Las relaciones DADT se centran en la idea de la libertad para explorar en el amor, aunque sin compartir detalles.
Qué son las parejas "DADT", una nueva manera de tener relaciones, y cómo funcionan.
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Un cambio parece estar en marcha en la dinámica de las relaciones románticas de pareja. La palabra de moda que define esta nueva tendencia es "DADT", abreviatura de "Don't Ask, Don't Tell" (No preguntes, no cuentes). Ya sea por los años, la distancia, la convivencia o una vida profesional acelerada, cada vez más personas vinculadas amorosamente adoptan una tendencia que deja de lado un aspecto fundamental del romance tradicional: el contarse todo.
En pocas palabras, las parejas que se suscriben a la "DADT" eligen no indagar en la vida privada del otro y, al mismo tiempo, no se sienten obligadas a compartir todos los detalles. En el centro de la motivación está la libertad. En un mundo donde la conectividad constante puede resultar abrumadora, cada vez más parejas se alejan de la idea de la vigilancia para darle aire y espacio al otro.
La posesividad ahora es vista por muchos como una señal de alerta. Por el contrario, para este tipo de contratos amorosos, no hay necesidad de informes diarios ni vigilancia emocional. Es así como la ausencia de registros o interrogatorios rutinarios fortalece la confianza.
Quienes tienen relaciones a distancia, en particular, suelen considerar la "DADT" como un mecanismo de supervivencia. Con menos peleas por llamadas perdidas o salidas nocturnas, la relación se basa en el respeto mutuo en lugar de las explicaciones constantes.
El modelo DADT, aseguran los especialistas, elimina la chispa que suele encender estas discusiones. Al no tener que informar ni dar explicaciones, las parejas suelen experimentar menos estallidos emocionales. Muchos afirman que esto conduce a una convivencia más pacífica y a un menor resentimiento.
Aun así, no todo es color de rosa en el mundo del "no preguntes, no cuentes". Los expertos advierten que, si bien el modelo puede funcionar bien para algunos, no es una solución universal y, desde luego, conlleva riesgos.
Una de las principales críticas a este estilo de relación es la falta de intimidad emocional. Cuando las parejas dejan de hacerse preguntas, también pueden dejar de involucrarse profundamente. Esto puede generar brechas en la comunicación, sentimientos de soledad e incluso un mayor riesgo de infidelidad, ya que las necesidades emocionales no se satisfacen.
¿Te sumarías a esta tendencia?