Me impresionó Hugo Moyano cuando dijo que ''hacer una fortuna no es delito''. Es así cuando el dinero se hace a través del trabajo y el sacrificio porque todos tienen derecho a progresar. Sin embargo yo creo que la mayoría tenemos muchas dudas sobre las riquezas de tantos argentinos intocables.
Yo me permito escribir esta carta porque hace casi 70 años que trabajo en la gastronomía y gracias a Dios, y pese a mi edad, no olvido y siempre busco rescatar lo bueno de la vida. Sin embargo tengo recuerdos de prepotencia a causa de los sindicalistas y su mala educación en la manera de expresarse, creando siempre una barrera con los empleadores.
La mayoría de las pymes en este país son heredadas por los abuelos o los padres, y les cuesta mucho mantenerse de pie porque hemos pasado de crisis en crisis, tanto que todos sufrimos de amnesia. Se solía decir que: ''el último apague la luz'', ''los pueblos felices no tienen historia'' (como si uno no tuviera ni padre ni madre), ''años de vacas gordas y años de vacas flacas''.
No me gusta escribir una carta para echar culpas. Sin embargo, debemos tener la sensatez y la honestidad de saber que este país se entregó desmantelado al nuevo gobierno y que es importante poder surgir tras años de sacrificio, educación y humanidad. Y que no tenemos posibilidad de ayudar a los otros si seguimos con la idea y la práctica de la corrupción.
Felicito al gobierno que depura y no encubre a sus propios funcionarios y que ellos mismos sean capaces de pedir la renuncia, por el respeto a los ciudadanos, que fueron bastante golpeados los honestos en varios gobiernos.
En el mundo convulsionado que vivimos hoy, con guerras y refugiados, bastaría pensar un segundo qué podemos hacer para no causar tanto daño a nuestro país con las huelgas que paralizan y empobrecen terriblemente.
Hay naciones enteras que viven del turismo, donde todos ganan. Bastaría que nosotros y los sindicatos nos diéramos la mano para poder hacer crecer al personal, responsablemente, preparándolos en los idiomas y en la educación, porque se representa a nuestra querida Argentina. Es muy importante, una vez más repito, no llegar a las huelgas, que nos enfrentan y nos hacen daño.
Creo que en gran parte del mundo a quien da la posibilidad de seguir adelante en el mercado laboral a los trabajadores, son respetados. El gobierno debería bajar los impuestos a las empresas para que puedan evolucionar y no cerrar las puertas en el mundo para poder exportar, aunque el nivel de competencia es terrible. El hecho de poder entrar al mercado mundial es un gran beneficio para poder crecer juntos como país.
Lamentablemente en nuestro país actualmente no se encuentran trabajadores para levantar una cosecha. Se nos está pudriendo la fruta en los árboles y es realmente una pena. Es parte de la decadencia de una nación. El trabajo es dignidad y progreso.
No escribo esta carta con intención de ofender sino para compartir con todos el pensar qué podemos hacer para que este país crezca. Debemos empezar por eliminar la corrupción, la indecencia y la deshonestidad que es lo que genera la pobreza que lleva a cuestas el pueblo argentino desde hace décadas.
María Teresa Barbera
CE 29.891