6 de julio de 2025 - 14:00

Modelo para armar (o desarmar)

En el tema electoral, por ahora Alfredo Cornejo solo tiene un modelo para armar que, cual castillo de naipes, puede desarmarse en el aire de un día para otro.

Nervios de punta. Esa es la percepción que sobrevuela los despachos oficialistas por la indefinición del rumbo electoral, y en particular, de un acuerdo con La Libertad Avanza (LLA).

La demora, si bien alienta a los radicales que nunca se convencieron de aliarse con los libertarios, abre numerosos interrogantes respecto a la resolución de lo que para muchos es una muy prolongada partida de ajedrez con resultado aún incierto.

Las negociaciones (si pueden así denominarse) parecen estancadas. Condicionadas a la definición en distritos con un calendario más próximo o de mayor peso relativo en el padrón nacional.

Una constante dilación que ha puesto a prueba la paciencia del gobernador que decide esperar, incluso, hasta último momento. Como para dejar en claro que si todo finalmente se frustra será por obra de los mileístas y no por mala predisposición cornejista.

Mal augurio en Corrientes

Esta semana, el fin del diálogo entre el gobernador radical de Corrientes, Gustavo Valdés y la Casa Rosada, quienes venían explorando un acuerdo similar al aquí pretendido, no sólo desnudó la estrategia libertaria con las provincias (incluso aquellas aliadas o dialoguistas) sino que activó aún más las alertas ya encendidas en Casa de Gobierno.

En la Mesopotamia, como en el resto del país -salvo provincia de Buenos Aires donde Axel Kicillof es el enemigo público número 1 a vencer por el oficialismo nacional- la consigna es "pintar todo de violeta". Esto implica dejar fuera de consideración tanto en el nombre de la lista, como en los candidatos, todo aquello que no sea una expresión libertaria pura. Es decir una imposición del nombre de la alianza (LLA), de su color identitario (el violeta) y hasta de los apellidos en la boleta, incluso, para la categoría provincial. Es decir, más que una confluencia una absorción, con la consecuente disolución de identidad. En este caso, radical.

Esa fue la queja de Valdés para dar por finalizada la posibilidad de un acuerdo que obliga a pensar si esa misma actitud no se trasladará a Mendoza.

Tratado de ingratitud

La generosidad no parece ser un atributo libertario, mucho menos el reconocer aportes y apoyos, tanto en el debate público, como en el contexto de la discusión parlamentaria en leyes que en su momento el Gobierno nacional consideró como "claves" y con las que Cornejo colaboró. Ya sea para plasmar el plan de acción de Milei como para contribuir a darle respaldo institucional.

Atrás parece haber quedado ese esquema ideal que logró otro mandatario radical, Leandro Zdero de Chaco, que a su frente local (similar a Cambia Mendoza le sumó el aval libertario). Eso es lo que en este tiempo Cornejo no logró cristalizar a pesar de sus múltiples gestos.

Evidentemente, hay interferencias notorias y con capacidad de obstrucción en una decisión final que meses atrás incluso se dio como un hecho. Hoy nadie se atrevería a asegurar qué puede suceder.

A Karina Milei le resulta más atractivo cerrar acuerdos en aquellas provincias donde se eligen senadores nacionales, a fin de fortalecer esa cámara del Congreso donde suelen naufragar los proyectos del Gobierno.

En el resto de las jurisdicciones, un mileísmo envalentonado busca medirse con su propio sello, en soledad, desafiando a la casta en todas sus expresiones y matices.

Nadie mueve

Por lo pronto ese stand by parece depender de algún movimiento que desde ambos bandos nadie quiere producir.

La idea podría resumirse así: acordar para luego unificar las elecciones -como pretende Cornejo-; o unificar primero para acordar después, como busca Milei, ya que temen que finalmente el gobernador haga uso de sus atribuciones y desdoble como efectivamente también podría suceder ¿Qué será primero? ¿Qué lógica se impondrá en la negociación? ¿Hasta dónde la mutua desconfianza abrirá paso al objetivo común que parece no ser tal?

Como se ha dicho, Cornejo tiene hasta el 18 de julio para resolver ese intríngulis y evitar que su propio hartazgo lo lleve a decidir sin contemplar esos costos que ahora sopesa con tanta cautela.

Si finalmente no hay acuerdo, el cornejismo entusiasmó a Julio Cobos para ser candidato no sólo por su buen posicionamiento en las encuestas -a pesar del paso del tiempo-, sino también porque su discurso es en extremo crítico del Presidente y sus políticas. Es decir, de ser un posible socio, Cornejo podría terminar impulsando en la lista de Diputados nacionales a un postulante incómodo para la Casa Rosada.

Esa opción ofrecería más tranquilidad a los radicales, pero también le abre las puertas a una derrota nunca deseada, pero posible. Equilibrios que se ponen en la balanza a la hora de todas las decisiones.

Sin embargo, no sería ese el único riesgo, pues es probable que en ese escenario explote la interna radical, si Luis Petri decide soldar su lealtad a Milei acompañando al armado presidencial en vez del de Cambia Mendoza. Una decisión también difícil para el ministro de Defensa, en especial si esa lista libertaria local termina aglutinando a detractores de Cornejo...

Para mayor complejidad, la discusión electoral se da en un contexto de tensión en aumento entre la Nación y las provincias, producto de la baja de los recursos que genera el ajuste de Milei, que hasta retacea los fondos que por ley debe distribuir a los gobernadores como es el Impuesto a los Combustibles y cierra el grifo de los envíos discrecionales vía Aportes del Tesoro Nacional (ATN), además de vaciar partidas como la de obra pública. En esa dirección, un proyecto de ley que Mendoza suscribe, apunta a arrancarle, por ley, lo que Milei no quiere entregar en pos de sacrificar el equilibrio fiscal.

Algo similar a lo que sucede con el intento de darle previsibilidad al financiamiento universitario que nucleó a la oposición días atrás. Todas iniciativas que alteran el humor de la Nación, pero de las que Cornejo tampoco puede despegarse porque afectan sus propios intereses, ya sea de gestión o políticos.

Sin tiempo ni ruta

En un escenario donde se espera que el distanciamiento entre las provincias y el poder central se incremente, el gobernador desearía ya tener resuelto su hoja de ruta electoral.

Por ahora solo tiene un modelo para armar que, cual castillo de naipes, puede desarmarse en el aire de un día para otro. O por el contrario, ejecutar una alternativa llena de desafíos capaces de poner a prueba sus dotes de conductor.

Un rompecabezas al que le faltan piezas que algunos esconden y que otros, directamente, no quieren jugar.

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