Los precios del ajo llevan tres años estancados y el mercado internacional está lento

Anticipan que va a quedar un cierto volumen en las fincas, sin venderse, y que en 2023 caerá la superficie cultivada.

El ajo se cosecha, procesa y empaca para exportación, pero el panorama esta temporada se muestra incierto. 
Foto: Gustavo Rogé / Los Andes
El ajo se cosecha, procesa y empaca para exportación, pero el panorama esta temporada se muestra incierto. Foto: Gustavo Rogé / Los Andes

Los productores de ajo anticipan que esta temporada será compleja. Los compradores del exterior están “tranquilos” y recién se espera que las ventas comiencen a agilizarse a partir de mediados de enero. Por otra parte, los precios internacionales están bajos y hay pocas expectativas de que repunten a medida que se reduzca el stock existente en otros países. Como consecuencia de que el valor que recibe quien cultiva ha caído considerablemente, estiman que habrá una reducción de superficie en la próxima temporada.

“Ya no sabemos qué hacer, pero seguimos firme”, responde José Spitalieri, productor y empacador de Kilómetro 8 (Guaymallén), cuando se le pregunta cómo viene este año. Suma que venden al dólar oficial, pero compran insumos y repuestos al blue. Además de que, por ahora, no hay muchos pedidos de afuera. Y si bien está esperando que el 15 de diciembre comiencen a llegar los encargos de Europa, reconoce que por ahora hay poco entusiasmo.

De todos modos, si bien ya se han terminado de cosechar algunas variedades, las tardías, como los blancos, aún se están recolectando o por empezar la tarea. Spitalieri cuenta que se está cargando muy poca mercadería, sólo para enviar a clientes de años, con precio a convenir porque todavía no se han definido, pero que la mayoría de los ajos no están suficientemente secos como para despacharlos.

En cuanto a los precios, indicó que están muy bajos y que rondan los $30 a $40 el kilo de ajo en verde; bastante por debajo de los del año pasado, cuando llegaron a los $50 a $55 (y, además, se debe contemplar la inflación). Pero asegura que esta disminución del valor no responde a que se haya incrementado la superficie cultivada, porque si bien hay bastante producción, es de tamaño pequeño a mediano -por los cambios de temperaturas-, por lo que el peso total va a ser menor.

En cambio, sí atribuye los valores bajos a que “en todo el mundo hay ajo” y que tanto España como Brasil han tenido una buena producción, y eso afecta bastante al panorama local. Por otra parte, comentó que algunos exportadores están teniendo problemas en la frontera con Brasil, porque están frenando camiones ya que aseguran que han encontrado algún bicho, aunque sea muerto. Antes, explicó, cuando sucedía esto, enviaban el contenedor a desinfección, pero ahora no los dejan cruzar; lo que considera puede llegar a ser una medida “pararancelaria”.

Mercado internacional

Fabián Fusari, presidente de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines de la Provincia de Mendoza (Asocamen), coincide en que hoy la demanda está tranquila y los precios son bastante bajos. Y lo atribuye a la crisis mundial. “El ajo es un condimento. Si el bolsillo está flaco, el consumidor puede dejar de usarlo porque no tiene el aporte nutricional de otros productos”, acota.

Y analiza que España ha tenido problemas muy graves con temperaturas altas y sequías, por lo que la mayor parte de la producción es de calibres medianos y casi no tienen de calibre 6 o 7. Pese a eso, como están ofreciendo precios bajos y cuentan con un sistema de cámaras frigoríficas que es muy bueno -que les permite suministrar el producto durante todo el año- los compradores españoles, como también los de otros países de Europa, están accediendo a un ajo económico y “no están muy apurados por venirnos a visitar”.

Fusari explicó que Brasil ha mejorado mucho la calidad del ajo que se produce en el país, ha liberado de virus los materiales e incrementado su capacidad frigorífica y de empaque. De todos modos, estimó poco probable que lleguen a autoabastecerse, porque consumen mucha cantidad. Pero sumó que no están ajenos a la recesión mundial y, si bien han empezado a comprar, lo están haciendo despacio. Calculó que recién a partir del 15 a 20 de enero, cuando empiecen a bajar los stocks de producción propia, podría empezar a acelerar el ritmo.

Por otra parte, detalló que un mercado que antes era muy fuerte y se llevaba el ajo calibre 4 y 5 era Taiwán. Este destino fue, en los últimos 10 años, muy importante para Mendoza. Sin embargo, se ha frenado porque está exigiendo una alta calidad y que el producto esté muy limpio, sin nada de raíces ni tierra. Fusari detalló que ese trabajo tiene un costo alto, porque la mano de obra es cara y si bien el mercado se está pareciendo a Estados Unidos en cuanto a los requerimientos, ofrece precios menores. De ahí que los volúmenes enviados al país asiático han caído.

Incluso planteó que hay otros productores a nivel mundial, como Marruecos, Egipto, Turquía o Polonia, que tienen pequeñas producciones, que no alcanza ciertos estándares de calidad, pero sí se ofrece a precios económicos y van ocupando pequeñas porciones de mercado; con costos mucho más bajos que los de Argentina.

Gerardo Arribas, responsable del Sector Alimentos Frescos de ProMendoza, detalló que desde la fundación están en la búsqueda de ampliar mercados, ya que la provincia se ha vuelto muy dependiente de Brasil para las exportaciones de ajo y ese país ha tenido un crecimiento productivo que obliga a empezar a pensar en otros destinos, como Estados Unidos y Europa.

