Engaño y muerte: las claves del femicidio de Florencia Romano que estremece a Mendoza

El salvaje asesinato de la niña de 14 años en Maipú movilizó a los mendocinos. Cómo fueron sus últimas horas, quién es el detenido y qué puede pasar con su concubina, la otra imputada.

Florencia llegó a la casa del imputado con engaños en las redes. La fiscal Claudia Ríos fue a la vivienda donde fue asesinada.
Florencia llegó a la casa del imputado con engaños en las redes. La fiscal Claudia Ríos fue a la vivienda donde fue asesinada.

El femicidio de Florencia Romano sacude a la sociedad mendocina a ocho días de la desaparición de la chica de 14 años y a tres del hallazgo de su cuerpo en una acequia en Maipú. El llamado desatendido por el 911 que pudo haber evitado el crimen, los detalles del cruento asesinato, los antecedentes del imputado y la reacción de una multitud en la calle son aristas de un caso que quedará en la memoria.

El destino de Florencia comenzó a trazarse en noviembre, cuando Pablo Arancibia la contactó por Instagram. Para este carnicero de 33 años era común acosar a menores de edad en las redes sociales y engañarlas o “seducirlas” con imágenes de dinero y bienes o con propuestas de actividades y eventos que nunca se concretarían. Así logró que la pequeña aceptara reunirse el mediodía del 12 de diciembre pasado. Según había contado el acusado, participarían de una “pool party” con otras personas.

Flor tomó el micro en Rodeo de la Cruz ese sábado y llegó al cruce de Maza e Irigoyen, en Maipú, minutos antes de las 13. Desde allí le escribió a Arancibia porque no se ubicaba y él la fue a buscar para llevarla a su casa en el pasaje Berra, entre Tucapel y Padre Vázquez, en Gutiérrez. Cámaras de seguridad de la zona captaron ese momento.

El hombre había planeado todo para quedarse a solas con la muchacha y le había indicado a Micaela Méndez (27), su pareja también imputada por el femicidio, que comería un asado con amigos por lo que debía irse a casa de sus familiares. La mujer obedeció y se marchó durante gran parte del día a Luján de Cuyo.

Según tienen acreditado los pesquisas, una vez en la precaria vivienda, el imputado intentó abusar sexualmente de la niña. Ella se resistió y se defendió del ataque. Además lanzó gritos que fueron escuchados por un vecino. El hombre no permaneció indiferente y llamó al 911, pero la operadora que lo atendió no hizo caso del pedido y le cortó la comunicación con un “hasta luego, señor. Buenas tardes”. Eso le valió a la efectivo del Centro Estratégico de Operaciones el pase a pasiva, por lo que percibirá la mitad de su sueldo mientras dure la investigación y podría ser exonerada.

Pablo Ramón Arancibia (33) y Micaela Estefanía Méndez (27) fueron acusados por el femicidio de Florencia Romano.
Pablo Ramón Arancibia (33) y Micaela Estefanía Méndez (27) fueron acusados por el femicidio de Florencia Romano.

Golpeada, degollada y quemada

La superioridad de fuerza le dio a Pablo Arancibia una ventaja fatal sobre su víctima. La necropsia realizada al cuerpo de la nena reveló que había sufrido fractura del tabique nasal y de cráneo, golpes en distintas partes del cuerpo y un profundo corte en el cuello.

La reconstrucción investigativa sostiene que Arancibia quiso deshacerse de las evidencias y del cuerpo de Florencia. Por eso le pidió a un vecino que lo llevara a una estación de servicio a comprar una gaseosa, ya que él no tiene auto, aunque terminó comprando nafta, para lo que realmente quería ir hasta allí. Una cámara de una casa captó al acusado a las 20.52 de ese sábado con el combustible con el que luego roció el cadáver de la niña. La autopsia reveló quemaduras post mortem en algunas partes del cuerpo, lo que abona esa hipótesis.

