Reciclar no requiere conocimientos previos. Con estos trucos podés no sólo decorar los espacios, sino también crear nuevas herramientas funcionales.
Foto:
PexelsRenovar la decoración de los espacios del hogar es una práctica que no solo contribuye a la sostenibilidad, sino que también potencia la creatividad aplicada al entorno doméstico. La cocina, núcleo del hogar, se presta particularmente bien a este tipo de intervenciones.
Una de las maneras más accesibles y efectivas para reciclar y personalizarla consiste en reutilizar botellas de vidrio, especialmente aquellas que originalmente contenían salsa de tomate. Este proyecto permite convertirlas en objetos decorativos con una impronta artesanal que, además de embellecer, puede ser útil para almacenar elementos de uso frecuente y cotidiano.
Para llevarlo a cabo, se requiere:
- Una o más botellas de vidrio con su respectiva tapa, limpias y sin etiquetas.
- Una manija plástica (como las que vienen en los bidones de agua).
- Una tira de cuero o cuerina.
- Una pistola de silicona
- Un llavero que sirva como adorno.
- El primer paso es quitar por completo las etiquetas originales del frasco, tarea que se facilita al sumergir las botellas en agua caliente con detergente y raspar los residuos con una esponja o cuchilla.
- Luego se limpian con alcohol para eliminar cualquier rastro de grasa o pegamento.
- Una vez seco el vidrio, se aplica el transfer sobre la superficie con ayuda de una herramienta plana. Procurá que quede liso y sin burbujas. La adherencia debe ser total para que el diseño no se despegue con el tiempo ni con el contacto.
- En paralelo decorá la manija plástica. A esta manija se le puede incorporar un llavero decorativo que funciona como detalle.
- Luego se pega la manija en la parte superior del frasco. Asegura con una tira de cuero en la parte media o baja del recipiente, ya que puede servir como punto de agarre o simplemente como un accesorio.
Los frascos pueden disponerse en alacenas abiertas, estantes o sobre la mesada, lo que aporta un componente cálido, artesanal y distintivo. La funcionalidad se adapta: pueden usarse para guardar cucharas de madera, yerba, especias, granos secos o incluso elementos no comestibles como lápices, fósforos o pequeños utensilios.