IKV fue una anomalía brillante: sofisticados pero populares, latinos y a la vez globales, con la capacidad de bailar sobre las ruinas del machismo rockero mientras cantaban sobre sexualidad, religión y espiritualidad con lenguaje de cómic y estética afro. Horvilleur, en ese universo, era la sensualidad fluida y el carisma sereno. “Fue como una adolescencia permanente”, dijo alguna vez sobre esos años.
En 2001, el dúo se separó momentáneamente. Y Emmanuel, lejos de detenerse, encontró en ese vacío el punto de partida para una exploración más íntima.
Emmanuel Horvilleur.jpg
msofiamaffioli
El camino solista: de la pista de baile a la introspección
Su carrera solista comenzó oficialmente en 2003 con “Música y delirio", un disco de transición en el que aún resonaban los ecos del groove de IKV pero asomaban nuevas texturas. Luego llegó “Rocanrolero” (2005), con una impronta más guitarrera, y en 2007 “Mordisco”, el trabajo que lo consagró como solista y le valió su primer Premio Gardel.
En “Mordisco” confluyen todas las obsesiones de Horvilleur: el funk a lo Prince, la sensualidad sin culpa, la producción cuidada y el amor por la imagen. Canciones como “19” o “Soy tu nena” se convirtieron en himnos generacionales. “Cerati me dijo que le encantaba lo que hacía. Participó en ese disco y fue un honor”, contó años después. La colaboración con Gustavo Cerati fue también un gesto de continuidad y ruptura con el linaje del rock argentino.
Le siguieron "Amor en Polvo" (2010), con sonidos más electrónicos y colaboraciones como la de la brasileña Ana Cañas, y luego "Vivo Cover" (2012), un disco de versiones con invitados como Adrián Dárgelos y Leo García. Cada entrega, lejos de repetir fórmulas, propuso una estética sonora y visual distinta.
“Mi música siempre está en movimiento, como mi vida”, dijo en una entrevista. “No tengo una fórmula, ni quiero tenerla”.
Un regreso brillante y un disco íntimo
En 2011, Illya Kuryaki volvió a reunirse y editó "Chances" (2012), seguido de “L.H.O.N.” (2016). La gira internacional que acompañó ese retorno, incluyendo colaboraciones con Natalia Lafourcade y la grabación con la Orquesta Filarmónica de Praga, demostró que el dúo estaba más vigente que nunca. Sin embargo, Emmanuel no abandonó su faceta solista, y en 2019 publicó “Xavier”, un disco íntimo que reveló otra faceta: la del padre amoroso, el hombre que mira hacia adentro.
Con canciones como “Somos nosotros” o “Ella dijo no”, Horvilleur mostró que también podía escribir desde la ternura, sin perder el groove. La portada del disco, donde aparece con su hijo, es quizás la más directa expresión de su evolución personal.
“Ser padre me cambió. Me hizo más consciente del amor y del paso del tiempo”, confesó.
Emmanuel Horvilleur.jpg
msofiamaffioli
"Aqua di Emma": el perfume de su madurez
En 2023, Emmanuel sorprendió con "Aqua di Emma", un disco sofisticado, sensual y juguetón que funciona como manifiesto estético y autobiográfico. Producido junto a Cítrico, el álbum mezcla baladas soul, funk setentoso, synth-pop y sonidos digitales con letras que hablan de deseo, amistad, amor y aceptación.
“Es un disco que huele a mí”, dijo entre risas al presentar el álbum. El nombre, claro, remite a una fragancia imaginaria, pero también a su universo estético: el del cuerpo, la piel, los colores pastel y el baile. El arte de tapa, con estética de comercial de perfume de los 80, es parte de la experiencia. “Me gusta que haya un correlato visual en lo que hago. Prince me marcó mucho en eso: el artista total, que piensa en el sonido, el vestuario y el concepto”, explicó.
Canciones como “Yo soy la disco”, “Rayo de luz” y “Abrazarnos” han sido recibidas con entusiasmo por la crítica y el público, y su presentación en vivo, con tres funciones agotadas en Niceto Club, confirmó su vigencia. En esos shows, Horvilleur repasó su discografía, versionó temas de IKV y compartió escenario con artistas como Goyo Degano (Bandalos Chinos) y Juan Saieg (Usted Señalemelo), evidenciando su conexión con la nueva generación del pop nacional.
