A menos de una hora de la Ciudad de Buenos Aires (CABA), existe un paisaje único que sorprende a visitantes locales e internacionales. Se trata de un extenso conjunto de ríos, arroyos e islas que conforman uno de los humedales más importantes del país y que, por su riqueza ecológica, fue declarado Reserva de Biosfera por la UNESCO en 2000.
Este ecosistema, conocido como Delta del Paraná, abarca más de 220 mil hectáreas en la provincia de Buenos Aires y es un refugio para cientos de especies de flora y fauna.
Al mismo tiempo, se convirtió en uno de los destinos turísticos más atractivos de la región, gracias a su cercanía con CABA y a la variedad de actividades que ofrece.
Cómo llegar desde Buenos Aires
El acceso es sencillo y rápido. Desde la Capital, se puede llegar en auto por la Autopista Panamericana (ramal Tigre) en menos de una hora.
Otra opción es el tren Mitre (ramal Retiro-Tigre), que conecta directamente con la estación central de la ciudad. Desde allí parten las lanchas colectivas hacia las islas.
Mejor época para visitarlo
Si bien el Delta del Paraná puede recorrerse todo el año, la primavera y el verano son las estaciones más recomendadas.
El clima templado permite disfrutar al máximo de las actividades al aire libre, mientras que en otoño el paisaje se tiñe de tonos dorados y rojizos, ofreciendo otra postal imperdible.
Un destino con proyección internacional
Al ser reconocido como Reserva de Biosfera, el Delta del Paraná integra la Red Mundial de Reservas de la UNESCO, lo que refuerza su valor como espacio de conservación.
La distinción impulsa el turismo sustentable y protege un ecosistema que, además de su belleza, cumple un rol clave en la regulación del clima y el agua en la región.
El Delta del Paraná es mucho más que una escapada cercana: es un paraíso natural que combina aventura, historia y conciencia ambiental. Una joya bonaerense que sorprende a cada visitante.