Trump se animó a lo que Biden no

La revocación de licencias petroleras forma parte de la estrategia de la administración de Donald Trump para presionar al régimen de Nicolás Maduro mediante sanciones económicas.

Días antes de que Estados Unidos generalizara la suba de aranceles, revocó la licencia de la petrolera francesa Maurel & Prom para operar en Venezuela, obligándola a cesar sus actividades antes del 27 de mayo de 2025. La decisión, tomada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) estadounidense, se enmarca en una serie de medidas que afectan a empresas extranjeras en el sector energético venezolano. La revocación de licencias forma parte de la estrategia de la administración de Donald Trump para presionar al régimen de Nicolás Maduro mediante sanciones económicas. En este contexto, Washington también ha revocado permisos a compañías como Repsol y Chevron, que anteriormente contaban con autorizaciones especiales para operar en Venezuela pese a las sanciones. Maurel & Prom recibió una “licencia de cierre” que le permite realizar las transacciones necesarias para finalizar sus operaciones en el país. La empresa aseguró que está evaluando el impacto de esta medida en consulta con sus asesores legales y mantiene diálogo con las autoridades estadounidenses.

Las sanciones han afectado significativamente la economía venezolana, que ha visto disminuir su producción petrolera en las últimas décadas. Actualmente, el país produce alrededor de un millón de barriles diarios, lejos de los tres millones que alcanzaba antes de la crisis. El presidente Trump defendió los aranceles y restricciones impuestas, afirmando que han tenido un fuerte impacto en el comercio petrolero venezolano. China, por ejemplo, ha reducido sus compras de crudo del país sudamericano ante el riesgo de sanciones secundarias.

Trump tomó así una decisión que Joe Biden no llegó a adoptar. El ex presidente demócrata se había limitado a pedirle al Congreso que “siguiera” el tema, pero no a que operara sobre él. Trump, en cambio, sostuvo que el acuerdo de transacción petrolera estaba vinculado a “condiciones electorales dentro de Venezuela, que no han sido cumplidas por el régimen de Maduro”, y que además “no ha transportado a los criminales violentos que enviaron a nuestro país al ritmo rápido que habían acordado”. Respecto a la economía venezolana, ésta enfrenta una nueva crisis por el desplome del bolívar digital, que superó los 100 por dólar tras una devaluación acelerada. En solo tres meses, la moneda perdió el 40% de su valor frente al dólar, impulsada por una inflación anualizada del 117%. Si la depreciación continúa, el salario mínimo y las pensiones podrían equivaler a solo un dólar mensual, lo que desmentiría la narrativa de estabilidad económica del gobierno de Maduro y favorecería a la oposición, que en las últimas semanas ha estado a la defensiva.

Pero el freno a la importación de gas y petróleo venezolano por parte de China e India ha sido específicamente trascendente. Estados Unidos ha impuesto un arancel secundario del 25% a todos los países que compren estos recursos a Venezuela, lo que ha provocado que China e India, sus principales clientes, frenen sus importaciones. Estas naciones representan más de la mitad de las exportaciones de crudo venezolano. El secretario de Estado, Marco Rubio, advirtió que EE.UU. no permitirá que otros países extraigan o exporten petróleo de Venezuela, acusando al régimen venezolano de corrupción y fraude electoral.

Ante esto, China ha adoptado una postura cautelosa, evitando desafiar abiertamente a Washington, pero pausando la compra de crudo venezolano. Por su parte, el gobierno chino teme que las refinerías privadas de su país se vean afectadas. En 2023, Venezuela produjo 921.000 barriles diarios, exportando 351.000 a China. Una empresa china que comercia regularmente con Venezuela ya decidió no comprar crudo en abril. India también podría verse afectada. En enero, sus importaciones de crudo venezolano alcanzaron los 254.000 barriles diarios, casi la mitad de las exportaciones totales de Venezuela. La empresa Reliance Industries, operadora del mayor complejo de refinado del mundo, ha anunciado que detendrá las importaciones debido a la suba arancelaria.

Al mismo tiempo, el secretario de Estado de los Estados Unidos volvió a visitar América Central y el Caribe. Rubio ha iniciado una gira por el Caribe enfocada en la seguridad regional y las relaciones bilaterales. Durante su visita a Trinidad y Tobago, destacó la cooperación en materia de seguridad y el combate al crimen transnacional, especialmente contra el Tren de Aragua. También se discutieron temas como energía y comercio, y el impacto de las sanciones de EEUU a Venezuela, que podrían afectar a Trinidad, que mantiene relaciones petroleras con Caracas. La gira de Rubio continúa con paradas en Jamaica, Barbados, Haití y Surinam. En Guyana, Rubio advirtió al régimen de Nicolás Maduro que un ataque militar al país vecino por la disputa territorial del Esequibo sería un "gran error" con graves consecuencias. La tensión sobre esta región se ha intensificado, especialmente tras los recientes movimientos de Venezuela y el respaldo de EEUU a Guyana. La administración de Trump ha expresado su apoyo a este país en su disputa, destacando los compromisos de seguridad y defensa en la región, incluida la colaboración militar con Guyana. Maduro respondió con amenazas y descalificaciones hacia Rubio, acusando al país vecino de acciones ilegales y rechazando las presiones externas. La situación ha escalado con la movilización militar en la zona. Además, Rubio subrayó que EEUU tomará medidas para contrarrestar cualquier agresión y protegerá a ExxonMobil, involucrado en la exploración petrolera en Guyana.

* El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

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