Pero a lo largo de los años, "El Eternauta" ha sido reinterpretado en diferentes contextos, lo que ha permitido que la obra se mantenga vigente. Su impacto ha llegado mucho más allá de la historieta, influyendo en la literatura, el cine y la cultura popular.
Su impacto social, cultural y político
En su núcleo, "El Eternauta" es una historia de supervivencia, ya que lo que la distingue no es solo su temática de ciencia ficción, sino el mensaje de resistencia y solidaridad que impregna toda la obra. La figura de Juan Salvo se convierte en un símbolo de lucha, no solo contra los invasores, sino también contra las adversidades que surgen dentro de una sociedad traumatizada.
Este sentido de solidaridad y resistencia resonó especialmente en la sociedad argentina de los años 50 y 60, tiempos de grandes tensiones políticas y sociales. La historieta apeló a un sentimiento de unión frente a la adversidad, un tema que trascendió las páginas y se instaló en la conciencia colectiva del país. La lucha de Salvo y sus compañeros se convirtió en una metáfora de la resistencia popular frente a la opresión y la violencia.
A nivel cultural, "El Eternauta" marcó un hito al introducir una nueva forma de narración en la historieta argentina, desafiando las convenciones de su tiempo. Oesterheld logró romper con los esquemas tradicionales de la narración gráfica desde los primeros diálogos, en los que un narrador que podríamos identificar como a él mismo recibe en su estudio la visita de un Juan Salvo "teletransportado", quien le cuenta los hechos. A través de sus complejos diálogos y la profundidad de sus personajes, logró hacer de "El Eternauta" una obra literaria en sí misma, más allá de una simple historieta de aventuras.
Y sí, el impacto político de "El Eternauta" es quizás el aspecto más significativo de la obra. En sus primeras publicaciones, no parecía estar directamente relacionada con la política, pero la alegoría del autoritarismo y la represión se fue haciendo cada vez más evidente, especialmente a partir de que se publicara la segunda parte del cómic, en el sangriento año 76', a la que Oesterheld le imprime connotaciones políticas más evidentes.
¿Qué vieron los lectores con los años? Que la trama de "El Eternauta" refleja la lucha contra un enemigo implacable y desconocido, lo cual se puede leer como una metáfora de los mecanismos autoritarios que coartan la libertad y el pensamiento crítico. Además, la invasión de los "Ellos" y el congelamiento de Buenos Aires pueden interpretarse como una representación simbólica de las dictaduras militares. La figura del "enemigo invisible", que no se ve pero está presente en todas partes, encarna la opresión que se vivía en los asfixiantes años de Onganía y, especialmente, en el Proceso.
Publicada en plena Guerra Fría, "El Eternauta" fue sumando capas de interpretaciones a lo largo de la historia. Y en algún punto, se volvió en un símbolo de lucha contra toda forma de autoritarismo, como si ella misma prefigurase la historia de su propio creador: Oesterheld sería secuestrado en 1977 y probablemente asesinado en 1978; sus cuatro hijas (todas de entre 18 y 25 años, dos de ellas embarazadas) y dos yernos también fueron víctimas del terrorismo de Estado.
Una historia que no se resignó a desaparecer
Tras la desaparición de Oesterheld, otros autores se encargaron de continuar la saga. En 1983, Alberto Ongaro asumió la tarea de escribir "El Eternauta III", con dibujos de Oswal y Mario Morhain, quienes se inspiraron en diseños de Solano López. Aunque esta nueva parte intentó incorporar elementos de la historia original, muchos críticos la vieron como una desvirtuación.
La serie continuó con una serie de historias que exploraban distintos aspectos del universo de "El Eternauta", como "El Eternauta: El mundo arrepentido" (1997), en la que Solano López dibujó por primera vez sin las palabras de Oesterheld, y que fue la primera en presentarse a color. Y "El Eternauta: Odio cósmico" (1999), que intentó integrar en un solo libro de cómics todas las versiones anteriores en un solo universo narrativo.
Y lo expansión siguió con "El Eternauta: El regreso" (2003, realizada por Pol y Solano López, donde se omite la segunda parte de Oesterheld), "El Eternauta, el regreso: La búsqueda de Elena" (2006, también con Pol y Solano López), "El Eternauta: El atajo. La batalla de la Biblioteca Nacional" (2007, Juan Sasturain y Solano López), "El Eternauta: El perro llamador y otras historias" (2010, Sergio Kern y Solano López, Salvador Sanz, Cristian Mallea y Enrique Santana) y "El Eternauta, el regreso: El fin del mundo".
En 2011, la muerte de Solano López pareció ponerle a esta historieta un punto final. Sin embargo, el último "desprendimiento" fue "El manuscrito" (2016), con guion de Marcelo Pulido y dibujos de José Massaroli, que cuenta la historia del Germán narrador, que escucha la historia de Juan Salvo y debe frenar la invasión extraterrestre.
Adaptaciones de "El Eternauta" fuera del cómic
A fines de la década de 1960, el estudio argentino Gil & Bertolini emprendió uno de los primeros intentos de llevar "El Eternauta" a la pantalla. Este proyecto consistía en la realización de un cortometraje piloto para televisión que, en principio, debía ser una animación realizada mediante la técnica de rotoscoping. Con la colaboración del propio Germán Oesterheld, quien participaría personalmente en la introducción con actores vivos, el cortometraje fue una tentativa pionera que sin embargo no logró concretarse debido a dificultades financieras.
