Un hombre deberá pagarle a su ex esposa más de 200 mil euros por los 25 años de trabajo doméstico

Ocurrió en España. Lo decidió la Justicia porque la mujer hizo “en exclusiva” todas las tareas del hogar y cuidado de las dos hijas durante todo el matrimonio. Estuvieron casados 25 años y en todo ese tiempo él le impidió tener otras actividades.

La sentencia fue del juzgado de primera Instancia de Vélez-Málaga. / Foto: Gentileza
La sentencia fue del juzgado de primera Instancia de Vélez-Málaga. / Foto: Gentileza

En España un hombre deberá pagarle a su ex esposa 204.000 euros como “compensación por el trabajo doméstico realizado en el hogar no retribuido” durante los 25 años que estuvieron casados. Además, deberá abonar de forma mensual una pensión de 500 euros durante dos años para la mujer, y otras de 400 y 600 euros para sus dos hijas, de 14 y 20 años.

Así lo determinó la Justicia, luego una demanda interpuesta por la mujer en diciembre de 2020, meses después del divorcio, precisó El País. La demandante reclamó que se reconociera su trabajo durante 25 años de matrimonio dado que, por el régimen de separación de bienes, su exesposo se quedó con todo su patrimonio y ella solo con la mitad de una vivienda, cuya propiedad compartían.

La sentencia obliga también a las partes a hacerse cargo a medias de los gastos extraordinarios de sus hijas, como consultas médicas o clases de apoyo escolar, detalla Página 12.

Según explicaron la mujer y su abogada, durante los años que estuvieron casados, el hombre “no quería” que “trabajara” de otra cosa que no sea el “cuidado del hogar y la familia, con todo lo que ello implica”. Así, desde que se casaron en 1995, ella se dedicó “esencialmente a trabajar en la casa”.

“Me obligó a tener el rol específico, a estar en un margen en el que no podía moverme demasiado”, contó la mujer en diálogo Cadena SER. “Quise tener mi propio negocio, pero trabajaba para él en los suyos sin haber sido nunca remunerada. Llegué a dedicar hasta 10 horas diarias”, contó también al diario Málaga Hoy.

Cuando se casaron, en junio de 1995, firmaron una separación de bienes. En ese momento, el hombre contaba con varias empresas -una cadena de gimnasios, una de instalación de parqué, otra venta de maquinarias-, y su situación fue mejorando año a año, lo que le permitió comprarse terrenos y autos de lujo, entre otros bienes, mientras la mujer quedó al cuidado de los hijos.

“Ella era su sombra, trabajando detrás para que él creciera en lo profesional y se convirtiese en algo”, dijo su abogada Marta Fuentes. “Ella estuvo todo ese tiempo sacando a su familia adelante. Para que él pudiera tener un proyecto empresarial, ella se quedó con las niñas y jamás contrataron a nadie para que la ayudara”, agregó.

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