Enfocándose en lo más perceptible, las personas que han dejado de fumar aseguran que definitivamente logran sentirse mucho mejor después de dejar el cigarrillo, sobre todo que dejan de lado ciertas dificultades respiratorias y la incomodidad de la tos. También relatan que se sienten más cómodas socialmente y obviamente, que ahorran dinero. La ocasión es propicia en el marco del Día Mundial Sin Tabaco, establecido cada 31 de mayo.
En primera persona
Ignacio Aguilar (41) fumó durante 18 años, aunque con algunas pausas. Intentó dejar de hacerlo varias veces sin éxito hasta que lo logró, gracias al tratamiento de su obra social. Hoy está agradecido, incluso, lo recomienda.
Métodos suaves para dejar de fumar
Qué sineten las personas que dejaron de fumar
Pero hay que tomar la decisión, algo motiva. “Ya fumaba con culpa, no lo disfrutaba, me sentía pesado, sentía como los pulmones cargados; no eran por ahí tantas manifestaciones físicas, pero sí sabía que me hacía mal, que algún día lo iba a tener que dejar, y entonces resolví dejarlo”, contó sobre lo que lo impulsó a dejar el cigarrillo. Fumaba 10 por día y en “las malas épocas”, 20.
Tras el logro, “me sentí mucho mejor -agregó- mucho más aliviado de esta cuestión de sentirme pesado y con menos aire. Pero a la vez, simultáneamente, cuando empecé el tratamiento de cesación empecé el gimnasio, retomé, porque había hecho años antes, pero no con tanta seriedad, digamos. Y bueno, eso también me hizo sentir bien físicamente, por todos lados. Volver a sentir sabores, olores, sentir la nariz despejada, sentirte con más energía, todo eso que fue acompañado con el entrenamiento”.
Consideró que el tratamiento fue un éxito porque no volvió a probar nunca más un cigarrillo y ni siquiera lo tienta. “Después ya el cigarrillo pasa a ser algo que queda fuera de tu vida, hoy ni lo extraño realmente, soy un agradecido de haber podido dejarlo”.
Ricardo Nuñez también lo dejó. Fue gracias al programa para dejar de fumar de Omint. “Estaba fumando casi 2 paquetes por semana y sentía que me cansaba por todo, estaba prendiendo los cigarrillos con el anterior, eso fue la primera señal clara de que algo no andaba bien”, recordó.
Fumó durante más de dos décadas, empezó a los 13 y siguió hasta los 35. “El proceso de dejar fue difícil, dejaba un año y volvía hasta que se acortaron los plazos y ya no quiero saber más nada con fumar, la primera vez que deje es un buen recuerdo porque empecé a hacer más deporte y me di cuenta todo lo que rendía habiendo dejado, me sentí mucho mejor y menos cansado”.
Hoy piensa en aportar un recurso para el resto: “Durante el proceso de dejar hice un juego de cartas mostrando todas las consecuencias del cigarrillo con humor negro, para ayudar a concientizar, lo tengo en proceso”.
Como al resto, a Eva Szasz le exigió varios métodos -incluida la hipnosis- y varios intentos lograrlo. Cuando se inscribió al taller de Omint fue con pocas esperanzas pero apostó a una nueva oportunidad. Dijo que le dio herramientas para que sus ganas de dejar de fumar pudieran ser más fuertes y este 21 de septiembre cumplirá 10 años sin fumar y sin ninguna recaída.
“Fumé por más de 40 años, lo que más me molestaba era que otros sintieran el aliento, el olor a cigarrillo”, relató y por eso dice que ahora se siente mucho más cómoda socialmente”.
Los “rituales” del tabaquismo
Eva agregó que tras dejar de fumar hay cambios inmediatos y cambios a largo plazo: “En lo inmediato lo noté en el olfato y el gusto, es increíble como se nota el cambio; a largo plazo, es una vida mucho mejor, mucho más sana, sin ser esclava de un vicio. Una vida en la cual te cansas menos y rendís mucho mejor”.
Hay coincidencia en que entre lo más difícil del proceso de dejarlo se cuenta calmar la ansiedad, muchos terminan canalizándola a través de la comida y se come más.
También mencionan el aspecto social. Para Ignacio, la etapa más desafiante del proceso son los primeros 15 o 20 días. “Mucha ansiedad, el cuerpo te va pidiendo nicotina, y cambiar las rutinas, porque uno tiene establecidos los puchos después de almuerzo, después de cena, en el trabajo, en el recreo. Entonces, no tenerlos era lo que más costaba, porque tenés toda una vida organizada en torno a esos rituales”.
