19 de junio de 2025 - 12:50

Le dijeron que había quedado hemipléjica, pero se sentó y abrazó al médico: la increíble historia de Emilia

En 2021, Emilia Coria pasó por dos operaciones críticas en las que le abrieron la cabeza. El pronóstico no era nada alentador, pero la mendocina salió adelante y hoy, con un profesorado en Mindfulness, busca darle fuerzas a quienes lo necesitan.

La de Emilia Coria es una de esas historias que no abundan. A otros les corresponderá dictaminar si se trata de un milagro, una simple casualidad o un fenómeno sobrenatural de esos que exceden a cualquier explicación lógica. Pero lo cierto es que Emi salió viva de una operación para la que, literalmente, le abrieron el cerebro. Y, como si con esto no fuese suficiente para entrar en el terreno de aquello de "creer o reventar", esta mendocina no sólo sobrevivió a una de estas intervenciones, sino que lo hizo a dos.

"Estuve al borde de la muerte. Incluso, creo que estuve también del otro lado", reflexiona en voz alta, siempre optimista, siempre relajada y con una calma que contagia.

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"Mientras el médico me decía que quedé hemipléjica, me senté y lo abracé": la mendocina que volvió de la muerte. Foto: Gentileza

En 2021 Emi fue operada de un cavernoma hemorrágico, algo así como un conjunto de vasos sanguíneos anormales en el hemisferio izquierdo de su cerebro que colapsaban e iban desencadenando hemorragias. Paulatinamente, estos episodios iban deteriorando precisamente su cerebro, y las consecuencias se evidenciaban en convulsiones, sumado a un inminente y creciente riesgo en la visión de su ojo izquierdo, su habla y su motricidad.

"La primera operación fue el 17 de agosto de 2021. Y aunque parecía que todo había salido bien, en octubre de ese mismo año tuve que volver la clínica de urgencia porque andaba con vómitos y me sentía mal. Solo recuerdo que llegué, me quedé dormida y cuando me desperté, había tres neurocirujanos alrededor mío que me dijeron que me habían tenido que operar de una hemorragia nueva, abrirme de nuevo la cabeza", rememora la mendocina, quien el martes cumplió 45 años.

"Uno de los médicos me estaba diciendo que había quedado hemipléjica y en ese momento yo me senté y le di un abrazo. ¡Claramente no tenía hemiplejia y nadie podía creer que me pudiese mover sin inconvenientes y no me quedaran secuelas grandes!", reconstruye, emocionada, Emi. Y aclara que ese día sintió que debía aprovechar, no solo aquella segunda oportunidad, sino toda su vida.

Tomando como punto de partidas estas difíciles situaciones que debió atravesar, Emi se ha especializado en Mindfulness con sesiones grupales e individuales. En ellas busca transmitir su forma de concebir la vida, así como también la actitud para reinventarse ante la adversidad.

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Cadena de favores

Ni bien le diagnosticaron el cavernoma hemorrágico a Emilia Coria en 2021, comenzó una campaña solidaria para reunir fondos. Amigos de la mendocina del extranjero comenzaron a moverse y participó gente de todo el mundo con la ayuda. Incluso, su historia llegó a los medios de comunicación de Mendoza, algo que movilizó un gesto solidario y desinteresado de parte de la Clínica de Cuyo.

Desde el centro asistencial se pusieron a disposición de Emi para operarla en el lugar (el dinero que se estaba reuniendo era para una intervención en Buenos Aires, con un costo altísimo). Y, finalmente, gastó la tercera parte de lo que había calculado para la operación inicial en Buenos Aires.

"En octubre me volvieron a operar en la Clínica de Cuyo, y prácticamente no me cobraron nada. Cuando me desperté, no solo que abracé a los médicos -lo que sirvió para confirmar que no tenía hemiplejia-, sino que ellos me dijeron que cualquier persona que saliese viva de dos operaciones en el cerebro como las que había tenido yo necesitaba de acompañamiento psicológico y psiquiátrico, y que era muy difícil volver a estabilizarse", rememora Emi, con su hablar pausado, empático y repleto de buenas vibras.

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"Mientras el médico me decía que quedé hemipléjica, me senté y lo abracé": la mendocina que volvió de la muerte. Foto: Gentileza

A casi cuatro años de estas dos operaciones complejas. Emi hizo un click en su cabeza -"literal", acota, entre risas-, y tiene en claro que no vale la pena preocuparse por nimiedades o cosas que, como ella define, no tiene sentido hacerse mala sangre.

"Siento que se me dio la existencia para que la disfrute, es mi objetivo. Pasaron tantas cosas, fue todo tan sorprendente, que me di cuenta de que eso es la vida misma. A mí me ayudó mucha gente, desde quienes colaboraron con la colecta, hasta en la clínica que me operaron prácticamente al costo, ¡y dos veces!", resume, siempre en modo relajado, la mendocina. "En el peor momento de mi vida encontré la plenitud y dejé de preocuparme, y así llegó más. Dejando de buscar y disfrutando de lo que hay, me empecé a sentir más plena", se sincera la mendocina.

