Cuando una puerta empieza a rozar el piso, muchos creen que la única solución es sacar las bisagras, lijar madera o comprar herramientas costosas. Sin embargo, existe un truco casero, económico y fácil de aplicar en cualquier hogar, ideal para resolver este problema sin desmontar nada.
El desgaste natural, la humedad o el peso de la propia estructura pueden modificar la caída de la puerta y provocar ese ruido molesto al abrir o cerrar. Antes de llamar a un especialista, conviene probar este truco que en pocos minutos deja la superficie alineada nuevamente y evita daños mayores en el piso.
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Un truco de hogar permite ajustar una puerta sin herramientas complicadas.
El método, recomendado por carpinteros tradicionales, requiere solo un objeto común que cualquier persona tiene en su hogar: una simple hoja de lija fina. Pero no se utiliza de la manera habitual. El secreto está en aplicarla desde abajo, sin remover la puerta ni tocar las bisagras, logrando un desgaste controlado.
Cómo aplicar el truco en minutos
Para comenzar, colocá una hoja de lija bajo la parte donde la puerta roza el piso. Con la puerta cerrada casi por completo, movela suavemente hacia adelante y hacia atrás para que la lija desgaste apenas los milímetros que están generando el roce. Este proceso es totalmente seguro y no daña la superficie, ya que se trabaja con movimientos suaves.
El consejo clave es no apurarse: hacelo en varios pases cortos, revisando cada vez si el problema disminuye. En menos de cinco minutos notarás que la puerta se desliza con mucha más facilidad.
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Un truco de hogar permite ajustar una puerta sin herramientas complicadas.
Otro beneficio es que este truco permite evitar intervenciones más invasivas, como ajustar las bisagras, cepillar madera o comprar herramientas caras. Es una solución ideal para quienes viven en departamentos pequeños o desean resolver el inconveniente por cuenta propia.
Además, funciona tanto en puertas de madera maciza como en las más livianas de MDF. Si el roce es leve, este método casero suele ser suficiente para devolverle movilidad y evitar futuros daños en el piso.
En síntesis, este truco es rápido, económico y perfecto para cualquier hogar: un pequeño paso que mejora el funcionamiento de la puerta sin gastar dinero ni llamar a un profesional. ¿Lo mejor? Funciona incluso para quienes nunca hicieron mantenimiento doméstico.