El Papa se cruzó con jóvenes que defienden el aborto: qué les respondió

Se difundió el documental en el que el Papa dialoga con jóvenes. Tuvo momentos álgidos, como cuando una catequista le regaló un pañuelo verde y Francisco, en lugar de responder con argumentos religiosos, apeló a la embriología.

El papa, en un segmento del documental "Amén".
El papa, en un segmento del documental "Amén".

Durante siglos, los papas fueron personas distantes para aquellos que vivían prácticamente encerrados en el Vaticano. Sin embargo, en las últimas décadas, esta imagen ha comenzado a cambiar con pontífices que se muestran más cercanos y viajan por el mundo. El Papa Francisco ha continuado avanzando en esta línea y recientemente protagonizó un hecho sin precedentes en un papado: se sometió a un programa de televisión para entablar un impactante diálogo con jóvenes que cuestionaron las posiciones de la Iglesia sobre el aborto, la homosexualidad y la respuesta institucional ante casos de abuso clerical.

El programa, titulado “Amén, Francisco responde”, fue dirigido por los españoles Jordi Évole y Márius Sánchez y estrenado recientemente en las plataformas Disney Plus y Star Plus. En esta emisión, el Papa dialogó durante 83 minutos con jóvenes de España, Senegal, Argentina, Estados Unidos, Perú, Ecuador y Colombia, en un ambiente más relajado que el Vaticano, específicamente en un loft de un barrio periférico de Roma.

A pesar de que durante la grabación el Papa Francisco padecía intensos dolores en la rodilla, se mostró de buen ánimo y concentrado, adoptando una actitud de paciente escucha. Sus respuestas ante los cuestionamientos planteados son propositivas, buscando abrir puentes y ser un puente entre los jóvenes y Dios.

En el diálogo, se destacaron varios momentos álgidos. Por ejemplo, un joven de Senegal criticó el apoyo histórico de la Iglesia a la colonización, a lo que el Papa respondió que la institución debe asumir su historia y estar en constante reforma. Una chica de Santiago del Estero, Argentina, se presentó como catequista y activista del aborto legal, entregando al Papa un pañuelo verde, símbolo de la lucha a favor del aborto. Ella argumentó que la Iglesia debe considerar el drama de la mujer frente a un embarazo no deseado y mostrar más humanidad hacia quienes deciden abortar.

El Papa valoró la sensibilidad expresada por los jóvenes, pero también planteó el siguiente cuestionamiento: “Los libros de embriología enseñan que al mes de la concepción está delineado el ADN y dibujados los órganos. ¿Es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema?”. Además, en relación con las mujeres que abortan, afirmó: “A los curas siempre les digo que cuando viene una mujer en esa situación, con cargo de conciencia, pues es dura la huella que deja, que no pregunten mucho y sean misericordiosos”.

Otros momentos destacados incluyeron el testimonio de un joven español que reveló haber sido abusado por un profesor del Opus Dei en su colegio, y la pregunta de una chica que se identificó como “no binaria” sobre si hay espacio para la diversidad sexual en la Iglesia. El Papa respondió afirmando que toda persona es hija de Dios y que la Iglesia no tiene derecho a excluir a nadie, pero fue severo con aquellos que, basándose en una interpretación literal de la Biblia, promueven discursos de odio y justifican la exclusión de las personas homosexuales. Según el Papa Francisco, estos individuos son “infiltrados que aprovechan a la Iglesia para su estrechez personal”.

Uno de los testimonios más impactantes fue el de una joven que reveló que vende contenido pornográfico en internet para mantenerse a sí misma y a su hija. Ante esto, el Papa señaló que la moralidad de los medios depende del uso que se haga de ellos y advirtió sobre el peligro de la pornografía, comparándola con una adicción.

Estos diálogos con los jóvenes han sido considerados como un ejemplo de la libertad evangélica del Papa Francisco, quien dialoga sin filtros ni prejuicios, pero con claridad y sin justificaciones. Para el titular de la Cátedra Pontificia de la UCA, Marco Gallo, este tipo de conversaciones puede ayudar a un mundo distante de la Iglesia a acercarse, atraído por una humanidad abierta y sin prejuicios. Según él, es una Iglesia “experta en humanidad” que no teme enfrentar cuestiones complejas y controvertidas.

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