Paul Anka: el crooner histórico que saldó cuentas con Frank Sinatra, Elvis y Michael Jackson

Hoy el canadiense cumple 80 años. Es uno de los crooners más importantes del mainstream estadounidense. Recordamos la historia de este hombre que lideró el movimiento “Teen” en los ‘50 y publicó una biografía incendiaria en 2014.

Paul Anka cumple 80 años. Es uno de los crooners más famosos del siglo XX.
Paul Anka cumple 80 años. Es uno de los crooners más famosos del siglo XX.

Las nuevas generaciones no lo han escuchado ni nombrar. Pero sus abuelos y sus padres sí saben cómo ponerse mimosos cuando escuchan “Put your head on my shoulder”, un clásico incombustible de Paul Anka que inmediatamente remite a “Rebelde sin causa”, la curvilínea Marilyn o los famosos bailes de promoción americana que conocemos de películas como “Volver al futuro”.

Hoy, el gran cantante y compositor que supo crear su estilo y desarmar jovencitas con su cadencia en las canciones cumple 80 años y bien vale un repaso por su vida y su trayectoria que es, al mismo tiempo, una panorámica del siglo XX y sus apuntes más descarriados.

Paul nació en el verano de Ontario en 1941, en un hogar de inmigrantes libaneses, y muy joven -como el gran Elvis- mostró sus aptitudes de showman. Nada más que 15 años tenía cuando un tío lo llevó a debutar en Los Ángeles y grabó su primer disco: “I confess”. Fue un vendaval.

En 1957, con 16 años, pegó su primer hitazo “Diana” una canción que estaba dedicada a una adolescente igual que él, Diana Ayoub, que cuidaba a su hermanito más chico y de la que Paul estaba enamorado. Él no escribía poemas, cantaba al oído canciones que se volvían oro en cuestión de días.

Para probar la afirmación basta con el dato de que “Diana” se volvió record por muchos motivos: estuvo 9 semanas en el número uno del chart inglés, vendió 9 millones de copias en en solo 30 días alrededor del mundo y tuvo 300 versiones de diversos y grandiosos artistas; desde Frankie Lymon, Marcel Mouloudji, Mario Panzeri o Adriano Celentano, hasta Ricky Martin.

Y, como Elvis, Paul Anka se volvió muy pronto multimillonario suceso del movimiento “Teen” de los ‘50. A los dulces 18 años lanzó “Put your head on my shoulder” (1959) y se subió al podio de las estrellas; esas que viajan en aviones privados, alquilan penthouse de piso entero en los hoteles más caros del mundo y prueban las mieles del placer.

Fue en los ‘60, con la llegada de The Beatles, que tanto él como Elvis y el propio Sinatra sufrieron el golpazo de los cambios de gustos y hábitos. Ellos eran los ídolos de las chicas con chatitas, peinados de rizos dorados y faldas acampanadas pero los tiempos cambiaron rápido hacia el amor libre, la minifalda y las vinchas en las cabezas desgreñadas de los hippies.

Sin embargo el tremendo talento de Paul Anka no le impidió seguir editando -para RCA- éxitos que dejaron huella. Y sí, sobrevino una canción célebre y con historia, como “Diana”: “My way”.

Anka compró los derechos del tema “Comme d’habitude” del francés Claude Françoise y lo tradujo y cantó en inglés. Así surgió “My way”, canción que Frank Sinatra versionó hasta volverla sello de su estilo. Para nosotros la referencia es que ese temazo se volvió número fijo en las fiestas de casamiento de más de un argentino.

Otro salto de década lo trajo a la discográfica United Artists con la que en 1974 puso una nueva canción como número 1 de las listas internacionales: “You’re having my baby”, que cantaba a dúo con su pichona Odia Coates.Y, ya camino a los ‘80, como muchos de su estirpe (Tom Jones, Tony Bennet, Johnny Cash, Elvis Presley), se instaló en Las Vegas para florear los casinos con sus baladas glamorosas y galantes.

Escribió algunas canciones con Michael Jackson y en el ‘91 reflotó sus antiguos éxitos en el disco “Five decades of hits” junto a la gran Ofra Haza que lo acompañó en un par de temas.