El momento más difícil de su vida

En 2015, cuando estaba por nacer su hija Matilda, la salud de Emilia Coria encendió una primera alarma y que terminaría por marcar gran parte del andar de su vida desde entonces. Un fuerte dolor la cabeza derivó en un estudio y allí le detectaron una fístula en el cerebro (en el lado derecho de la arteria carótida cavernosa, más precisamente). Ello mutó a una operación en la que se produjo una trombosis en la vena central de la retina, que derivó en la pérdida de la visión del ojo derecho.

La recuperación no fue fácil. Primero Emi perdió el trabajo que tenía y fue en ese momento en que decidió emprender e incursionar en algo nuevo con su propia pastelería. Tras superar aquellas primeras adversidades, todo transcurría relativamente con normalidad, hasta que en 2020 se encendió otra alarma.

Una sensación rara, como un "temblor" en su estómago y todo el cuerpo -sumado a la primera operación-, la llevaron a sospechar de algo neurológico. En aquel momento le detectaron un hematoma en el costado izquierdo de su cerebro. En simultáneo a este nuevo diagnóstico, Emi comenzó con algunas convulsiones. Fue allí cuando le avisaron que debía someterse a la compleja operación en su cabeza y tras el diagnóstico de el cavernoma hemorrágico.

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"Mientras el médico me decía que quedé hemipléjica, me senté y lo abracé": la mendocina que volvió de la muerte. Foto: Gentileza

Emi comenzó a investigar sobre la intervención y averiguó que podían operarla en Buenos Aires, aunque no sería nada barato. Así fue cómo se inició la mencionada campaña de crowdfunding de la que participaron amigos de Emi de todo el mundo, además de personas que -hasta entonces- ni siquiera conocían de la existencia de Emilia.

Pero la difusión de la noticia sobre la campaña para tan compleja y costosa operación llegó a las autoridades de la Clínica de Cuyo. Se contactaron con la paciente y ofrecieron sus instalaciones para operarla a un costo considerablemente más bajo, ya que únicamente debería costear los insumos.

Así fue como Emi fue operada en la clínica mendocina, primero en agosto de 2021 y luego, de urgencia, en octubre de ese mismo año. Y así fue como Emilia salió viva, no una sino dos veces, de una de las operaciones más complejas que existen.

Volver a vivir

Antes de las dos operaciones críticas, Emi Coria era sommelier y luego incursionó en el oficio de pastelera. Pero cuando despertó de la segunda intervención, le recomendaron tener todos los cuidados habidos y por haber -casi como si estuviese en una cajita de cristal-, y le prohibieron acercarse a los hornos.

"Fueron dos años de cuidados muy rigurosos. Ya había tenido que dejar de ser sommelier, porque había perdido la vista de un ojo. Ahora, no solo tenía el pronóstico de que podía perder la vista del otro y de sufrir convulsiones, sino que -además- me prohibieron estar en la cocina. Entonces, también tuve que dejar la pastelería. Fue allí que empecé a aprender mindfulness, que es algo hermoso que une lo espiritual con lo cerebral", describe Emi.

Coria estudió profesorado en Mindfulness y comenzó a dar sus propios cursos y charlas. Creó una página web donde resume su historia y se ha propuesto ayudar y acompañar a los demás (vivirconscientemente.com.ar). Incluso, hasta está escribiendo un libro, "El mejor día de mi vida", al que no le dedica un tiempo preestablecido en su rutina, sino que se limita a sumarle algo en el preciso instante en que se le viene a la cabeza.

"El mejor día de mi vida es este. El libro no tiene que ver con las operaciones en sí, porque ya no me importa lo que me pasó ni lo que vaya a pasarme. Estoy entregada a disfrutar la vida. Todo viene de la mente y vivimos de lo que pensamos. Y cuando creés que estás plena, siempre hay más", agrega.

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"Mientras el médico me decía que quedé hemipléjica, me senté y lo abracé": la mendocina que volvió de la muerte. Foto: Gentileza

La renovada vida de Emi Coria la encuentra siempre junto a su hija Matilda, en pareja con Greg -un extranjero a quien conoció en un encuentro de Spanglish- y sin secuelas graves luego de las dos operaciones- más allá de algunos episodios de convulsiones que pueden surgir de imprevisto y que, afortunadamente, mantiene bajo control con medicación.

Hace unas semanas, Emi regresó a la Clínica de Cuyo, esta vez acompañando a un amigo canadiense que llegó de urgencia. Las circunstancias de la vida volvían a llevarla al lugar donde fue operada dos veces y donde, como ella misma resume, sintió que estaba "del otro lado".

"Mi amigo tenía vómitos, estaba muy mal y no sabía qué hacer, ¡me hacía acordar a mí por momentos! Llegó desnutrido y deshidratado y, cuando lo revisaron, descubrieron que tenía simplemente una infección urinaria. Le pusieron inyecciones, suero intravenoso y salió perfecto", repasa Emi.

"Era todo un tema volver a estar ahí para mí, pero te juro que no sentí miedo ni nada. ¿Qué es lo peor que podría pasar cuando te pasa lo peor que te podría pasar, y que es morirte? Nada, porque cuando morís, se terminan tus problemas. Pero eso podemos lograrlo aún en vida. Podemos ser felices aún en terapia intensiva, no dependemos de las circunstancias para ser felices", concluye.

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