El cine también ha intentado dar vida a "El Eternauta", pero las dificultades económicas y creativas han sido un obstáculo recurrente. Ya anticipamos que en varias ocasiones, directores de renombre como Adolfo Aristarain, Fernando "Pino" Solanas y Lucrecia Martel se mostraron interesados en adaptar la obra, aunque los costos de producción impidieron que el proyecto llegara a buen término.
A pesar de estos intentos fallidos, "El Eternauta" sí tuvo presencia en el cine con el documental "La mujer del Eternauta" (2011), dirigido por Adán Aliaga. Este trabajo, que se centra en la vida y lucha de Elsa Oesterheld, viuda del creador de la historieta, rindió homenaje a la historia detrás de la obra y su impacto en la cultura popular. El teatro y el radioteatro también vieron adaptaciones.
Sobre la serie de Netflix
Con Bruno Stagnaro ("Pizza, birra, faso" y "Okupas") al timón creativo y guiones coescritos junto a Ariel Staltari, la serie de seis episodios se rodó durante 100 días en 35 locaciones reales—desde el Estadio Monumental hasta túneles del subte Linea A—complementadas por 25 sets de Virtual Production que congelaron digitalmente la ciudad. Ésta es una técnica que combina imágenes en vivo con gráficos generados por computadora (CGI) en tiempo real, utilizando tecnologías como la captura de movimiento y la cinematografía virtual para crear entornos inmersivos durante la filmación.
“['El Eternauta'] Tiene mucho que ver con ese héroe que de alguna manera va circulando en el resto de los otros personajes, que se van apoyando el uno con el otro. Una cosa elemental que tiene es que nadie se salva solo: ahí circula algo de ese espíritu tan argentino", explicó Stagnaro a Clarín, sobre el significado que quiso imprimirle a la serie.
"Es una épica del hombre común: una resistencia inconmensurable de un grupo de amigos que tienen como armas la solidaridad y el ingenio: esas son cosas muy argentinas (...) Buscamos los elementos que pudieran darle a la serie una idiosincrasia local, apoyados en cosas que ya estaban en el ADN de la historieta 'El Eternauta'. Esta es básicamente una historia de supervivencia, pero también de amistad”, remarcó.
Para preservar la fidelidad, llamaron a un ojo externo pero sumamente válido: Martín M. Oesterheld—nieto del autor—que ofició de consultor para preservar la carga simbólica de la obra, pero que aún así no pudo evitar ciertos "retoques" en esta adaptación. La más evidente es que Stagnaro, experto retratista de los suburbios porteños (recordemos "Okupas"), decidió reambientarla en la actualidad. Y, por lo que se sabe, tampoco es una transposición literal de la historieta, cuya primera viñeta nos sitúa fuera de la casa de un Oesterheld metaficcionalizado en plena noche estrellada, con la ventana de su "cuarto de trabajo" iluminada.
Pero si hay algo que está en boca de todos, y ayudará a la proyección internacional de la serie, es la participación de Ricardo Darín. Su elección en el papel de Juan Salvo causó sorpresa entre los lectores más ávidos de la historieta.
Es que el personaje gráfico rondaba los 30 años, pero Darín tiene 68. Aún así, la elección fue muy certera, porque difícilmente un papel tan contundente pudiera ser interpretado por otro actor argentino. Juan Salvo es un hombre aguerrido que ha vivido y ha visto todo. Su edad, advierten los más optimistas de este enfoque, servirá para sumarle poder dramático a la serie.
Junto a él, César Troncoso, Marcelo Subiotto y el propio Staltari encarnan a los improvisados milicianos que atraviesan techos nevados con trajes herméticos inspirados en los bocetos originales de Solano López, actualizados por la diseñadora María Battaglia.
Con un presupuesto que, según fuentes cercanas a la producción, roza los 15 millones de dólares —cifra inédita para una serie argentina—"El Eternauta" se inscribe en la estrategia de Netflix de consolidar polos creativos fuera de México y Brasil en Latinoamérica. El vicepresidente de contenidos para Latinoamérica, Francisco Ramos, lo resumió así: "Al margen de que la Argentina tiene una tradición muy poderosa de producción cinematográfica, no existe una tradición en la ciencia ficción, ni en el audiovisual argentino y latinoamericano, de una serie como 'El Eternauta'. Creo que la producción empuja hacia delante las capacidades locales instaladas. Eso va a ser un antes y un después para la industria audiovisual argentina: un motor de renovación en las formas en que se produce. Una muestra de competitividad ante el resto del mundo".
La posproducción se realizó en The Framestore Company (Londres) y en el flamante polo de efectos de Cinépolis Buenos Aires, con más de 1.400 tomas retocadas digitalmente. “Es nuestra Guerra de los mundos rioplatense ”, bromeó el productor ejecutivo Matías Mosteirín, quien confirmó que se diseñaron tres especies alienígenas distintas, todas inspiradas en la iconografía original: los cascarudos, los gurbos y los manos, renderizados en volumetría 4D.