En septiembre los jardines se llenan de colores y aromas. Pero tal vez, el sabor de las flores sea un aspecto que nos pasa desapercibido. La naturaleza nos ofrenda muchas flores comestibles.
En septiembre los jardines se llenan de colores y aromas. Pero tal vez, el sabor de las flores sea un aspecto que nos pasa desapercibido. La naturaleza nos ofrenda muchas flores comestibles.
¿La más conocida? Una que encontramos en cualquier verdulería, el coliflor, de la cual comemos el conjunto de sus pimpollos sin abrir (si dejamos un coliflor plantado, veremos cómo sus pimpollos se estiran hasta producir bonitas flores amarillas).
¿Otras flores que se comen? Las Hemerocalis, que en Perú son secadas y utilizadas para condimentar ensaladas y sopas por su gustoso picor.
También podemos condimentar y decorar deliciosas ensaladas con flores de pensamientos, violas, caléndulas, geranios y crisantemos; en tanto que el Taco de Reina ofrece sus bondades a través de sus flores y picantes hojas y son un acompañamiento ideal para las ensaladas de rúcula.
La flor de la calabaza, en tanto, es muy común en la cocina mexicana, y podemos encontrarla en quesadillas, sopas y cremas.
¡Ah! Y no olvidemos los delicados pétalos de rosas, algunos amarguitos y otros dulces, ideales para el toque gourmet en ensaladas y postres. También el té de esta flor cautiva con su profundo aroma.
* Especialista en Jardinería orgánica de revista Rumbos. Contenido exclusivo.