El desprecio de Arancibia por la vida de Florencia fue incluso más allá: contactó a un familiar de su pareja y le pidió insistentemente que lo llevara en el auto a descartar el cuerpo de un perro que habían atropellado cerca de su casa. Antes la había envuelto en una frazada. Luego guió al hombre hasta calle Alsina al 2300, a metros de un frigorífico, y descartó el cuerpo en una acequia.

El relato del conductor y testigo fue clave para dar con los restos de la chica y para cerrar el círculo investigativo sobre Arancibia y su pareja, que fueron detenidos el martes pasado e imputados 48 horas después.

El carnicero admitió que la menor había estado en su casa pero aseguró que la había acompañado a tomar un colectivo de regreso a su hogar en Guaymallén. No contaba con que los sabuesos revisarían los movimientos de la tarjeta SUBE de Romano y constatarían que no había vuelto a viajar.

Familiares y amigos lloran al enterarse que encontraron los restos de Florencia Romano.
Familiares y amigos lloran al enterarse que encontraron los restos de Florencia Romano.

Posible desvinculación

La participación de la mujer en el crimen pierde fuerza ya que diversos testigos respaldaron a Méndez en probar que estuvo ausente de su casa cuando se cometió el asesinato (la hora de muerte se calcula entre las 18.58, cuando se escucharon los gritos de Flor, y las 19.17, cuando se apagó el celular de la niña). Sin embargo resta determinar si Méndez tuvo participación en los hechos posteriores al femicidio, como al descartar el cadáver.

La joven fue imputada como coautora del femicidio y está alojada en la cárcel Almafuerte II, en Cacheuta. La primera noche que pasó allí fue atacada por otra interna pero podría dejar su celda si se la desvincula de la causa. Otra opción es que sea imputada por participación secundaria -con penas de 10 a 15 años de cárcel- o por encubrimiento, con pena de hasta tres años.

Acoso virtual

“Elegante, seductor, fachero, carismático, exitoso, adinerado... Así es Bratt Pitt (sic). Yo soy Pablito”. Así se presentaba Pablo Arancibia en uno de sus perfiles de Facebook. Allí también mostraba un auto de alta gama. Pero, probablemente sabiendo que esa red social no es muy utilizada por los adolescentes, se “mudó” a Instagram, desde donde contactó a Florencia Romano.

Al parecer era una práctica habitual en él buscar menores de edad en las redes. De hecho, el día posterior al crimen el carnicero le escribió a otra menor. Esa adolescente es amiga de Florencia y contó que el acusado había intentado seducirla y convencerla de verse.

Cuando el caso salió a la luz y Florencia aún era buscada, se filtraron capturas de pantalla de mensajes acosadores que Arancibia había enviado durante tres años a una adolescente. El primer intento de contacto virtual comenzó en 2017, cuando la joven tenía 17 años y el acusado 30. Pese a que la adolescente nunca respondió a las insistentes invitaciones de Arancibia, él continuó hostigándola hasta el 4 de diciembre pasado.

“Soy soltero, tengo un BMW, sin hijo”, decía uno de los primeros mensajes. En otro mostraba un fajo de billetes al que añadía una invitación para “dársela en la pera”. Más adelante enviaría “memes” desubicados. Arancibia jamás recibió una respuesta de la chica pero ello no le impedió seguir acosándola. Finalmente, el último 4 de diciembre la adolescente le escribió: “Dejá de fantasmearla”.

Multitudinario pedido de justicia por Florencia Romano en las calles del centro de Mendoza.
Multitudinario pedido de justicia por Florencia Romano en las calles del centro de Mendoza.

Antecedentes

Aunque nunca fue condenado, Pablo Arancibia tiene dos antecedentes judiciales, que datan de 2011 y 2014. El primero se originó cuando una adolescente de 15 años, que entonces era su novia, lo denunció por amenazas. Él tenía 23 años y había amenazado a la chica con asesinar a su madre y a quien cuestionara la relación.

La otra imputación llegó tres años después, luego de que agrediera a su novia -una joven de 25 años- y la tuviera cautiva durante tres días en la casa que compartían en Maipú. Cuando pudo, la joven denunció a Arancibia y fue imputado por privación ilegítima de la libertad.

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