Trump designó en Trabajo al primer hispano de su gabinete

Alexander Acosta, de origen cubano, ya fue funcionario de George W. Bush. Deberá ser confirmado por el Senado. El presidente criticó a la prensa por “divulgar información secreta”.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, designó ayer al cubano-estadounidense Alexander "Alex" Acosta para ser su secretario de Trabajo, el primer hispano de su gabinete.

Acosta, de 49 años, “tiene una carrera impresionante”, dijo Trump en una conferencia de prensa, para añadir que “será un fantástico secretario de Trabajo”.

En el ámbito de la política, Acosta había sido nombrado integrante de la Oficina Nacional de Relaciones de Trabajo y posteriormente integró la división de los Derechos Civiles en el Departamento de Justicia durante el gobierno de George W. Bush (2001-2009).

Fue incluido dos veces entre los "50 hispanos más influyentes en Estados Unidos", de acuerdo de con la revista Hispanic Business.Su designación deberá ser confirmada por el Senado.

Contra la prensa

Por otra parte, el presidente Donald Trump, advirtió que “la prensa está fuera de control” por las últimas acusaciones periodísticas contra su gobierno y su presunta conexión con Rusia, y adelantó que “la semana próxima firmará un nuevo decreto para proteger al país” en referencia a su veto migratorio que fue suspendido por la Justicia.

El mandatario estadounidense hizo un recorrido por su primer mes de gobierno en una rueda de prensa y concluyó que “nunca hubo un presidente que haya hecho tanto en tan poco tiempo”, según la transmisión en vivo de la Casa Blanca.

“Para ser honesto, heredé un desastre, es un desastre, en casa y en el extranjero”, sentenció Trump e incluyó “la expansión del Estado Islámico como un cáncer”, la firma de tratados comerciales “que matan puestos de trabajo” y “una nación infectada con drogas”.

“Acá las drogas son más baratas que un caramelo”, sentenció el mandatario.

Pese a esa pesada herencia, Trump sostuvo que su gobierno “está funcionando como una máquina bien aceitada” y responsabilizó de los traspiés que ha tenido hasta ahora a la oposición demócrata -“que se niega a confirmar a nuestro gabinete en el Senado”- y a la Justicia -“estamos salvando vidas cada día aunque las Cortes no nos lo están haciendo fácil”-.

Pero sobre todo, Trump cargó contra los periodistas y los medios que publican información secreta y “las personas que dan esa información ilegalmente”.

Una y otra vez, el mandatario atacó a los medios de comunicación, a los calificó como “falsos”, “fracasados” y “desleales”, y anunció que dio la orden al Departamento de Justicia que investigue las recientes filtraciones “criminales” de información secreta que publicaron los principales diarios del país y que apuntan a una presunta conexión entre el entorno del presidente y el gobierno ruso, aún antes de la campaña electoral.

Durante la extensa rueda de prensa, Trump tuvo momentos verborrágicos, tapó sistemáticamente las preguntas de los periodistas, acusó a sus interlocutores de mentir y haber perdido la credibilidad ante la sociedad estadounidense y llegó, incluso a reclamar “un periodista que sea más amigable para la próxima pregunta”.

Tras mucha presión, Trump finalmente respondió que no tiene conocimiento que ninguno de los miembros de su campaña presidente haya tenido vínculos directos con el gobierno ruso.

Además aclaró que no tiene “ningún negocio, ningún préstamo ni ningún interés” en Rusia. De la misma manera, el presidente intentó bajarle el tono a la primera renuncia en su gabinete, la salida de su asesor de seguridad, el general retirado Michael Flynn.

Nuevo decreto migratorio

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, adelantó ayer que la próxima semana emitirá un nuevo decreto sobre inmigración después de que el primero, que vetaba la entrada de inmigrantes y refugiados al país, fuera suspendido por la justicia.

“Voy a emitir un nuevo decreto en la próxima semana, que protegerá nuestro país de forma amplia”, dijo Trump.

El presidente ordenó hace tres semanas prohibir la entrada a Estados Unidos a refugiados y ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, lo que generó un gran caos en los aeropuertos y levantó una ola de protestas en todo el mundo.

Pero una Corte de Seattle suspendió la medida, decisión que avaló posteriormente un tribunal de apelaciones en el que fue el primer gran revés del gobierno de Trump.

AFP

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