Es un buen ejemplo para entender este mundo nuevo porque su mente funciona ajustada a él. Entonces, es natural que recién tenga 18 años de edad y sea una persona exitosa en el difícil arte de la moda. “Fue práctica y error, y mirar videos en internet”, cuenta Felipe Prisco sobre cómo aprendió. “Me di cuenta de que la gente conectaba conmigo, con mi historia”, repasa. La marca que había creado apenas con 16 años comenzó a crecer exponencialmente. “No vendemos un vestido, creamos un look”, afirma.
El origen de esta pasión por la alta costura también tiene algún apoyo en la familia, al menos en el comienzo. “Antes de la pandemia iba mucho a la casa de mi abuela, en el barrio Jardín. Todos los viernes, con mi prima, hacíamos ahí una especie de pijamada. Un día vi la máquina de coser de mi abuela y le dije: ´Nancy, quiero que me enseñes a coser´”, rememora Felipe.
El talentoso adolescente acepta que, al principio, a la familia “le resultó un poco chocante, porque no es normal que un chico de 13 años quiera hacer eso”. Pero también es cierto que todos ya estaban acostumbrados a las inquietudes artísticas de Felipe, que ya dibujaba y pintaba con método, que daban como resultado cuadros impactantes.
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Felipe Prisco, el adolescente de San Martín que es sensación en el mundo de la moda. | Foto: Daniel Caballero / Los Andes
“Un día fui a la casa de mi abuela con telas e hilo y me puso con el proyecto de hacer un buzo. Fue un viaje de ida que no terminó nunca más”, afirma.
A partir de allí el plan dejó de ser hacer una pijamada "y empezó a ser ir a coser”. “Yo iba siempre con una tela nueva, con un proyecto diferente, casi siempre algo que había visto en internet”, repasa el inquieto joven.
Y completa: “Tuve que animarme, porque uno piensa qué van a decir, especialmente en un pueblo como este”. Pero su pasión pudo más. “Mi abuela y mi bisabuela me fueron enseñando lo básico y lo demás lo fui complementando con videos en internet. Pero, principalmente, todo fue práctica y error”, admite.
Animarse
Como todo artista, en un momento Felipe sintió la necesidad de mostrar su creación. “Entonces, empecé a subir cosas a Instagram, porque es la red más simple para mostrar el trabajo. Subía las cosas que me parecían lindas y también subía muchas pinturas mías, pero nada demasiado profesional”, cuenta.
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Felipe Prisco, el adolescente de San Martín que es sensación en el mundo de la moda. | Foto: Daniel Caballero / Los Andes
Pero eso fue suficiente para que comenzara a llamar la atención. “Así, todo fue escalando y me di cuenta de que esto me apasionaba”, dice.
Felipe habla del pasado como si todo fuera muy lejano, como si fuera un adulto hecho y derecho, y recordara cosas de una juventud lejana. Pero tiene 18 años y sus recuerdos son del año pasado, del anterior, de ayer nomás.
Y en ese tono repasa: “Mi abuela me regaló mi primera máquina de coser y con eso empecé”. Curiosamente el nieto sostiene: “Después le devolví el dinero que gastó en la máquina de coser y me hace sentir muy orgulloso, me da mucha satisfacción”.
Marca propia
Felipe Prisco se considera “una persona muy ambiciosa”, pero esa ambición no la asocia con el tener, sino con el saber. “Me gusta aprender muchísimo, todos los días, estar empezando algo, probando, siempre trabajando para tener algo para mostrar”, apunta.
Entonces, después de hacer sus primeras experiencias, “empecé a trabajar para crear un producto, armar una marca”, repasa.
En ese pasado tan lejano pero que sólo son meses, hizo su primera colección. “Lo hice todo con amigas”, confiesa Felipe. Las fotos, el maquillaje, las modelos... “Fue todo muy casero, ¡pero a la gente le encantó! Ahí hice mis primeras ventas, mínimas, cosas muy chiquitas, pero que me impulsaron”, rememora entusiasmado.
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Felipe Prisco, el adolescente de San Martín que es sensación en el mundo de la moda. | Foto: Daniel Caballero / Los Andes
Sostiene que esos primeros trabajos, esas primeras colecciones “eran cero conceptuales”. “Después me fui dando cuenta de que a la gente lo que realmente le gustaba era conectar conmigo, con mi historia, con lo que soy como persona. Entonces empecé a relacionar la marca no tanto con el producto, sino conmigo”, resalta Felipe.
En Puerto Madero
Así fue que Prisco creó su primera colección profesional. “Está inspirada en mis raíces, una colección re sentimental, la primera realmente profesional, hecha con modelos, fotógrafos, maquillistas, un gran equipazo, todos unas genias y genios que todavía trabajan conmigo”, detalla orgulloso.
Recuerda que “de allí nacieron un montón de ventas, de comentarios, las primeras notas y todo fue creciendo”.
En la revista Para ti (“qué fue cumplir un sueño”) pusieron el ojo en el adolescente sanmartiniano. “Al poco tiempo, me invitaron a mi primer desfile en Buenos Aires. Fue en Puerto Madero, dirigido por Hernán Drago e Ingrid Grudke”, repasa.
Eso fue confirmar que Felipe Prisco estaba en el camino correcto, que ese era su destino. “Armé una colección de 10 vestidos de fiesta. Fue súper lindo. Viajé con mi abuela”, suma.
Y cuenta que le pareció “todo muy desorganizado” para alguien tan detallista como él. “Pero aprendí lo que era hacer una puesta en escena y comercializar”, confiesa.
Allí conoció a Ingrid Grudke, “una persona increíble”, y cuenta que ocurrió algo casual pero simbólico. “Me olvide en su camerino un vestido mío. A ella le encantó y lo usó en un montón de eventos. Se puede decir que nos hicimos compañeros”, resume.
Después de Buenos Aires, Felipe siguió trabajando y creciendo. “Armé una colección para mi debut en Mendoza, en Chacras de Coria, y me fue muy bien”, explica.
Y ahora, hace poco, llegó una nueva invitación: “Ingrid me invitó a un desfile organizado por ella, con diseñadores de todo el país, en el Hilton”, adelanta, siempre entusiasmado.