28 de agosto de 2025 - 00:00

Milei, el FMI y la Economía de Argentina

Milei proclama No Hay Plata, pero para mantener el superávit y evitar la disparada del dólar, sucumbe ante la presión de los bancos y financistas, tanto nacionales como extranjeros, pagando tasas de interés hasta del 65%, lo cual provoca más paralización del crecimiento económico.

El último informe de FMI de julio 2025 analiza la marcha del programa económico. Destaca que el superávit fiscal logrado hasta mayo fue positivo. Advierte el crecimiento del déficit de dólares debido a mayores importaciones, turismo en el extranjero y compra de dólares para ahorro.

Reclama más consensos políticos con la oposición para avanzar en las reformas estructurales, como la mencionada de jubilación. Con Milei y su equipo esto parece imposible de lograr. En la fiesta de la Sociedad Rural en julio, prometió no insultar más, luego que el diario La Nación publicara un artículo sobre el comportamiento del presidente y su adicción a los insultos de todo tipo, pero con una preponderancia a las connotaciones sexuales.

El FMI confirma la política de incrementos tarifarios y enfatiza que “cualquier reducción de impuestos (como los realizados por Milei al de bienes personales para el sector de mayores ingresos y retenciones al campo y a la minería, entre otros), deberá estar condicionada a la compensación con aumentos permanentes de ingresos a través de impuestos o, en su defecto, a recortes de gastos de otros sectores para preservar el superávit fiscal”.

Este último condicionamiento del FMI obliga a los neoliberales de Milei-Caputo y a otros conocidos neo liberales que gobernaron en otras épocas pasadas, a vetar el aumento del 7,2% a Jubilados y Pensionados y el bono de $ 110 000, aduciendo que pondría en riesgo el superávit fiscal que tanto le impone el FMI. Esto es una mentira, el Senado demostró de donde saldría el financiamiento sin poner el peligro el plan de superávit.

Milei proclama No Hay Plata, pero para mantener el superávit y evitar la disparada del dólar, sucumbe ante la presión de los bancos y financistas, tanto nacionales como extranjeros, pagando tasas de interés hasta del 65%, lo cual provoca más paralización del crecimiento económico. En el primer semestre del 2025, con una economía que necesita siempre tomar deuda, el gobierno se vio obligado a pagar intereses de la deuda interna, generada por emisión de todo tipo de bonos, unos 34,4 billones de pesos, mientras que en igual periodo las erogaciones por jubilaciones y pensiones fueron de 25 billones. Para esto sí que hay plata.

El mismo informe del FMI, aunque de una manera disimulada, porque debe defender a este gobierno, menciona una transferencia, ocultada con tecnicismos, por casi $12 billones del Banco Central al Tesoro para que pudiera cumplir con vencimientos de bonos en semanas de fuerte tensión financiera. Esto fue pura emisión de moneda, aunque Milei-Caputo aseguran que mantienen emisión cero.

La inflación gira alrededor del 2% mensual, lo cual es alta porque estamos hablando de un 27 % anual y con un fuerte ajuste de por medio. A año y medio de gobernar no logró bajar la inflación a cero como prometió, como tampoco lo hizo Macri-Caputo, con la pobreza cero que prometieron.

Hay una religión enfermiza de Milei-Caputo y es seguir insistiendo en una política económica que solo sirve para cumplir sus compromisos con la administración de Trump y el FMI. Como la economía real no avanza, necesita de dólares, que entran solo para la bicicleta financiera o tomando deuda.

Llama la atención que los empresarios de sector de la producción solo hacen reclamos tibios ante una economía estancada, que cuenta con escasas inversiones, con caída de la producción interna, con caída de las ventas y aumento de la desocupación.

Milei permite importaciones de todo tipo. Estas están afectando la supervivencia de lo que queda de la industria nacional y hasta una decena de empresas extranjeras están vendiendo sus negocios para marcharse del país. En este año y medio cerraron unas 30 000 entre empresas y comercios.

La clase empresarial Argentina hace años que perdió su sensatez en su posición de cuál es la política económica que necesita el país para su desarrollo sostenido. Se conforman con un crecimiento bajo y con saldos exportables que apenas alcanza para pagar la deuda externa. No cuentan con un plan de desarrollo profundo, con definiciones de etapas, que desarrollar en cada una de ellas y como se financiaran las inversiones necesarias.

Hay un patrón que se repite, el cuál al ser analizarlo sin cegueras ideológicas, muestra que cada vez que tomamos deuda externa y que no fue para inversiones de producción, al país le fue mal. Los únicos sectores que se beneficiaron fueron la banca y las finanzas. Y como resultado nos quedó una tremenda deuda a pagar.

En diciembre de 2024, el stock la deuda que tomó Macri-Caputo con el FMI sumaba 42 181 millones de dólares, los intereses estimados a pagar entre noviembre de 2024 hasta agosto de 2034 serán 13 781 millones. El total del préstamo más sus intereses, costará al pueblo argentino la suma de 65 362 millones de dólares.

Desde que asumió el binomio Milei-Caputo, tomo hasta la fecha, 14 000 millones de dólares del FMI y 8 000 del BID. Sumando a los anteriores, los bonos emitidos atados al dólar, en total dan unos 42 500 millones de dólares a pagar.

Entonces la pregunta es si es tan, pero tan importante, tener superávit fiscal si necesitamos endeudarnos cada vez más, el Banco Central no puede acumular reservas, el riesgo país no baja, la inflación anual de un 27% es alta, la economía crece poco, la desocupación aumenta y los ingresos del Estado disminuyen.

Países vecinos tienen déficit fiscal, acumulan reservas, inflación anual de un dígito y riesgo país menos de la mitad del nuestro.

* El autor es ingeniero electromecánico-UBA.

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