Camila Lucca. La mendocina que baila para Lali, María Becerra y Tini

Con una carrera que va desde el Teatro Colón hasta las giras internacionales con Tini y Lali, la bailarina mendocina Camila Lucca habla sobre su presente.

Nacida en Guaymallén, Mendoza, Camila Lucca supo desde temprano que su destino no estaba marcado por las profesiones tradicionales de su familia. Hija de un empleado público y una docente, a los 13 años encontró en la danza un lenguaje propio, una forma de expresión que con el tiempo se convertiría en su modo de vida. Hoy, radicada en Buenos Aires desde hace casi una década, es una de las bailarinas más destacadas de la escena artística nacional.

Su primer aprendizaje en la danza los hizo en la academia de Sabrina Suden, en Mendoza. Luego, ya decidida a profesionalizarse, ingresó al Instituto Fundación por el Arte, donde cursó la Tecnicatura en Danzas y se formó en distintos estilos. A la par, integró una crew de hip hop con la que viajó a competir a nivel internacional en Las Vegas, y aprovechó esa oportunidad para tomar clases en Los Ángeles, una experiencia clave en su formación.

De gira

Su carrera dio un giro definitivo en 2015, cuando se instaló en Buenos Aires en busca de nuevos horizontes. Desde entonces, Camila ha trabajado en espectáculos de gran escala: fue parte del Ballet del Teatro Colón, bailó en la apertura del programa de Susana Giménez —incluso en su reciente regreso a la pantalla— y participó del staff de artistas como Chano, Tini y Lali. Pero fue en 2017 cuando comenzó una etapa fundamental de su carrera: la gira con Tini Stoessel.

“Fue de las experiencias más completas de mi vida. No era tan común en su momento hacer tours con artistas en Argentina. Viví muchas cosas: trabajar con coreógrafos internacionales, adaptarme a diferentes climas y escenarios, ser la dance captain del equipo… todo eso me ayudó mucho a crecer, no solo en lo laboral, sino también en lo personal”.

Después de tres giras mundiales con Tini, en 2022 llegó a una nueva etapa: una audición cerrada para el primer Vélez de Lali Espósito le abrió la puerta a un nuevo equipo de trabajo y a una conexión artística diferente. “Trabajar con Lali significa mucho. Admiro profundamente su arte, su compromiso y todo lo que conlleva su hecho artístico. Además, el equipo es una masa y coreográficamente implica una exigencia y dificultad hermosa que me encanta experimentar”, confiesa Camila.

Integrar un elenco de ese nivel implica mucho más que saber ejecutar una coreografía con precisión. “Es una gran responsabilidad, porque no solamente tenemos que estar disponibles en lo que conlleva nuestro rubro, sino que también debemos estar muy atentos a otras cosas además de nuestra área. El trabajo en equipo es clave para que el show fluya y salga como corresponde”, explica. Y agrega: “De gira, los tiempos son complicados. A veces no dormimos lo suficiente, los horarios, los venues y los escenarios cambian constantemente, y el cansancio se siente. Por eso hay que estar preparados física y mentalmente para afrontar imprevistos y resolver de la mejor manera posible, siendo profesionales y compañeros”.

Mendoza y la danza

Aunque buena parte de su carrera se consolidó en la Capital Federal, Lucca no olvida sus raíces. “En Mendoza hay mucho talento, versatilidad y una gran cantidad de propuestas. Pero todavía, sin generalizar, está ese concepto de pertenencia distorsionado, que muchas veces impide una mayor unión entre los grupos, ámbitos o estudios”, observa. En cuanto al panorama nacional, es crítica pero realista: “Sé que la danza hoy no se considera indispensable para la sociedad, pero en realidad el arte y el entretenimiento están completamente ligados a la educación y la salud. Los recortes afectan muchas áreas. Este año hubo muy pocas producciones artísticas, aunque por suerte en la segunda mitad empezó a remontar, aunque todavía no del todo bien remuneradas”.

Además de su trabajo como intérprete, Camila es profesora y dicta clases de coreografía y heels. Junto a otras dos docentes organiza seminarios internacionales con profesores de distintos países, una forma de seguir aprendiendo, compartiendo y creciendo en comunidad. “Me gusta bailar de todo”, asegura. “Y amaría poder pisar la mayor cantidad de escenarios posibles mientras tenga mi cuerpo y mi mente sanos”.

Consultada por sus proyectos artísticos, prefiere no adelantarse demasiado: “Por lo pronto, quiero disfrutar el momento presente y seguir enfocada en crecer y mejorar. No dejar de entrenar y de elevar lo que más pueda mi momento presente. Como proyecto personal, me gustaría seguir trabajando mi estilo, mi manera de transmitirlo en las clases. También, como intérprete, me encantaría seguir en la industria con otros artistas, explorar el teatro musical, lo audiovisual. Me gustaría también trabajar en otro país durante un tiempo prolongado”.

Camila Lucca representa una historia de perseverancia, talento y pasión por el arte en un país donde el camino para los artistas nunca es sencillo. Pero como ella misma lo afirma, con los pies en el presente y el deseo de seguir danzando hacia el futuro, “el show debe continuar”. (Producción: Ariel Búmbalo)

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