23 de septiembre de 2025 - 00:15

Sigue escalando el enfrentamiento entre Trump y Maduro

El enfrentamiento entre Washington y Caracas es creciente en todos los terrenos: militar, político y diplomático. Pero el régimen hasta el momento no da señales de resquebrajamiento, sobre todo en su estructura militar y de seguridad. Maduro ha dicho que el país está listo para una guerra extensa y prolongada si Estados Unidos ataca el territorio venezolano.

La tensión militar generada por la presencia de buques estadounidenses en el Mar Caribe frente a Venezuela sigue escalando. Según el propio Trump, fueron hundidas tres embarcaciones venezolanas, información que aumenta el debate sobre los alcances de la acción militar estadounidense. Dijo públicamente que los tres muertos eran narcoterroristas, asegurando tener pruebas de ello. Agregó que llevaban “grandes bolsas de cocaína y fentanilo”. Como respuesta, el régimen de Maduro dijo que el operativo militar estadounidense “excede los marcos de cualquier operación antidroga”.

Desde sus redes sociales, el propio Trump confirmó que había ordenado un “ataque cinético” contra lo que denominó “narcoterroristas venezolanos”. Informó que en la operación habían muerto tres tripulantes y agregó en tono amenazante: “¡Atención! Si transportas drogas que pueden matar estadounidenses, ¡te vamos a cazar!”. En una segunda declaración realizada posteriormente desde el despacho oval, confirmó que la embarcación llevaba drogas e insistió en tener pruebas: “todo lo que tienes que hacer es mirar el cargamento que estaba desperdigado por todo el océano: grandes bolsas de cocaína y fentanilo por todos lados”.

El enfrentamiento entre Washington y Caracas es creciente en todos los terrenos: militar, político y diplomático. En el primero, la presencia militar de la fuerza aeronaval estadounidense dependiente del Comando Sur no se ha incrementado en cuanto a elementos y efectivos, pero sí ha comenzado a operar concretamente contra pequeñas embarcaciones venezolanas, en una combinación de objetivos militares que tienen nivel de amenaza más que de efectividad.

El gobierno venezolano niega los vínculos con el narcotráfico que denuncia el gobierno estadounidense, pero el despliegue militar de EEUU mantiene ocho embarcaciones armadas con misiles de mediano alcance que pueden llegar a todo el territorio venezolano, y también un submarino a propulsión nuclear. A su vez, integra el despliegue una fuerza de desembarco de cuatro mil marines, de los cuales podrían desembarcar dos mil doscientos, pero para realizar una operación de tipo “golpe de mano” y no una guerra generalizada en un país que tiene veintiocho millones de habitantes y una superficie de un millón de kilómetros cuadrados. Paralelamente, medios de inteligencia estadounidenses han difundido -sin confirmación- que desde el propio círculo de Maduro se ha iniciado una gestión para producir el desplazamiento del presidente e involucran en ella a la vicepresidente Delcy Rodríguez y otros funcionarios. El intento sería producir un cambio incruento de la administración, acordando la no detención de los miembros del gobierno que apoyen este cambio.

Pero el régimen hasta el momento no da señales de resquebrajamiento, sobre todo en su estructura militar y de seguridad. Maduro ha dicho que el país está listo para una guerra extensa y prolongada si Estados Unidos ataca el territorio venezolano. Ha iniciado la movilización de reservas, pero se evidencian falencias y limitaciones en este proceso.

Por su parte, el presidente venezolano destacó que las comunicaciones bilaterales con Estados Unidos están “deshechas”, aunque se mantiene un “hilo básico” con el embajador John T. Mcnamara, acreditado en Bogotá. El líder venezolano concentró sus críticas en el secretario de Estado Marco Rubio, acusándolo de impulsar la escalada contra Venezuela. Lo calificó de “señor de las guerras y la muerte”.

Pese a la crisis global, de la cual Gaza y Ucrania son los temas centrales, Rubio está dando especial prioridad a la venezolana y pareciera querer empujar, a través del aumento de la presión militar, la fractura interna del gobierno venezolano y eventualmente después, del cubano.

Por su parte, el ministro de Defensa venezolano, el general Vladimir Padrino López -el funcionario militar más importante de Venezuela-, denunció que Estados Unidos triplicó los vuelos de aviones espía sobre el espacio aéreo del país desde agosto. Dijo que estos vuelos, que son nocturnos, utilizan aviones de reconocimiento RC-135 y E-3 Sentry.

Al mismo tiempo, el conflicto se va extendiendo regionalmente. Padrino López dijo, dirigiéndose a Guyana y Trinidad Tobago: “Sencillamente la primera ministra de Trinidad Tobago se volvió loca, amenazando que va a autorizar ataques contra Venezuela desde su propio territorio, declarándose casi la guerra”. La relación con Guyana también se ha deteriorado y buques de la fuerza aeronaval estadounidense no sólo navegan en aguas jurisdiccionales de este país, sino que incluso se abastecen en él.

Las relaciones diplomáticas entre Washington y Caracas están interrumpidas desde 2019, pero en los últimos meses ha tenido lugar lo que Maduro denomina un “hilo básico” mediante delegados -como el embajador Mcnamara- que han podido resolver temas como el canje de prisioneros y la deportación de migrantes venezolanos.

Pero el conflicto ha tomado una nueva dimensión, al aprobar la Asamblea Nacional venezolana, por unanimidad y primera discusión, un “tratado de asociación estratégica y cooperación” con Rusia. Ahora deberá ser firmado por Maduro y Putin, pero ya el hecho forma parte de la escalada. Cabe señalar que las encuestas occidentales muestran que el dictador venezolano ha ganado apoyo en lugar de perderlo, con la escalada del conflicto con Estados Unidos.

En este marco, irrumpe un nuevo conflicto fronterizo en América Central: es de Guatemala y Belice, ex colonia británica. Es por la soberanía de la isla de Sarstún, atravesada por el río del mismo nombre. El conflicto hunde sus raíces en la época colonial, cuando esta isla se dividía entre dos imperios, el español y el británico. Belice se independizó en 1981 y desde entonces el conflicto se ha agudizado, con crisis esporádicas. Ahora, el gobierno guatemalteco ha denunciado incursiones militares de Belice en la frontera entre el 10 y el 12 de septiembre.

América Central y el Caribe, así, van sumando conflictos.

* El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

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