Apuntó que también es difícil por los entornos donde la gente se mueve, porque generalmente se comparten salidas y reuniones con personas que también fuman y en ese contexto, no hacerlo, es un desafío.
Beneficios múltiples
La doctora en Salud Mental Comunitaria, Diana Calderón, es además referente del Programa para Dejar de Fumar de Damsu de la UNCuyo. Recordó algunos datos que ilustran el escenario actual, entre los cuales mencionó que según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) 2018, el 22,2% de los argentinos mayores de 18 años fuma tabaco. A esto sumó los nuevos dispositivos para el consumo de nicotina, como vapeadores y cigarrillos electrónicos. En Mendoza la prevalencia es mayor: 26,8%.
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Uno de los datos más preocupantes es la edad temprana de inicio: la edad promedio ronda los 17 años, aunque la edad más común es de 15 años, especialmente entre los varones, según datos de Sedronar.
Agregó la referencia al tabaquismo pasivo, o lo que se conoce como “humo de segunda mano”, la exposición al humo de tabaco ajeno, que afecta a 25% de la población, lo que implica un riesgo adicional para la salud pública, incluso entre no fumadores.
La experta enumeró los cambios positivos de dejar el cigarrillo. En cuanto a la salud física: “Mejora la capacidad pulmonar, se reduce la tos y la falta de aire, las personas que dejaron de fumar nos dicen que pueden correr el colectivo, subir escaleras o jugar un partido de fútbol sin sentir falta de aire”, contó. También se normaliza la presión arterial, mejora la circulación y se reduce el riesgo de infecciones. Las personas refieren que ya no se resfrían tanto. La piel luce más sana y los dientes se manchan menos, tienen mejor el cabello y sienten el aliento más fresco.
También conlleva beneficios psicológicos y emocionales: al dejar la adicción se refuerza la autoestima y el sentido de control personal; con el tiempo, contribuye a reducir el estrés crónico. “Muchas personas reportan una mejora general en su bienestar emocional”, destacó.
Además, se refirió a las ventajas económicas: “Una pareja que dejó de fumar en el 2024, nos contaba que en el año habían logrado ahorrar 2 millones de pesos, (que gastaban en cigarrillos), además hay menos gastos médicos”.
Otros beneficios tienen que ver con los vínculos ya que se reducen los conflictos con los no fumadores y mejora la convivencia.
“Afortunadamente, las personas somos capaces de cambiar y dejar de fumar es posible. La investigación ha demostrado que los apoyos farmacológicos junto con estrategias cognitivo-conductuales, apoyo nutricional específico, ejercicio físico y técnicas de relajación y respiración, pueden ayudar a las personas a superar la adicción a la nicotina, mejorando la salud, el bienestar y la calidad de vida”.
Hay más adolescentes fumadores
Aunque en los últimos años venía en descenso la cantidad de fumadores entre los adultos, los especialistas advierten que hay un aumento entre los adolescentes y los más jóvenes.
Esto está vinculado a que las tabacaleras redefinieron su público objetivo y desplegaron estrategias dirigidas a este segmento. De la mano, llegaron al mercado nuevos dispositivos, como vapeadores y cigarrillos electrónicos, entre los primeros con diseños llamativos que tientan a los chicos. Se ofrecen productos saborizados que también les resultan atractivos mientras que además, los médicos señalan que en la adolescencia es más fácil ser víctima de las adicciones.
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Hay un aumento del vapeo entre los jóvenes
Argentina ocupa el segundo lugar en América con más adolescentes fumadores de entre 13 y 15 años, apenas por debajo de República Dominicana. El dato fue publicado en un informe elaborado por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires.
En el país, 2 de cada 10 (20,2%) chicos de esta edad consume tabaco.
Según la Organización Panamericana de la Salud, la industria ha desplegado una millonaria estrategia global y ha lanzado más de 16.000 sabores distintos.
Los profesionales refieren que aún no se sabe a ciencia cierta el impacto que este tipo de consumos tendrá en toda su magnitud porque se trata de productos nuevos y habrá que esperar unos años para verlo. Sin embargo, anticipan que para empezar, producen daño pulmonar, por lo cual advierten que puede incrementar los casos de cáncer de pulmón en el futuro.