Omar Farang Zin, un motociclista italiano de 49 años, murió el pasado jueves en Rumanía tras ser atacado por una osa parda en una carretera de los Cárpatos. Según las autoridades, la víctima se había detenido a tomar fotografías de la osa y sus tres crías, lo que habría desencadenado el ataque.
El hecho ocurrió cerca de la presa de Vidraru, en el distrito de Arge, una región de alto tránsito turístico y con fuerte presencia de fauna silvestre. Farang circulaba en motocicleta por la carretera nacional Transfagarasan, una ruta famosa entre excursionistas y motociclistas, cuando se topó con los animales. Decidió acercarse, bajó de su moto y, de acuerdo con los registros de su propio teléfono móvil, tomó una selfie con los osos, a pocos metros de distancia.
La osa, en actitud aparentemente defensiva ante la proximidad de sus crías, atacó al turista, lo arrastró unos 60 metros por un barranco causando múltiples heridas mortales al turista. El cuerpo fue recuperado por rescatistas del Servicio de Montaña de Arge con apoyo de gendarmes locales. En la zona se encontraron restos de sangre, un guante y pertenencias de la víctima.
La tragedia encendió las alarmas en una región donde ya se habían reportado ataques recientes: en mayo, un turista polaco y una visitante española fueron heridos por osos en hechos separados, en la misma zona. Esto llevó a reforzar la seguridad en el área, que cuenta con una población de al menos 112 osos, cuatro veces más del número considerado “óptimo” para ese ecosistema, según autoridades rumanas.
La osa involucrada fue sacrificada por las fuerzas de intervención, como medida de precaución. El Ministerio de Medio Ambiente rumano ha señalado que en las últimas dos décadas cerca de 30 personas han muerto por ataques de osos en el país, donde se estima una población total de entre 10.000 y 13.000.
Las causas de estos encuentros peligrosos están ligadas a la presión humana sobre el entorno natural: deforestación, urbanización descontrolada y gestión deficiente de residuos han llevado a los osos a acercarse cada vez más a zonas habitadas y rutas turísticas en busca de alimento. A esto se suma la falta de campañas efectivas para advertir a los turistas sobre los riesgos de acercarse o alimentar animales silvestres.
En sus redes sociales, Farang Zin había publicado videos y fotos junto a osos durante los días previos al ataque. En uno de sus videos posteados se lo escucha decir: “¡Aquí está el oso! Qué bonito. Viene hacia mí”.