8 de julio de 2025 - 19:43

Roberto Follari en Aconcagua Radio: "Nos hemos acostumbrado a lo inadmisible"

El doctor en Psicología, Roberto Follari, analizó el lenguaje del presidente Javier Milei y el impacto de la violencia discursiva en la sociedad argentina.

El debate sobre los modos de ejercer el poder político en la Argentina encontró en los últimos días un nuevo eje de discusión, luego de que el presidente Javier Milei afirmara públicamente que “no odiamos suficiente a los periodistas”. La frase fue uno de los disparadores de una conversación profunda entre Roberto Follari, doctor en Psicología y profesor de Epistemología, y los periodistas Pablo Pérez Delgado y Nimsi Franciscángeli.

“Nos hemos acostumbrado a lo inadmisible. Nos hemos acostumbrado a lo inaceptable. No se puede aceptar que un funcionario público, y mucho menos el presidente, hable de esa manera”, sentenció Follari al comenzar la entrevista, al tiempo que señaló que el mandatario “no conoce otro modo de comunicación: solo cuando lee un discurso puede no estar insultando”.

Para el especialista, este tipo de discurso sería sancionado en cualquier otro ámbito. “A cualquier alumno de una escuela primaria o secundaria se le impondrían sanciones por manifestarse así. Pero resulta que acá se puede decir ‘degenerados fiscales zurdos de mierda’ y otras barbaridades, y se justifica con tonteras. Algunos dicen ‘bueno, él es así’. Bueno, si él es así, que no sea presidente”, afirmó.

Lejos de considerar estos exabruptos como un estilo o un rasgo de autenticidad, Follari se ocupó de desarmar esas ideas: “No es un gesto de sinceridad. Yo no he visto que la mayoría de la gente insulte todo el tiempo. Ni en su casa. No se puede justificar diciendo que es una cuestión de forma. La forma no es separable del contenido. Hay un gran libro de Hayden White que se llama "El contenido de la forma", donde se explica claramente que el contenido está comprimido en la forma”. En esa línea, utilizó una metáfora para ilustrar su argumento: “Un poema, por ejemplo, no puede contarse. Hay que leerlo. Como la música: no se puede contar una melodía. La forma es lo que lo define. No hay contenido sin forma”.

Violencia avalada y compartida

Durante la entrevista, Follari subrayó otro aspecto preocupante del escenario político actual: el rol del entorno presidencial y de quienes naturalizan o celebran estos comportamientos. “Hay un sector de los que rodean a Milei que participa alegremente. Todo el grupo de Las Fuerzas del Cielo, por ejemplo, que se dedica a demoler gente en las redes. Lo vimos con Julia Mengolini, lo vimos con el diputado Paulón. Les inventan cosas, los difaman, los destruyen. Es una forma de disciplinamiento político”, advirtió.

Según Follari, estos métodos buscan inhibir la crítica, provocar angustia y silenciar la participación política. “La mayoría de la población no hace nada. Justifican lo injustificable con frases como ‘es un estilo’. Pero lo inadmisible es inadmisible, y punto. En Mendoza, por ejemplo, el presidente simuló masturbarse en público, y no hubo ni un solo funcionario local que reaccionara. Nadie se fue, nadie chistó. Eso es gravísimo”.

Lo que sería inadmisible en la escuela

En varios pasajes de la charla, Follari recurrió a comparaciones con el ámbito escolar para evidenciar el nivel de tolerancia social frente a estas conductas. “Si esto ocurriera en una escuela, al chico se le bajan puntos, se llama a los padres, se hace una acción reparadora. Pero en la política parece que todo vale. En tiempos donde el bullying escolar es una preocupación creciente, estas actitudes desde lo más alto del poder son doblemente peligrosas”.

Incluso, cuestionó la forma en que se relativiza la violencia verbal. “Dicen cosas como ‘no está bien, pero tampoco es para tanto’. A sus propios hijos no les permitirían hablar así. A los hijos del vecino, menos. Pero como el insultado es ‘el enemigo político’, lo toleran. O hasta lo celebran”.

De la palabra a la violencia real

Consultado sobre los efectos que esta violencia simbólica puede tener en la realidad, Follari fue enfático: “La violencia verbal escala en violencia física. No te quepa duda. Lo vimos ayer con Sturzenegger, que estuvo judicializado por el megacanje. Este señor, con apoyo del presidente, cerró el Instituto Nacional de Vitivinicultura y Vialidad Nacional. Son reparticiones claves. Dejan a familias enteras en la calle”.

El discurso justificatorio, según el psicólogo, es siempre el mismo: “Dicen que todos son ñoquis. Pero ¿dónde está el estudio que demuestra eso? ¿Quiénes eran ñoquis y en qué consistía su función? No hay ningún estudio, es un estereotipo repetido para justificar un plan de destrucción del Estado”.

Un llamado a no naturalizar

El análisis de Follari es una advertencia, pero también un llamado a la reflexión. “La sociedad argentina está aceptando lo que no debería aceptar. Cuando el presidente se dirige al pueblo con insultos, con gestos obscenos, con desprecio, no se lo puede tomar como un chiste. No es un estilo. Es una forma de ejercer el poder profundamente violenta, antidemocrática y corrosiva para el tejido social”.

En tiempos de polarización extrema, su mensaje apunta a recuperar criterios mínimos de convivencia pública. “No se trata de a quién se vota. Se trata de los límites del respeto. Y esos límites están siendo cruzados todos los días”.

Escucha la nota completa acá y podés escuchar la radio en vivo en www.aconcaguaradio.com

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