En realidad, se trata de mercados a los que ya se exporta, pero se pueden potenciar si se produce un reperfilamiento productivo. Es que, como Brasil compra el ajo morado y colorado, en Mendoza fue creciendo la superficie de estos tipos comerciales, mientras que Estados Unidos y Europa demandan el ajo blanco de muy buena calidad, lo que requiere de más cuidado en la post cosecha. Sumó que ProMendoza tiene un programa que cubre el 50% de la certificación de normas de calidad.

También consideró que no se debería descuidar Taiwán, al que siempre se lo tuvo como un mercado de “descarte”. Como después de la pandemia implementó una serie de exigencias, muchos productores españoles -España era su principal proveedor- decidieron dejar de enviarle ajo. Tampoco le compran a China, por cuestiones políticas. Y esto le abre una oportunidad a los mendocinos, que dejaron de exportar a ese destino porque hubo varios rechazos. Pero el responsable del Sector Alimentos Frescos de ProMendoza resaltó que los taiwaneses son buenos pagadores y de los primeros en comprar, lo que le da “aire” al productor que viene invirtiendo durante todo un año.

Futuro incierto

Maximilano Di Cesare, quien es productor y también gerente de Asocamen, indicó que Mendoza siempre ha sido una locación donde los productos, como en este caso el ajo, son de muy buena calidad. En este sentido, planteó que esta temporada no ha sido una excepción, aunque sí ha habido una sobreoferta de calibres menores, de 5 hacia abajo.

Y opinó que es muy probable que los costos de producción sean los causantes de esta situación, ya que no todos los productores han podido realizar las labores necesarias para que el producto alcanzara un tamaño mayor. Di Cesare señaló que están teniendo un problema muy serio con el tipo de cambio.

Como sucede en otras producciones agropecuarias, el productor compra sus insumos a la cotización del dólar financiero y vende su producto pesificado al oficial. Cuando se suma que los precios pagados al productor por el ajo llevan tres años estancados, mientras la inflación ha sido muy alta, se entiende la pérdida de rentabilidad que está teniendo el sector.

Di Cesare detalló que el precio del ajo se ubica hoy en los U$S 20 centavos el kilo, lo que equivale a unos $40, mientras que ese importe debería estar por encima de los $60 para cubrir los costos. Y por eso señala que, si pudieran cobrar al valor de los dólares financieros se solucionaría el problema. Como anticipa que el valor en el mercado internacional se va a mantener esta temporada, consideró que es muy posible que en la próxima haya una notable baja en la producción.

Fusari compartió la opinión de que la superficie sembrada caerá mucho el año que viene y que va a desaparecer un buen número de productores, sin que otros los reemplacen. Y si bien comentó que el dólar diferencial para las economías regionales hubiera podido modificar las condiciones desfavorables, también reconoció que no se volvió a hablar del tema (horas después, se supo que la medida que Sergio Massa anunció los primeros días de diciembre no se implementará).

El presidente de Asocamen manifestó que hay productores que no han podido vender su producción, porque los acopiadores, al no tener clientes aún, no han salido a buscar producto, ya que, además, no tenían posibilidad de pagar por una materia prima que luego deberán tener guardada durante dos o tres meses, hasta que empiecen a generarse las ventas (con la excepción de partidas especiales, de ciertos tamaños). Incluso, indicó que ha quedado mucho ajo en el campo, en malas condiciones post cosecha, y que ese volumen se va a perder.

Cayó el valor de las exportaciones

Entre setiembre de 2021 y 2022, las exportaciones de ajo mendocino tuvieron un incremento del 7% en volumen: se pasó de lo 57,7 millones de kilos el año pasado a 61,6 millones en 2022. Pero, como contraparte, el ingreso que representaron esas exportaciones cayó un 11%, ya que el 2021 se habían logrado casi U$S 80 millones por ventas al exterior de esta hortaliza y este año, poco menos de U$S 71 millones.

Y esto implica que la caída real del valor de esas exportaciones fue mayor, del 17%, ya que se enviaron al exterior casi 4 mil toneladas más de ajo mendocino. Los datos corresponden a un comparativo elaborado por el Área de Inteligencia Comercial de la Fundación ProMendoza, en base a información de la DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de la provincia) e Indec.

En cuanto al principal mercado, Brasil, en el período hubo un aumento del 12% en volumen y una caída del 8% en dólares FOB. El segundo comprador del ajo que se produce en la provincia es Estados Unidos y, en este caso, la cantidad de kilos creció un 38%, aunque el ingreso creció 24%.

Taiwán, que en 2021 había comprado casi 3 mil toneladas de esta hortaliza, cayó a apenas 587 toneladas, lo que implica un descenso del 80% (acompañado de una disminución en los ingresos del 84%). Mientras que España, el cuarto destino de las exportaciones en términos de volumen el año pasado, también tuvo una caída abrupta, del 75%, al pasar de 1.300 toneladas a poco más de 330 toneladas.

De hecho, con estos cambios, en el último año (a setiembre), Paraguay pasó a ocupar el tercer lugar como destino de las ventas al exterior de ajo mendocino, con 936 toneladas (+69% en comparación con 2021), seguido de cerca por México, con 874 toneladas (-3%). Otro dato con respecto a Paraguay es que el valor FOB de esas exportaciones, si bien sigue siendo bajo en comparación con otros países, creció un 150% en el período; de hecho, se trata del único importador que tuvo un incremento real del valor.

De todos modos, Gerardo Arribas, responsable del Sector Alimentos Frescos de ProMendoza, señaló que la temporada de ajo comienza en octubre o noviembre, hasta julio o agosto del año siguiente, por lo que las estadísticas anualizadas reflejan de modo parcial la realidad del mercado.

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