüe y Alvear están directamente explotados. Ni siquiera tienen opciones en el sector privado. Los fines de semana no hay guardias. Si no vas a lo público, te morís”.
“Los que se van, no vuelven”
Consultada sobre la migración de profesionales a otras provincias o países, Iturbe confirma que la tendencia no se detuvo. “Se están yendo muchísimo. Y los que se van, no vuelven. No es sólo por el sueldo. Es también por la calidad de vida. En Chile, por ejemplo, una guardia se paga lo mismo que un mes entero en Mendoza. Y allá no tenés que trabajar en cinco lugares ni atender 500 pacientes por guardia”, señala.
El pluriempleo, advierte, no es patrimonio exclusivo del sistema mendocino. “En el Garrahan también lo están sufriendo. Y eso es lo más tremendo: que no les importa. La indiferencia es total”, afirma.
La indiferencia como política
Iturbe no escatima en críticas hacia el gobierno provincial, pero también apunta contra la postura del Ejecutivo nacional. “Siempre nos quejamos. Pero lo duro de ahora es la indiferencia. El mensaje es: ‘No te gusta, andate’. No hay ni siquiera una propuesta alternativa, ni un bono en negro, nada. Y eso me desespera, porque los profesionales de la salud tienen otras chances. Se van a ir”, sostiene.
Un sistema al borde del colapso
La crisis de recursos humanos tiene efectos concretos en la atención sanitaria. Según Iturbe, ya se está observando un aumento en la mortalidad materno-infantil. “Eso es imperdonable. Porque no hay turnos, no hay médicos, y el Estado se está achicando. Pero las consecuencias son muertes evitables”, remarca.
Para la dirigente de Ampros, la combinación de bajos salarios, precarización laboral, escasez de profesionales y falta de respuestas institucionales configura un escenario alarmante. “Podés tener toda la tecnología del mundo para dar turnos. Pero si no hay a quién dárselos, ¿de qué sirve?”, concluye.
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