La correcta limpieza de todos los espacios del hogar, incluido el baño, es una de las tareas prioritarias en cualquier familiar.
Mantener la limpieza del hogar es una tarea esencial, aunque muchas veces resulta agotadora. Entre los distintos elementos que requieren mantenimiento, la flor de la ducha suele pasar desapercibida hasta que la acumulación de sarro y residuos empieza a afectar el flujo de agua.
Esto no solo disminuye la presión del chorro, sino que también puede generar manchas y malos olores. Es por ellos que existe un método casero simple y efectivo para limpiarla sin necesidad de comprar una nueva.
Para comenzar, hay que desenroscar con cuidado la flor de la ducha. En algunos casos, puede ser necesario utilizar una llave ajustable si está demasiado apretada. Luego, colocarla en un recipiente lo suficientemente grande y sumergirla en vinagre de alcohol, asegurándose de que quede completamente cubierta. Se recomienda dejarla reposar durante al menos 20 minutos para que el vinagre disuelva la acumulación de cal y suciedad adherida.
Después de este tiempo, retirar la pieza y emplear un cepillo de dientes suave para frotar los orificios y eliminar los restos de sarro. Es importante evitar el uso de esponjas abrasivas, ya que podrían dañar la superficie del material. Si los orificios siguen obstruidos, se puede utilizar un alfiler o un clip desplegado para destaparlos con mayor precisión.
Si la acumulación de suciedad es severa, repetir el proceso o aumentar el tiempo de remojo puede ser de gran ayuda. En caso de que la ducha en sí también presente restos de sarro o moho, aplicar la misma técnica permitirá mejorar su funcionamiento general y evitar problemas en la salida del agua.
Por último, una vez que la flor de la ducha esté completamente limpia, enjuagarla con abundante agua y volver a enroscarla en su lugar. Con este método, es posible prolongar su vida útil y garantizar un mejor rendimiento sin necesidad de recurrir a productos químicos agresivos.