Los enfrentamientos se concentraron en la Línea de Control, el límite de facto en la disputada región de Cachemira.
Protesta en Pakistán: queman una bandera de India tras el bombardeo
Foto:
EFEUn alto el fuego inmediato fue acordado entre Pakistán e India tras una escalada de violencia que provocó intensos ataques aéreos y terrestres a ambos lados de la frontera. Ambos países, que poseen armas nucleares, protagonizaron enfrentamientos que dejaron varios muertos en los últimos días.
El canciller paquistaní Ishaq Dar anunció el acuerdo, mientras que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lo adelantó públicamente minutos antes. Las fuerzas armadas de ambas naciones intercambiaron ofensivas, principalmente en la región de Cachemira. La tregua fue anunciada este sábado.
El anuncio de Ishaq Dar llegó tras días de creciente tensión entre Islamabad y Nueva Delhi. “Pakistán y la India han acordado un alto el fuego con efecto inmediato. Pakistán siempre ha luchado por la paz y la seguridad en la región, sin comprometer su soberanía ni su integridad territorial”, expresó el ministro en su cuenta oficial de X. Este mensaje buscó reafirmar la postura de Pakistán como defensor de la estabilidad regional, a pesar de las graves hostilidades recientes. Desde Washington, Donald Trump también intervino al anunciar anticipadamente el fin de los combates, subrayando la relevancia internacional del conflicto.
Uno de los episodios más violentos fue la Operación Sindoor, lanzada por India como represalia por la supuesta presencia de grupos armados en Cachemira bajo control paquistaní. Según Nueva Delhi, esos grupos habrían organizado ataques como el ocurrido en abril, cuando militantes asesinaron a varios turistas en el sector indio de Cachemira.
En respuesta, India atacó objetivos tanto en territorio paquistaní como en áreas bajo administración de Islamabad en Cachemira. Estos bombardeos dejaron 26 muertos y 46 heridos, según fuentes oficiales paquistaníes. A su vez, Pakistán acusó a India de atacar indiscriminadamente, lo que provocó la muerte de 15 civiles y calificó la ofensiva de “cobarde”.
Esta nueva crisis se inscribe en un conflicto prolongado que se remonta a la independencia de India y Pakistán en 1947, cuando el Imperio Británico abandonó el subcontinente. La división dejó heridas abiertas, especialmente por la falta de consenso en torno a Cachemira. El trazado de fronteras, encargado al abogado británico Cyril Radcliffe, se realizó en cinco semanas, sin conocimiento profundo de la compleja realidad religiosa y cultural del territorio, lo que encendió la mecha de conflictos posteriores.
Cachemira quedó al margen de la partición inicial. Gobernada por el maharajá Hari Singh, un hindú que regía sobre una mayoría musulmana, la región debía decidir su adhesión a India o Pakistán. La decisión del maharajá de incorporarse a India desató la primera guerra entre ambas naciones y marcó el inicio de una disputa que persiste hasta hoy. Desde entonces, India y Pakistán han librado múltiples guerras y escaramuzas por el control de Cachemira, lo que convierte a la región en una de las más militarizadas del planeta.
Actualmente, India controla la parte central y sur de Cachemira, mientras Pakistán administra la zona noroeste. China también ocupa una franja al norte, lo que añade otra dimensión geopolítica al conflicto. Más allá del valor estratégico de Cachemira, la región representa para India un símbolo de unidad nacional, mientras que para Pakistán es una causa identitaria en defensa de la población musulmana. Estas visiones enfrentadas han sido alimentadas por la actividad de grupos insurgentes, que India denuncia como propaquistaníes. Durante años, estos movimientos armados han perpetrado atentados y ataques, que han cobrado miles de vidas civiles y militares.