28 de julio de 2025 - 20:03

Boxeo: Locomotora Oliveras: la que convirtió la pelea en legado

Criada en la pobreza, Alejandra “Locomotora” Oliveras convirtió la adversidad en impulso. Con su magnetismo y potencia dejó una marca indeleble en el boxeo argentino.

Su legado, como su apodo, seguramente seguirá en marcha. Alejandra “Locomotora” Oliveras se crió en un contexto de vulnerabilidad, en Jujuy, y se abrió camino a puro coraje. El boxeo no solo le cambió la vida: fue la herramienta con la que transformó su destino. Convirtió la adversidad en impulso. En un mundo muchas veces hostil ,sobre todo para una mujer, encontró en los guantes una vía para hacerse oír.

Oliveras fue una figura excéntrica, magnética, que no pasaba desapercibida. En los pesajes sorprendía con body paintings que eran parte de su espectáculo, porque entendía que el show también se jugaba fuera del ring. Fue una campeona múltiple y protagonista de una época dorada del boxeo femenino argentino, contemporánea, y eterna rival, de la pionera Marcela "La Tigresa" Acuña.

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Locomotora Oliveras entendía que el show también se jugaba fuera del ring. 

Locomotora Oliveras entendía que el show también se jugaba fuera del ring.

Aunque solo se enfrentaron una vez, aquel cruce en el Luna Park, el 4 de diciembre de 2008, quedó en la historia. Una noche de gala para el boxeo femenino. Oliveras empezó dominando con potencia, pero en el quinto round una derecha de Acuña - más técnica, más medida- cambió el rumbo del combate. El fallo fue a favor de La Tigresa y, aunque el resultado alimentó la polémica, lo que siguió fue una rivalidad que trascendió el cuadrilátero.

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"Aquella noche en el Luna Park, Locomotora Oliveras y La Tigresa Acuña protagonizaron un duelo inolvidable. Un verdadero cruce de gigantes".

"Aquella noche en el Luna Park, Locomotora Oliveras y La Tigresa Acuña protagonizaron un duelo inolvidable. Un verdadero cruce de gigantes".

Fueron dos modelos distintos, dos formas de pararse en el ring y en la vida. La técnica frente a la furia. La estructura frente al instinto. Pero ambas marcaron una era. Y juntas, con sus peleas reales o simbólicas, despertaron el entusiasmo de muchas jóvenes que hoy suben al ring gracias a ese legado.

Oliveras fue más que una boxeadora. Fue símbolo, espejo, bandera. Y aunque ya no esté, su historia seguirá golpeando fuerte.

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