La elegancia de no repetirse
A los 50 años, Emmanuel Horvilleur es un caso singular: ha sabido crecer sin envejecer, mantenerse actual sin perder identidad, reinventarse sin traicionar su esencia. Su música sigue siendo bailable, sensual y emocional, pero también refleja la serenidad de alguien que ha encontrado su voz.
“Tengo más coherencia que muchos partidos políticos”, bromeó recientemente en una entrevista. Y no se equivoca: su discografía, aunque diversa, tiene un hilo claro, que es su personalidad artística, su apertura y su constante juego con el deseo y el amor.
En un mundo que exige etiquetas, Horvilleur responde con música que esquiva moldes. No es solo pop, ni funk, ni soul. Es Emmanuel. El tipo que puede cantar sobre el sexo y la paternidad con la misma ternura, que puede bailar con botas plateadas o reflexionar en un piano bar imaginario.
Emmanuel Horvilleur.jpg
msofiamaffioli
En una entrevista con Los Andes, el músico habló de su presentación esta noche, de sus últimos dos singles y el lanzamiento del próximo disco.
-Cómo será la presentación de esta noche en La Nave?
-Es un show que venimos haciendo con con la banda en este último tiempo. Más allá de que falta un ensayo para definir la lista final, recorremos un un poco diferentes etapas. La verdad que está muy bueno y la banda está en un muy buen momento. Obviamente hacemos todo lo que a mí me representa, del funk, soul, pop, rock, hip hop. Las últimas veces que fui a Mendoza fue en plan acústico, así que me tiene muy entusiasmado poder tocar con toda la banda.
-¿Quiénes integran la banda completa?
-En esta edición viene Guille Salort que lo comparto, porque toca en Conociendo Rusia, el Laucha Passadore en percusión, que también lo comparto a veces con El Zar y con Miranda, son todos músicos de la escena. Desde ahora, Aaron Gordona que toca los teclados, Andrés Cortés la guitarra y Valentino Sampaoli el bajo.
-Habías tocado en La Nave anteriormente?
-Estuve siguiendo por redes y viendo algunos shows de otros artistas y está divino el lugar, así que creo que va a sonar muy bien.
-Cómo describirías tu viaje artístico desde Illya Kuryaki hasta ahora?
-Y es un viaje ya de toda la vida, con Kuryaki empezamos siendo muy chiquitos y, como decía (Luis Alberto) Spinetta, “¿No ves que ya no somos chiquitos?”. Hemos vivido muchas vidas musicalmente hablando y a nivel humano también. Hemos tocado, hemos hecho discos en los 90, en los 2000, en los 2010 y ahora ya estamos en promediando el 2020 y seguimos haciendo lo que hacemos. Así que es un viaje en el que se puede trazar una línea del tiempo muy rica. Nuestra música ha sido afectada por lo vivido también, por la tecnología, por las distintas etapas de movimientos políticos, sociales, y uno siempre va surfeando todo eso, tratando de imprimir su sello en la música.
-¿Sentís que has ido reinventándote o todos esos estilos conviven permanente en vos?
-Creo que me reinvento, pero también me gusta hacer uso de las cosas que me representan. Hace unos años estaba de moda el reggaeton y no es que me puse a hacer reggaeton. Una vez que encontré cuáles eran las músicas y los estilos que me salían natural, profundicé en eso. Desde hace unos años para acá creo que puedo moverme, porque dentro de las coordenadas de la música de uno también se puede hurgar un montón y buscar la mejor canción dentro del estilo que uno haga. Me gusta moverme, me gusta ir cambiando, pero también me gustan las cosas que me representan
- En 2023 lanzaste “Aqua di Emma” que exploró sonidos distintos. ¿Ese disco marcó el inicio de una nueva etapa en tu carrera?
-Lo que tuvo este disco, que fue el primero de estudio post pandemia, fue que arrancó una una etapa que continúa cuando lance este próximo disco que ya tiene nombre…
-¿Cómo se llama?
