Pese a la baja de último momento de la visita del presidente Javier Milei, los asistentes al tradicional almuerzo de Bodegas de Argentina celebraron el impulso desregulador que se ha comenzado a vivir en el sector. Es que la vitivinicultura ha sido una actividad con diferentes regulaciones a partir de la Ley General de Vinos (14878) que establece límites, marcos y obligaciones del producto. En este contexto, el sector tiene al INV como principal organismo de control, entidad que ha ido flexibilizando diversas normas a partir de la nueva gestión nacional, con Carlos Tizzio al frente. Entre otros ejemplos, han ingresado en la categoría de vinos productos desalcoholizados o con menor gradación por citar algunos ejemplos.
Aunque la mayoría lamentó la ausencia del presidente Milei y su comitiva debido a la catástrofe por el temporal en Bahía Blanca, los bodegueros y enólogos celebraron el impulso desregulador que vive la industria. En especial porque otorga flexibilidad para tomar decisiones empresariales en medio de un contexto de fuerte baja del consumo del vino a nivel mundial que afecta a la Argentina y a todos los países productores en general. “Apoyamos la desregulación de las actividades y que se deje de intervenir desde un escritorio a la actividad económica real”, remarcó en su discurso el presidente de Bodegas de Argentina, Walter Bressia.
Agregó: “Insistimos en incentivar la demanda en lugar de regular la oferta ya que la cadena de valor se construye desde los consumidores hacia la producción, y no a la inversa”. Además de este apoyo, los empresarios solicitaron mayor apoyo en la lucha contra la Lobesia botrana así como una mejora en las condiciones de infraestructura y logística en general. A su turno, el gobernador Alfredo Cornejo prometió dar de baja la tasa estadística así como traer de nuevo a Mendoza la oficina de exportaciones que ahora funciona en Córdoba. Así, entre otros puntos, se solicitó “modificar la ley de vinos que impone restricciones a las empresas”.
En línea, el bodeguero Eduardo Pulenta comentó: “He cumplido 50 cosechas y si por algo estoy contento es porque se ha comenzado con la liberación de la actividad privada, que es lo que nos hace falta”. A su vez, Juan Schamber, gerente del Grupo Peñaflor y vicepresidente de BA, observó que desde esa institución creen que es bienvenida “toda medica que implique desregulación”. Agregó que los Estados no deberían intervenir en cuestiones que atañen directamente a la actividad privada más allá de acompañar con políticas para el crecimiento del sector. “Tampoco es un problema del Estado la liberación de vinos o situaciones como el acuerdo Mendoza-San Juan”, sumó Schamber.
Apoyo a la vinificación y desilusión por la postergación
En función de la caída mundial del consumo y de la particular que se da en el mercado local por la caída del poder de compra, algo que el sector celebró es que se podrá vinificar de manera diferida. Es decir, que se simplifica la elaboración del vino y que las bodegas podrán hacer mosto primero para, después y en función de las necesidades, producir el vino que necesiten, quieran o puedan vender. Algo que no estaba permitido. En realidad, dicha práctica tampoco será posible para la cosecha en danza y se espera que pueda concretarse para la próxima.
En este marco, la mayoría esperaba que esta desregulación se hiciera antes y lamentaron que deban esperar un año más para poder implementar esta práctica, novedosa para la Argentina. “Desde hace tiempo que Bodegas de Argentina lo pedía y, aunque nos llamó la atención que no se concretara para esta cosecha, creemos que es una medida beneficiosa”, subrayó la bodeguera Patricia Ortiz. Eduardo Pulenta, explicó que la posibilidad de no tener que vinificar todo de una sola vez luego de la cosecha, otorga mayor margen de maniobra sin perder las calidades. “Favorece porque podés no solo refrescar un vino sino que no necesitás elaborar todo y podés quedarte con el mosto para ver en qué mercado vas a entrar”, detalló Ortiz.
Del mismo modo, Silvio Alberto, winemaker de bodegas Bianchi, opinó que la vinificación diferida es positiva debido a que todo lo que lleve a la industria e innovar la favorecerá. “Otros países la tienen y no es nada malo, muy por el contrario”, expresó el enólogo. Agregó que la medida hará que la industria evolucione por lo que es clave para no quedarse atrás. Por su parte, Walter Bressia, también lamentó que no se llegara a esta cosecha con la resolución aprobada (es porque no quiso hacerse en medio de la vendimia) debido a que es una manera de “retrasar el aggiornamiento hacia los vinos que el mundo pide y necesita”.
Ajustes en la competitividad
Para los integrantes de Bodegas de Argentina, las desregulaciones y la flexibilidad a la hora de elaborar vinos se han convertido casi en una suerte de supervivencia. Es que la caída del consumo mundial es tan fuerte que la industria debe salir a ofrecer productos que estén dentro de las últimas tendencias de consumo. De este modo, la vinificación diferida no solo permitiría un mayor margen de maniobra en función de las distintas variables del mercado sino la posibilidad de elaborar más fácilmente y en menor tiempo los productos frescos, jóvenes, frutados o con menos alcohol que buscan los consumidores.
“Este tipo de desregulaciones nos permite mejorar la producción para que la gente no deje de tomar vino y pueda tener uno desalcoholizado o recién fermentado”, explicó Eduardo Pulenta quien se manifestó a favor de liberar la regulación respecto al trato de la materia prima. Tanto Patricia Ortiz como Walter Bressia expresaron que 2025 complejo para las bodegas. “Aunque este año vamos a volver a enfocarnos en la producción y no en el mercado financiero, las exportaciones a la baja muestran que el mundo no está fácil”, subrayó Ortiz. En la actualidad, todavía hay dudas acerca de qué pasará con el mercado estadounidense y los aranceles recíprocos mientras podría abrirse una oportunidad para entrar al mercado de Canadá que subió la barrera a los vinos norteamericanos.
Más allá de esto, desde Bodegas coincidieron en que las empresas deberán enfocarse fuertemente en ser más productivos y ver cómo salen a competir al mundo. “Todos estamos permanentemente tratando de vender más vino y ese es el objetivo, no ganar un campeonato mundial” puntualizó el gerente de Peñaflor. Walter Bressia destacó que si los impuestos siguen a la baja y la provincia acompaña y se logran establecer tratados comerciales, se comenzará a transitar un sendero diferente. “Vamos por buen camino”, se esperanzó el presidente de BA.