La venganza es un plato que se come frío

En 2014, ya anciano y tan rutilante como a los 18, Paul Anka llegó a Europa con su esposa en un jet privado, para presentar una autobiografía a la que tituló “My way” en una de sus giras. Una astuta jugada en la que destapó todas cloacas que encontró a su paso, no sin antes cerciorarse de que los protagonistas de las anécdotas hubiesen pasado a mejor vida.

El libro es un repaso de la vida de placeres que la riqueza le brindó pero, además, es un ajuste de cuentas con músicos que hoy son mito; como Frank Sinatra, Michael Jackson o Elvis Presley.

Ante los grabadores de los periodistas lanzó frases incendiarias. Calificó a Elvis Presley como un hombre “sin curiosidad por el mundo” y definió a Michael Jackson con la frase: “A mayor fama, mayor delirio”.

En esa oportunidad, para el diario El País de España, contó que por unos días él y Michael Jackson y Anka fueron vecinos en el famoso hotel y casino Mirage de Las Vegas y Paul miraba con asombro la cantidad de niños que iban y venían de la habitación del rey del pop. Pero, además, que mientras estas visitas se sucedían, Jackson rechazaba el servicio a la habitación. Y dijo, también, que cuando el músico se fue del hotel, descubrieron la suite arrasada al punto de que el gerente lo declaró persona “non grata”. Bien podría Paul Anka haber atestiguado en “Leaving Neverland” que estrenó HBO. Pero, no.

También le contó al mismo diario que Jackson podía ser malo cuando quería. De hecho afirma en ese libro y en esa entrevista que el cantante de “Bad” envió a unos matones a buscar las cintas que habían grabado juntos. “El desquite llegó cuando los herederos del difunto publicaron ‘This is it’ como una composición inédita de Jackson, y Anka demostró que se trataba de una obra conjunta; exigió -y consiguió- el 50% de los derechos de autor”, cita la nota de El País.

Paul Anka (TCM)
Paul Anka (TCM)

De Tom Jones tampoco se privó de escribir. Él fue quien hizo la letra de la machista “She’s a lady”, exitazo de Tom Jones. Pero fue un encargo, se excusa al tiempo que califica a Jones como un “tacaño en las lideas amorosas” pese a su pinta de playboy de nitgh clubs.

Pero, vamos, que Paul tampoco es un santito aunque sea hombre medido y de familia (con una esposa y cinco hijas). El propio Frank Sinatra lo nombró miembro honorario de un club de hombres que se llamaba “Rat Pack” y con el que Paul no comulgaba demasiado porque se bebían copiosas cantidades de alcohol, mucho tabaco para arruinar las gargantas y desembozados abusos de mujeres: “cuando no había actrices de Hollywood a su disposición, se llamaba a prostitutas. Fue este aspecto de ‘circo sexual’ lo que atrajo a John F. Kennedy”, le dijo a El País. Y ahí, en ese grupo, instala a Sinatra en su biografía “My way”.

Otra anécdota en Las Vegas pinta de cuerpo entero al tirano Sinatra, según los ojos de Anka. En el Sands, el cantante de “New York, New York” perdió en una noche 500 mil dólares y le cortaron el crédito. Indignado, Frank quiso hablar con el gerente que le explicó que las reglas, ahora, eran otras. Sin pensarlo dos veces, Frank le zampó una taza de café caliente en la cara y recibió un puñetazo que le sacudió la dentadura postiza. Al día siguiente acudió a sus compadres de la mafia para que lo vengaran pero no hubo cómo: el gerente era un intocable.

Pese a estas reprobables conductas de Frank, Paul Anka siguió componiendo para él. Porque sus sentimientos, por todas estas estrellas con las que colaboró, son ambiguos: “Daba pena verle pendiente del teleprompter para recordar las letras. Tanto miedo inspiraba que nadie se atrevió a avisarle la noche que salió al escenario sin el tupé”, remató sobre el crooner.

En “My way” se despacha con todos: Dean Martin, Sammy Davis Jr., el que fuera novio de Lady Di (Dodi Al Fayed). Es que, dice el dicho: “la venganza es un plato que se sirve frío” y Paul Anka supo cómo preparar ese banquete y sazonarlo con un panorama del mundo del espectáculo que ya es pasado y pintura de un siglo atravesado por la locura de los fastos y el consumo.

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