-Se llama “Mi año gótico”. (Continúa) Y entonces terminé de hacer "Aqua di Emma" y a los pocos días ya estaba en el estudio de nuevo continuando algunas canciones que habían quedado fuera. Usé el impulso de hacer de "Aqua di Emma" para continuar, influenciado por esa nueva etapa que te digo que nació con ese disco. Me gustó esta cosa de no parar entre disco y disco, de componer, escribir y buscar nuevos sonidos. Es el trabajo que más me gusta dentro de la música.
-Tus últimos dos singles, “Supersuave” y “Elástico” son el inicio y el final de una historia?
-Sí, jugando un poco también con estas ideas de ser como un actor y de ir contando diferentes historias. El disco nuevo tiene un poco de eso. Por lo tanto estas dos canciones van a ser la número uno y dos de “Mi año gótico”. No tengo esta cosa del hermetismo de cómo uno va contando las cosas, sino que lo siento natural. También hay una cosa un poco conceptual, una especie de carrete de canciones, inclusive a nivel sonido estas dos canciones tienen algo que las une, y a lo largo del disco pasa eso, como duetos dentro del disco que lo hacen entretenido y que te meten en una, como se dice.
-Convengamos que la lógica del algoritmo nos quitó la belleza del disco conceptual de los ‘90
-Sí, digamos hasta los 2000. Todos los conceptos de los discos son algo en lo que los artistas trabajaban a la par de las canciones. El disco lo terminaron de masterizar hace unos días y algunas canciones quedaron fuera porque se refuerza más una idea sacándolas que dejando esas canciones. Y por suerte tengo una especie de baúl bastante grande para después hacer justicia al algoritmo y seguir sacando música. Creo que van a ser unos años de ir tirando cosas y que la gente a la que le gusta mi música pueda estar alimentada.
Emmanuel Horvilleur.jpg
msofiamaffioli
-En los videos, parece que con Brenda Gandini fueran una pareja de toda la vida ¿Cómo surgió esta colaboración?
-Tengo una amiga con la que trabajamos el tema de los del vestuarios y un día la lookeó a Brenda y vi una historia de ella morocha, como que tenía esa cosa de actriz europea o inclusive también de un Hollywood antiguo. Yo estaba en la búsqueda de algo por ahí, de una actriz con glamour. Así que la llamamos para el primer video, “Supersuave”. La canción “Elástico”, que es el segundo corte, dice: "Este drama ya se hizo elástico mal." Está bueno eso de poder hacerle justicia a las ideas y a lo que uno va escribiendo. Nosotros le ponemos esa cabeza a las cosas.
-Ya me contaste el nombre del disco, pero ¿Tenés la fecha de lanzamiento?
-Sí, entre octubre y noviembre, seguro.
Vino a la Nave, el ciclo musical y gastronómico que se impone
El ciclo Vino a la Nave, que comenzó en 2024, tiene este año seis fechas previstas. La primera tuvo lugar el 29 de marzo con la presencia de Pasado Verde, Anyi y Portobel, la segunda entrega con El Zar, el 26 de abril y la tercera, esta noche con Emmanuel Horvilleur.
Estos eventos se caracterizan por mixturar música con vino y gastronomía, además de actividades en espacios interactivos, música durante todo el día y una zona Chill-Out con lugares indoor y outdoor para disfrutar entre amigos.
Ciudad de Mendoza acompaña este ciclo desde sus inicios con la presencia de grandes bandas como las ya mencionadas, además de Koino Yokan, Gauchito Club, Silvestre y la Naranja, entre otras. Bandas nacionales y locales protagonizarán la propuesta organizada por Nero Producciones, que cerrará en noviembre con un festival al aire libre en los jardines de la Nave.
En esta oportunidad, se pueden adquirir dos tipos de entradas:
-Entrada Andes Origen, que incluye acceso al evento y a los shows, con una lata cerveza andes origen pero no incluye degustación de vinos, a 32.000 pesos.
-Entrada degustación, que incluye cuponera con 4 degustaciones de vinos y acceso a los shows, además de vaso copón de cristal, por 45.000 pesos