La calidad del sueño depende de factores que suelen pasar inadvertidos. Ciertos hábitos de limpieza cotidianos vinculados con la higiene y el orden del dormitorio influyen directamente en el descanso. La especialista señaló que no se requieren cambios drásticos: bastan ajustes en la rutina diaria para mejorar el bienestar general y la energía.
Signos del zodíaco
Este signo es súper detallista con la limpieza del hogar.
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El impacto de la limpieza en el dormitorio
El impacto del entorno del dormitorio va más allá de la comodidad. La presencia de polvo, moho y alérgenos disminuye la duración del sueño, dificulta conciliarlo y provoca despertares frecuentes. Los ácaros y el moho inflaman el sistema respiratorio e interfieren con las fases de sueño profundo. Además, el desorden y la suciedad elevan el cortisol y reducen la producción de melatonina. En promedio, cada persona pasa 27 años de su vida en la cama, por lo que la importancia de cuidar el espacio donde se duerme.
Feng Shui
El Feng Shui enseña cómo la escoba, la limpieza y el hogar influyen en la energía.
Un dormitorio sucio puede convertirse en un foco de gérmenes, moho y alérgenos, con efectos negativos sobre la salud respiratoria. Entre el 20% y el 25% de la población tiene predisposición al Síndrome de Respuesta Inflamatoria Crónica (CIRS), una afección vinculada al moho que puede causar insomnio persistente. El polvo acumulado y la falta de ventilación agravan la irritación de las vías respiratorias y fragmentan el descanso nocturno.
10 hábitos comunes que deterioran la calidad del sueño
- Dejar toallas mojadas en la cama. Favorece el crecimiento de bacterias y moho. Se recomienda eliminar cualquier rastro con productos adecuados, usar mascarilla al limpiar y ventilar bien la habitación. Un purificador con filtro HEPA puede ayudar.
- Comer en la cama. Esta práctica confunde al cerebro sobre el propósito del espacio, atrae plagas y puede generar reflujo ácido.
- No lavar las fundas de almohada con frecuencia. Acumulan sudor, grasa y células muertas. Deben lavarse semanalmente y complementarse con protectores lavables y sprays sin toxinas.
- Usar prendas de casa sin lavar. Las batas y pantuflas absorben suciedad y deben lavarse con la misma frecuencia que las toallas.
- Sentarse en la cama con ropa de calle. La ropa exterior transporta polen, bacterias y contaminación; conviene cambiarse antes de usar la cama.
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Estos hábitos de limpieza pueden impactar de gran manera en la higiene de sueño.
- Descuidar la limpieza del antifaz para dormir. Estos accesorios acumulan grasa y cosméticos, por lo que deben lavarse al menos una vez por semana.
- Hacer la cama inmediatamente después de levantarse. El cuerpo libera medio litro de agua durante la noche; tender la cama enseguida atrapa humedad y favorece el moho. Es mejor ventilar y dejarla destapada media hora.
- Olvidar limpiar rincones ocultos. Zonas como cabeceros, persianas o debajo de la cama concentran polvo que agrava alergias y afecta el sueño.
- No ventilar diariamente. El aire estancado acumula alérgenos; abrir las ventanas cada mañana ayuda a mantener el ambiente limpio.
- Acumular objetos innecesarios. El desorden visual aumenta el estrés y dificulta la relajación previa al descanso.
La limpieza profunda y la ventilación diaria son medidas simples con gran impacto sobre la calidad del sueño.