Especialistas del Iadiza-Conicet, junto a profesionales de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), con el apoyo de la Fundación Cricyt, están desarrollando un proyecto orientado a generar un entorno más diverso, resiliente y visualmente atractivo en dos mil hectáreas de viñedos que pertenecen a la bodega Salentein en el distrito Los Árboles, departamento de Tunuyán, Valle de Uco.
El puntapié inicial
“Este proyecto se originó a partir de una serie de colaboraciones previas con la bodega orientadas a estudiar el comportamiento de las hormigas cortadoras de hojas en los viñedos, especies que representan un verdadero problema para la vitivinicultura. El foco inicial en las hormigas cortadoras de hojas no fue casual. Estos insectos herbívoros, ampliamente distribuidos en América, tienen un comportamiento singular: cortan y transportan material vegetal que no consumen directamente, sino que utilizan para cultivar un hongo simbionte del cual se alimentan. En los ecosistemas naturales, cumplen funciones ecológicas clave, como mejorar la calidad del suelo y facilitar el reciclado de materia orgánica. No obstante, en entornos agrícolas como los viñedos, su actividad puede resultar altamente perjudicial. Durante la primavera, cortan brotes, hojas, tallos y frutos en formación, lo que puede afectar el desarrollo de las plantas y reducir considerablemente la producción de uva.
Cuando la biodiversidad llega al corazón de los viñedos
Vegetación xerófila. Vista de un monte nativo en el distrito Los Árboles donde se ubica el establecimiento vitivinícola.
Gentileza investigadores
A partir de dichas colaboraciones, surgió una nueva iniciativa, mucho más abarcativa, que incluía tres componentes principales: la promoción y conservación de la biodiversidad, intervenciones de paisajismo sustentable con especies nativas y el manejo integral de hormigas cortadoras de hojas”, comenta Rodrigo Pol, investigador del Conicet en el Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas (Iadiza, Conicet-UNCuyo-Gobierno de Mendoza), y uno de los dos coordinadores del proyecto.
Intervenciones en el agroecosistema
El plan incluye intervenciones en espacios que abarcan viñedos, áreas desmontadas y con vegetación espontánea, y sectores de monte nativo.
Las acciones están diseñadas para: mejorar la conectividad ecológica a través de la construcción de corredores biológicos que unan los sectores de monte nativo que mantiene la empresa con los viñedos, estableciendo, a su vez, dentro de las fincas, áreas de restauración ecológica con las mismas especies nativas que se encuentran en el monte; incrementar la capacidad de recuperación del sistema frente a presiones adversas, como consecuencia de un incremento de la biodiversidad y; mejorar la estética del paisaje.
El Conicet y Bodegas Salentein, trabajan juntos para conservar y promover la biodiversidad en dos mil hectáreas de viñedos que posee la empresa en el Valle de Uco, a través de la restauración ecológica, el diseño paisajístico con especies vegetales de bajo requerimiento hídrico y el manejo integral de plagas.
“La idea es aumentar la heterogeneidad paisajística y, con ello, cumplir con dos objetivos centrales: por un lado, promover la biodiversidad de distintos grupos, como plantas, animales, insectos, etc., y por otro, embellecer el paisaje, principalmente mediante el uso de especies de plantas nativas de bajo requerimiento hídrico. Estas especies requieren un consumo de agua inferior al 50% del de las especies tradicionalmente utilizadas en paisajismo”, agrega Mariano Cony, profesional del Conicet en el Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas (Iadiza), el otro coordinador del trabajo.
Ventajas de la interacción
Esta colaboración entre el sector científico y socio productivo, en el marco de las políticas de vinculación y transferencia impulsadas por el Conicet, apunta a fortalecer la sostenibilidad en la industria vitivinícola, optimizando el uso de los recursos naturales y restaurando la funcionalidad ecológica del paisaje. Además, genera conocimientos que pueden ser aplicables a otros sistemas productivos similares: “Esta es la primera vez que participo en un proyecto de vinculación de esta magnitud, y ha sido muy enriquecedor trabajar con la empresa y su equipo, especialmente con los ingenieros agrónomos involucrados. “El intercambio ha sido muy valioso para ambas partes”, comenta Pol, y agrega: “Mi trabajo como científico se centra en la generación de conocimiento fundamentalmente básico, que en general no tiene una aplicación directa. Sin embargo, en este contexto, ese conocimiento se convierte en una capacidad que es valorada y requerida por el sector productivo”.
Cuando la biodiversidad llega al corazón de los viñedos
Restauración. Investigadores en tareas de campo para fortalecer la sostenibilidad ambiental de la zona a intervenir.
Gentiliza Pol/Cony.
En la misma línea, Cony concluye: “A través de estos servicios que se brindan a empresas privadas, el Instituto recibe una retribución que contribuye a su desarrollo y funcionamiento, dándole continuidad a otras líneas de trabajo relacionadas que requieren de financiamiento.
Este es un ejemplo claro de cómo servicios que ofrece el Conicet, no solo benefician a la actividad privada, sino que también representan una ganancia en términos de generación de conocimientos y sostenibilidad económica y ambiental”.
Producción y edición: Miguel Títiro - [email protected]