No hace falta salir ni gastar una fortuna para pasarla bien con amigos porque estos juegos son ideales para jugar en casa, entre picada y brindis.
El Día del Amigo es esa excusa perfecta para reencontrarse con gente querida, compartir una buena picada y brindar por los recuerdos. Pero después de los primeros bocados y antes de que alguno saque la guitarra o empiece el debate de siempre, puede venir bien algo distinto: un poco de juegos, humor y complicidad.
Estos tres juegos están pensados para que se pueden jugar sentados alrededor de la mesa, con lo que hay a mano y -sobre todo- sin gastar casi nada. Lo único que necesitás es buena onda y ganas de divertirse.
Los juegos son económicos, espontáneos y completamente personalizables, ideales para adultos que buscan reconectarse con su grupo, reírse de sí mismos y celebrar eso que tanto vale: la amistad de verdad.
Un clásico infalible adaptado a los tiempos que corren. "Yo nunca" es ideal para romper el hielo, conocerse un poco más o revivir anécdotas olvidadas. Pero esta versión tiene un giro: está pensada para grupos de amigos adultos que comparten historia.
Alguien arranca diciendo una frase que empiece con “Yo nunca…”, por ejemplo: “Yo nunca volví con un ex”, “Yo nunca me dormí en un boliche”, “Yo nunca inventé una excusa para no ir a un cumpleaños”.
Quienes sí lo hayan hecho, toman un sorbo de su vaso (puede ser con alcohol o sin, no importa). El objetivo no es emborracharse, sino reírse, compartir recuerdos y tal vez descubrir datos insólitos.
Tip: en grupos de amigos de muchos años, es inevitable que las frases despierten carcajadas… y confesiones. Por eso funciona tan bien en la previa o durante la cena.
Otro juego que no necesita nada más que preguntas, risas y un grupo con buena onda. Acá el objetivo es elegir, entre todos, a la persona más probable de hacer determinada cosa. Las risas están garantizadas, sobre todo cuando empiezan a aparecer internas o verdades ocultas.
Alguien dice una frase tipo:
A la cuenta de tres, todos señalan al mismo tiempo a quien crean que encaja con la frase. Las discusiones y justificaciones que vienen después son lo mejor del juego.Podés anotar las frases en papelitos antes de jugar y sacarlas de a una, tipo sorteo. También funciona con una app que genere preguntas al azar.
Este juego es perfecto para amigos creativos o que disfrutan improvisar. No hay que ser actor ni escritor: alcanza con tener algo de imaginación… y no tener miedo al ridículo. Es ideal para después de la cena, cuando la charla ya está suelta.
Uno comienza una historia con una frase breve, por ejemplo: “Era una noche fría y estábamos en una casa que no conocíamos…”. Luego, cada persona agrega una frase para continuar el relato. Pero el truco es que cada uno puede cambiar totalmente el rumbo de la historia, lo que genera situaciones disparatadas.
Por ejemplo, alguien puede decir: “…cuando de repente, apareció un pingüino con una copa de vino”. Y el siguiente podría seguir: “Pero no era un pingüino cualquiera: era el ex de Sofi disfrazado".
Objetivo: divertirse, desvariar, crear una historia absurda y que todos terminen llorando de risa. Si alguien quiere anotar o grabar el relato, después puede compartirse como recuerdo.