Más de un centenar de tiendas de Starbucks en Estados Unidos se han visto afectadas por una huelga iniciada el pasado domingo. ¿El motivo? El nuevo código de vestimenta impuesto por la empresa, que obliga a los empleados a usar camisetas negras lisas, restringe colores y hasta impone normas sobre la ropa interior.
Según el sindicato Workers United, al menos 1.200 trabajadores se han sumado a la protesta, acusando a la compañía de imponer cambios sin respetar el proceso de negociación colectiva.
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Según el sindicato Workers United, al menos 1.200 trabajadores se han sumado a la protesta, acusando a la compañía de imponer cambios sin respetar el proceso de negociación colectiva.
“Sería más productivo si el sindicato pusiera el mismo esfuerzo en volver a la mesa de negociaciones que el que está poniendo en protestar vistiendo camisetas negras para ir a trabajar”, afirmaron desde la dirección de Starbucks en declaraciones recogidas por Bloomberg. Desde el sindicato, en cambio, ya presentaron una queja formal ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales, al considerar que la empresa está actuando de mala fe y violando la ley.
A través de un comunicado oficial, Starbucks justificó los cambios señalando que buscan "opciones de colores simplificadas que permitan que nuestro icónico delantal verde brille y cree una sensación de familiaridad". La nueva política establece camisas negras de diferentes estilos y jeans en tonos caqui, negro o azul. Para la compañía, este cambio brindará una “experiencia más consistente” en sus más de 10.000 tiendas estadounidenses.
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Starbucks justificó los cambios señalando que buscan "opciones de colores simplificadas que permitan que nuestro icónico delantal verde brille y cree una sensación de familiaridad"
Mientras tanto, los empleados sostienen que el nuevo uniforme no mejora las operaciones y representa un intento de control innecesario. El malestar también se da en un contexto económico adverso para Starbucks: las ventas comparables vienen en caída y en febrero anunciaron el despido de 1.100 trabajadores corporativos, el mayor recorte de su historia. La compañía aún emplea a más de 200.000 personas en los Estados Unidos, pero los ánimos están lejos de calmarse.