Masticar cualquier tipo y variedad de chicle es un hábito incorporado para pasar el día. De menta o frutal - o relleno, porque no- cada persona tiene su sabor favorito. Incluso, en cuanto a marcas, por su durabilidad en el boca. Eso si, como todo en exceso, puede tener riesgos.
Se estima que seis de cada diez personas mastica un chicle en promedio cada día. Esta costumbre puede tener efectos positivos y negativos en distintas partes del cuerpo humano, según lo publicado por el New York Times.
Masticar chicle estimula la producción de saliva, lo que ayuda a neutralizar la acidez de la boca y a proteger los dientes de la erosión, explicó Peter Arsenault, dentista y profesor en la Universidad Tufts. Además, el movimiento del chicle puede eliminar restos de comida y placa dental.
Para el cuidado dental, se recomienda optar por chicles sin azúcar, especialmente aquellos elaborados con xilitol, un sustituto que puede reducir las bacterias que causan caries. Un metaanálisis de 2022 indicó que usar productos con xilitol puede disminuir el riesgo de caries en un 17 %.
Masticar chicle
Masticar chicle no siempre es tan bueno cómo creemos.
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2. Reduce la acidez estomacal
Según la gastroenteróloga Aditi Stanton, de Cincinnati, el aumento de saliva al mascar chicle puede ayudar a neutralizar el ácido en el esófago y disminuir los síntomas de acidez. Un pequeño estudio de 2005 demostró que masticar chicle sin azúcar después de comidas ácidas redujo los niveles de ácido en el esófago.
3. Mejora la cognición y disminuye el estrés
Algunas investigaciones sugieren que consumir chicle puede mejorar la concentración, el aprendizaje y hasta el estado de ánimo. Un estudio de 2018 mostró que adultos que apuestan por esta u otra golosinas mientras estudiaban obtenían mejores calificaciones.
Masticar chicle
Masticar chicle no siempre es tan bueno cómo creemos.
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Los 3 riesgos de hacerlo en exceso
1. Problemas en la mandíbula
Mascar chicle constantemente puede agravar afecciones en la articulación temporomandibular (ATM), causando dolores de cabeza, chasquidos, fatiga muscular facial y molestias en la mandíbula, según Arsenault. Por eso recomienda limitar el consumo de chicle a 15 o 20 minutos después de comer.
2. Problemas digestivos
Para algunas personas, mascar chicle puede empeorar el reflujo ácido, ya que podría relajar el esfínter esofágico inferior.
Masticar enérgicamente puede hacer que tragues aire, generando hinchazón, gases o eructos. A su vez, edulcorantes como el xilitol o el sorbitol tienen efectos laxantes y pueden provocar diarrea o calambres.
3. Exposición a microplásticos
Muchos chicles están hechos con plásticos como polietileno y acetato de polivinilo, que se liberan en la boca mientras mascamos. Aunque todavía se investiga su impacto en la salud humana, un estudio reciente sugiere que la liberación ocurre en pocos minutos. Por eso, podría ser mejor mantener el mismo chicle un tiempo prolongado.