En el hogar, solemos repetir costumbres sin cuestionarlas. Una de las más comunes es almacenar ciertos alimentos en la heladera pensando que así se conservan mejor. Sin embargo, la ciencia de la nutrición advierte que no todos los productos se benefician del frío.
El caso más evidente es el tomate, un alimento que millones guardan en la heladera sin saber que esta práctica altera su sabor, textura y valor nutricional. En el hogar, mantenerlos a bajas temperaturas hace que pierdan firmeza y que se corten sus procesos naturales de maduración.
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El alimento que todos guardan en la heladera y no deberías
Desde la perspectiva de la nutrición, el tomate refrigerado pierde antioxidantes clave como el licopeno. Además, la cadena de frío cambia sus enzimas internas y genera una pulpa harinosa poco agradable. En vez de mejorar su conservación, la heladera acelera su deterioro una vez que vuelve a temperatura ambiente.
Cómo guardarlo fuera de la heladera
El truco más recomendado es mantener los tomates fuera de la heladera, en un lugar fresco y ventilado del hogar. Idealmente, se colocan en un frutero lejos de la luz directa del sol. Así continúan madurando de manera natural y conservan su jugo y dulzura, lo que mejora la nutrición de cada plato.
Otra recomendación es no apilarlos en exceso. El contacto directo entre varios tomates puede provocar que se ablanden más rápido. En su lugar, es preferible disponerlos en una sola capa, evitando que se golpeen.
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El alimento que todos guardan en la heladera y no deberías
Por otro lado, si el alimento ya está demasiado maduro y no lo vas a consumir de inmediato, la heladera puede ser una salida temporal, pero siempre por un período corto. De esa forma, no se pierde por completo su aporte en la nutrición diaria.
En conclusión, aunque la heladera es clave en la conservación de muchos alimentos, no todos se adaptan al frío. Saber qué guardar y qué no puede marcar la diferencia entre un plato lleno de sabor y uno sin gracia. En el hogar, corregir este error tan común es un pequeño cambio que mejora tanto la experiencia en la cocina como la calidad de nuestra nutrición.