A simple vista, el agujerito en la parte superior de las tapas de las lapiceras parece un diseño decorativo o simplemente un recurso para evitar que el bolígrafo pierda tinta. Sin embargo, la realidad es que su función va mucho más allá de lo estético, y está directamente relacionada con la seguridad.
Aunque suele pasar desapercibido, ese pequeño orificio fue pensado por las marcas más reconocidas como un mecanismo de prevención de accidentes. Y sí, tiene una razón sumamente importante que muchos usuarios desconocen y que incluso ha sido avalada por organismos de salud y seguridad.
Un detalle mínimo que colabora en muchos accidentes
La curiosidad detrás del agujerito tiene que ver con algo tan serio como la posibilidad de atragantamiento. Las tapas de las lapiceras suelen ser uno de los objetos más comúnmente masticados por niños y adultos. Por eso, si alguien llegara a tragarse accidentalmente una, ese orificio permite el paso del aire mientras se recibe atención médica.
En otras palabras, ese diminuto agujero puede salvar vidas. Es un dato poco difundido, pero forma parte de las normas internacionales de seguridad, especialmente en productos escolares. Y aunque parezca un simple capricho del diseño, su presencia es intencional y necesaria.
Esta clase de curiosidades son parte de los pequeños datos cotidianos que suelen pasar inadvertidos. Pero al conocerlos, se entiende mejor cómo la ingeniería de los objetos también contempla la salud y el bienestar. Así, cada vez que uses una lapicera, vas a mirar su tapa con otros ojos.
En definitiva, no se trata solo de escribir, sino de hacerlo con objetos pensados también para cuidarnos. La próxima vez que alguien te pregunte por ese agujerito, ya sabés qué responder: tiene una función esencial que va más allá del diseño.